Enlace publicado por Jose Ignacio BW

MyEyes. Gafas de bajo coste para los que no ven

Tres ingenieros desarrollan unas lentes que ayudan a identificar personas, productos y marcas o leer textos atendiendo a las indicaciones de voz que reciben / Las instrucciones se pueden dar también pulsando un botón.
Mientras el supermercado se va llenando, María y Pedro recorren el lineal de los congelados en busca de esa pizza de cuatro quesos que les vuelve locos. María ha invitado a Pedro a ese periplo y él sonríe como nadie. No importa que él haya perdido la visión hace ocho años, ni que ella naciera ciega.

Los dos llevan gafas. Pero no unas gafas cualquiera. Pedro confiesa que duda de lo que está a punto de suceder. María se muestra confiada. No es la primera vez que lo hace. Todos los días acude a hacer la compra y todos los días ve los productos antes de echarlos a la cesta. Es una situación ficticia, pero en poco tiempo podría ser una realidad.

¿Cómo? Con unas lentes especiales de bajo coste que permiten, gracias a técnicas de visión artificial y a la cámara que incorporan, identificar personas, objetos comunes y marcas o a leer textos atendiendo a las indicaciones de voz que recibe.

Los artífices de esta idea son tres ingenieros afincados en Valladolid, Guido García, Cristian Rodríguez y Juan Antonio Hernando. «MyEyes es capaz de hacer fotografías y procesarlas para descubrir aquello que tienen delante a cualquier persona con problemas de visión».

Es un proyecto innovador, según explican, tanto por su simplicidad como por las técnicas de visión artificial que utiliza. «Obedece a las instrucciones que el propio usuario puede dar con su voz (por ejemplo, diciendo a las gafas: ‘Dime que tengo delante’) o pulsando un botón».

Además, usa técnicas relativamente avanzadas de visión artificial, que permiten no solo detectar personas, sino también reconocer estados de ánimo (alegres, tristes, sorprendidas, enfadadas), su sexo, su edad aproximada y algunos rasgos físicos de la cara, como si tiene barba o bigote. De igual forma, es capaz de identificar objetos y marcas de productos. «El reconocimiento lo hace mientras continúa aprendiendo, por lo que las respuestas de MyEyes seguirán mejorando con el tiempo», aseguran

A todo esto hay que sumar que el prototipo desarrollado tiene un coste inferior a 100 euros. «Aunque éste es el coste del prototipo y no del producto final, lo que puede hacer asequible a un mayor número de personas que otras soluciones que tienen un precio que ronda los miles de euros».

El desarrollo de esta iniciativa se basa «en gran medida» en una combinación de hardware y software libre. Para constituir las gafas utilizaron una Raspberry Pi, un pequeño ordenador de apenas 20 euros que cabe en el bolsillo, junto con una cámara de alta definición parecida a la que tiene cualquier teléfono móvil hoy en día. Todo está conectado al smartphone para poder disponer de conexión a internet y conocer la posición GPS. «La mayor dificultad está en traducir una foto en información relevante para una persona. Esa parte no utiliza software libre y es ahí donde está la magia de MyEyes», admiten los ingenieros.

Guido García, Cristian Rodríguez y Juan Antonio Hernando comentan que existen más soluciones en el mercado, pero son «más aparatosas» y tienen precios «muy altos», lo que las hace «inaccesibles» para la mayoría de las personas con discapacidad visual.

Por otro lado, hay otras iniciativas basadas en una aplicación móvil, que tienen como objetivo solventar algún caso muy específico o aislado. «Distan mucho de nuestro producto, ya que el propósito de MyEyes es ser más completo y aglutinar un mayor catálogo de soluciones a problemas cotidianos a los que se enfrentan las personas con problemas en la vista». «Es un proyecto bastante ambicioso», añaden.

La iniciativa nació en HackForGood, un concurso para desarrollar ideas con un impacto social en un tiempo muy limitado de apenas dos días. Aunque ya se habían presentado en otras ediciones, este año se arriesgaron y buscaron un tema que tuviese «gran impacto» y surgió MyEyes, puesto que hay 40 millones de personas ciegas en el mundo y aproximadamente 300 millones con algún tipo de discapacidad.

No solo se presentaron, sino que ganaron el primer premio a nivel nacional. Aún es pronto para saber cuándo estará terminado, porque están en contacto con distintos colectivos como la Asociación de Retinosis de Valladolid, para seguir incluyendo y evaluando nuevas funciones y perfeccionar el prototipo. «Creemos que resuelve una necesidad real y que puede tener un gran recorrido».

En este sentido, entre sus ventajas, subrayan que es una solución «muy fácil» de usar. Además, está diseñada para que podamos incluir nuevas capacidades «de forma sencilla». «Estas competencias pasarían a estar disponibles para el usuario de forma automática, sin necesidad de tirar el aparato para comprar otro», sentencian García, Rodríguez y Hernando.
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Diario de Soria.
E. Lera...