Texto publicado por Fer

Nota: esta publicación fue revisada por su autor hace 8 años.

A bordo de La Luz de la luna, el mejor hotel de Monstruocity, cuarta parte

Pedimos parrillada para 4, Wendy y su mamá van a compartir una ensalada de diferentes especies vegetales, y yo seguro les voy a robar un poco para probar.
Al rato llegó la parrillada, de la mano de la camarera (tengo una suerte con las mujeres) tan dulce y simpática que estuvo recomendándonos un montón de cosas para disfrutar en este hotel, y nos preguntó sobre todo a Wendy y a mí un montón de cosas sobre nosotros.
Eran 2 parrillas que hervían cada una a un lado mío. A mi izquierda estaba mi viejo, y a mi derecha Wendy.
Trajeron las papas fritas que estaban deliciosas, además de doradillas como me gustan a mí, y re calientes como negro en baile. Trajeron la ensalada vegetariana.
Yo probé prácticamente todo, incluso les robé ensalada a Wendy y su mamá. En la parrillada teníamos chorizo, tanto de vaca como de chancho, morcilla, chinchulín, riñón (de vaca y de chancho que me encantó y nunca lo había probado) matambrito tiernizado, molleja, lechón, y para el final lo mejor de todo, ¡alto cordero!
Fue un montón lo que comí, más de lo normal, comí como hacía casi una década no comía, porque todo estaba tan tierno y delicioso de sabor.
Mientras tanto, hablábamos prácticamente de todo, pero en una de esas de pronto Wendy me sorprende.
-¡Mirá esto Javi! -me grita. Hago la mirada para donde ella me señala, y veo 2 botones uno al lado del otro en una esquina.
-¿Para qué serán? -pregunté.
-¿A ver pivitines? -dijo mi viejo. -Mepa que uno es para pedir la cuenta y el otro para llamar al mosaico...
-¿Lo probamos amor? -le dije a Wendy.
-Na, -dijo mi viejo, -no jodas al mosaico (mozo y en este caso mujer) aparte no conviene que te pongas a jugar con esto...
-Ya sé, pero para ver qué hace... -dije, y sin más apreté el botón de la izquierda que era para llamar a esta dulzura de camarera.
-Disculpame mamita, -le dije, -pasa que... es impresionante... -le dije con las pocas palabras que me salían y haciéndole señas con esos 2 botones triangulares.
-Ah, ¿viste corazón lo que es? -me dijo orguyosa.
-¿Pero cómo reciben la señal? -pregunté con curiosidad, -o sea yo apretó uno de estos botones y...
-Vení amor, vamos a la cocina un segundo y te muestro, -dice con una mirada dulce.
Ahí nomás, nos levantamos y me llevó hasta la cocina.
-¿Puedo venir yo también amores? -dijo Wendy con otra mirada dulce tanto para la camarera como para mí.
-Sí, cómo no, hermosa, -dijo la camarera.
AHora sí, en la cocina, al lado de la heladera en la pared nos mostró una extraña pantalla.
"Son terribles con estas maquinitas" pensé.
-Amor, ¿ves esta pantalla? Cuando alguien presiona uno de esos botones se encienden 2 luces diferentes, una nos indica como podrás leer ahí debajo que nos llaman por cualquier cosa, y otra que nos piden la ccuenta, y ahí nosotros ya podemos llegar con la cuenta, sin tener que ir y venir como ya se conoce...
-Huy ¡son re modernos!
-Sí, ¿viste? ¿Cómo es tu nombre, hermoso? -me preguntó la camarera, de unos 24 años tal vez, dulcemente.
-Javier, -le dije, -si querés podés decirme Javi.
-¿Cuántos años tenés?
-Tengo 23 mamita, ¿vos?
-¡Wow! ¡y yo tengo 22!
O sea la herré por 2 años menos que tiene.
-¿Vos sos la novia? -le dijo a Wendy.
-¿Sabés que no sé?
-¡Cómo que no sé! -dijo sonriente.
-Sí, pasa que ya no sabemos si somos novios, o amantes, o amigos pero amigos con derecho, mi novio oficial es otro, es aquel chico que está allá en la mesa con nosotros.
-Pero de todos modos estamos muy enamorados y nos gusta mucho acostarnos, hacer el amor, y luego hacemos muchas actividades juntos...
-Corazón, -dijo la camarera, -cuidado con eso, no confundas amor con deseo, no están enamorados, están calientes, se desean, quieren cachar, besarse y todo eso, pero no hay amor, ¿entendés Javi?
-Bueno, no es tan así tampoco, -dijo Wendy, -no hay amor de pareja, pero sí hay un amor o cariño muy profundo entre él y yo, es un amor como de 2 amigos de toda la vida o hermanos de toda la vida, pero también tenemos relaciones porque...
-¡Porque yo vivo caliente por ella y tanto le insistí hasta que accedió y ahora es mía! -dije apresurado con orguyo.
-Aaah buuee... -dijo... ahora le voy a preguntar su nombre, -o sea que vos, ¿cómo es tu nombre?
-Wendy, amor.
-Bueno, vos Wendy en su momento le dijiste que no, ¿verdad?
-Huf... millones de veces le dije que no, pero... imaginate que Javi es como el viento, no se lo puede parar ni por más intentos de frenarlo que hagas, te lo digo de mujer a mujer. Pero además de insistir tanto, logró atraerme, y acá estamos, dándonos la gran vida de amantes o algo así, menos mal que mi novio no nos escucha...
-Te voy a ser sincera Javi, no solo lograste atraer a Wendy... ¿me vas a creer que a mí también? -me preguntó de repente con ciertos nervios.
-No me sorprende para nada corazón, -le dije, -es más, me alegra un montón atraerte a vos ta´mbién...
-¿En serio me decís cariño?
-¡Sí! ¡Es más! ¿Querés que te de un beso en los labios?
-¿No tenés problema Wen?
-No, para nada, bésense un poco delante mío, quiero ver eso, háganlo acá en la cocina que es mucho más excitante...
-Síiiii, ¡totalmente! -dije regocigándome.
Y ahí nomás (le prometo, lector, que ya le voy a preguntar el nombre) y yo, nos dimos unos cuantos besos, primero en la mejilla, sintiendo yo la suave y lisa piel de su carita, siguiendo por la comisura de sus labios, y finalmente, ambos mojamos nuestros labios, yo terminando (o a punto de terminar) bien adentro de su boca con toda la pasión con que la beso a Wendy (ella mirándonos mientras los ojos le brillan como diciéndonos "vamos carajo") ella correspondiéndome con la misma pasión, y de pronto siento un calorcito ahí abajo, y se me pone naturalmente dura, sí, mi estimado lector, lo natural que nos puede probocar a los más o menos adultos pero siempre adolescentes y demasiados niños como yo, y de repente la camarera o amante de restaurante se retira un segundo, pero solo para preguntarme, ¿ya se te puso dura amor?
Por toda respuesta, una gran gota de aquel líquido del que se alimenta mi mascotita salió de la misma, y una vez más, las mujeres tienen otra característica que hacen que las admire como las admiro, ¡son mil veces más listas! ¡No se les escapa una!
No le dije una palabra, en su lugar, le di con toda mi dulzura una mordida primero en uno de esos cachetes tan suavecitos al tacto (después de todo en la boca tenemos el sentido del gusto y del tacto al mismo tiempo) saboreando así la dulzura de su piel (sus labios tenían sabor a frutilla o algo así) y esos mismos labios le mordí, le mordí apasionadamente, ella me devolvió la mordida, se retiró y me dijo:
-Tenés una boca hermosa mi amor ¿sabés? Tiene sabor a carne, pero claro, acaban de comer carne ustedes, pero confío que si ahorita comieran postre y luego nos besaramos otra vez tus labios van a ser una dulzura, a mí me encantan los labios dulces.
-Che, contame un poco, -le dije, -cómo es tu nombre? jamás nos lo dijiste...
-Romina, y me pueden decir Romi si quieren.
-Encantado por conocerte y por besarte, Romina, la que me llevó a la cocina, y me dio su medicina, besos con gasolina...
Romina estalló en una carcajada.
-¡Con rima y todo! -exclamó.
-Es que sí, ¿viste? no soy poeta ni cagando, pero...
-¿No sos poeta? nunca le escribiste un poema de amor a Wendy por ejemplo? Yo amo esos detalles.
-Naa, qué le voy a escribir, ¡sí le escribí algunas canciones! ¿O no amor?
-¡Wow! ¿qué música hacés corazón?
-Me dedico más que nada al reggae en español y al rock, pero también le doy a la cumbia villera y a las baladas latinas... ¿y a vos qué géneros te gustan?
-Huy... A mí me gusta de todo un poco ¿sabés? Yo cuando era chica cantaba... ahora canto solo en la ducha...
-A mí me gusta de todo un poco (justo la música que hace Javi no me gusta mucho) pero más que nada me gusta el pop y la música en otros idiomas que no sean inglés ni español, -dijo Wendy.
-Mis amores, vamos para la mesa que sinó nos van a cagar a pedos, ¿dale? ¿quieren postre?
-Sí mi vida! -le dije.
-¡Yo también, dulzura! -dijo Wendy.
En cuestión de segundos volvimos los 3 a la mesa, y ahí la camarera preguntó a mi viejo, a la mamá de Wendy y a Federico que quien sabe qué hicieron en nuestra ausencia,
-¿Van a comer postre?
-¡Qué, estaban, haciendo! -nos gritó mi viejo sonriente una vez Romina volvió a la cocina.
-Nada ¿por? -dije haciéndome el gi.
-Naa, dale boludo, contame, si sabés que soy tu cómplice, ¿la garchaste? ¿la besaste?
-Y sí... -dije fingiendo vergüenza, y mi viejo me miró con un nada fingido orguyo.
Wendy y yo compartimos frutillas con crema y helado de chocolate y americana, mi viejo se pidió un café, y Federico y la madre de Wendy ni idea.Cuando terminamos, Romina me sorprendió.
-Tesoro, mirá, les regalo una barrita de chocolate a cada uno para que se terminen de endulzar, tengo ganas de darle un beso a cada uno, -nos susurró de manera que mi viejo no escuche nada, pero Romina no sabe que mi viejo está orguyoso de mí.
-Yo tengo ganas de comerme la luna con lo hermosa y luminosa que se ve, -dije, -¡y tenemos que compartirla los 3!