Texto publicado por Rincón

Ayuda traducción del español al mexicano, diálogo para una nueva novela

Bueno amigos y amigas de BW , os pido un nuevo favor , especialmente a los de México. Estoy trabajando en la nueva novela, es la segunda entrega de la que voy a publicar en unos días, Vidas Truncadas. En el desarrollo de la trama hay un diálogo entre dos mexicanos de Ciudad Juárez y otro entre un mexicano y un español, yo lo he puesto como creo que hablan los mexicanos, porque quiero darle un acento típico y carasterístico de México, por ello ruego a quien pueda me diga como lo diría un personaje de allí. A continuación os pego el diálogo y si veis algo incorrecto me lo lo decís poniendo poniendo entre paréntesis lo que que un mejjicano diría, por ejemplo muchacho ( chavo). Os Os agradezco de antemano vuestra ayuda y espero de paso que os guste este pasage de la novela, sois los primeros y únicos que lo vais a leer hasta que salga la novela.Perdonar las faltas ortográficas, aún no está repasado ni corregido.

personajes mexicanos: comisario Guzmán Carrillo o Carrillo y , camarero Ramón
personajes españoles: Adrián Hernández y el señor Fuentes, el que habla por teléfono con el comisario.
Guzmán Carrillo estacionó su vehículo en el aparcamiento que tenía el hostal Coyote, se apeó del flamante coche que lucía con gran orgullo, bestido con pantalón y chaqueta oscura, de finas telas, se sacudió el polvo que se le había acumulado en sus relucientes zapatos y con paso firme se dirigió hacia el hostal. Al entrar comprovó con alivio que en la barra del bar, que al tiempo hacía las funciones como mostrador de recepción, no se encontraba mucha gente. En la mesa más cercana a la barra estaba ocupada con un par de hombres visiblemente bajo los efecto del alcohol; a varios metros a su derecha, en la mesa un hombre grueso y con cara de pocos amigos, degustaba con ancia un exagerado plato de frijoles acompañado de varios botellines de Coronitas, la cerveza más consumida en México; y por último, al fondo, arrinconados para no ser molestados, un grupo de hombres alborotaban mientras jugaban una reñida parttida de cartas, los gritos, insultos y amenazas verbales delataban la tensión con la que jugaban esos hombres, muchos de ellos insaciables fumadores de mariguana, impregnando todo el local con el humo y el fuerte olor de la droga.
−buenos días Ramón −dijo Guzmán limpiándose el sudor de la frente −veo que hoy tienes el local muy bién perfumado.
El camarero mirando al escandaloso grupo les gritó irritado:
−¡Eh,pendejos ! ¡bajad la voz y respetad a los demás clientes! si no ¡os patearé el culo!
Los aludidos tras mirar con desagrado a Ramón y murmurar palabras ininteligibles, probablemente insultos, continuaron su tensa parttida de cartas bajando el tono de sus gritos.
−Perdone comisario, ya sabe usted como son estos mal nacidos − dijo Ramón ofreciéndole una coronita bién fresca − al contrario que usted, tan elegante como siempre, si señor.
−¡Hijo de la chingada! ¿Cuántas veces te voy a tener que decir que no me llames comisario? −conminó al tiemppo que le lanzaba un chorro de cerveza,la cualimpactó directamente en su sorprendida cara.
−Lo siento joder, no me quito esta puta manía de llamarte así − dijo Ramón intentando disculparse −, cálmate un poco y dime ¿Qué te trae por estos lugares?
−Vengo avisitar a un amigo −respondió el comisario Carrillo algo más calmado.
−¿De quien se trata?
−De Adrián Hernández ¡llámalo, dile que acá le espero! ¡ que se de prisa que no tengo todo el día!
El camarero cogió el teléfono y marcó el número de lahabitación,. Tras unos segundos Adrián respondió a la llamada:
−¡Si! ¿Quién es? − preguntó incrédulo.
−Baja dándote hostias, acá te espera Carrillo !
−¿QuéCarrillo ? ¿quién es ese tío,! ¡no espero ninguna visita −replicó asustado.
Guzmán Carrillo que había escuchado lo dicho por Adrián, cogió el teléfono con rabia y gritó:
−¡Eh, pinche wei! ¡no me toques los cojones? ¡como me hagas ir a por ti te voy a patear tu asqueroso culo de mierda!
Adrián se quedó mudo sin saber que hacer, él no conocía a esehombre y además nadie debería saber su verdadero nombre y mucho menos donde se escondía¿Cómo era posible que aquel hombre lo buscara con tanta inpaciencia?
El comisario a punto de perder los nervios le dijo bruscamente:
−¡Maldeita seas pinche de mierda!¡baja inmediatamente! ¡vengo de parte de Fuentes! −le puntualizó − ¡gilipollas! ¡en estos putos momentos, barias patrullas de policías bienen en tu busca! ¡así que tienes tres segundos para bajar aquí si quieres salvar tu repugnante culo!
Adrián al escuchar que ese hombre venía de parte de Fuentes y de que la policía estaba en camino para detenerlo, saltó de la cama donde estaba tumbado y sin perder tiempo en recoger sus pocas pertenencias corrió escalera a bajo, saltando los escalones de tres en tres. En menos de cinco segundos se encontró frente a un comisario , al que se le notaba inquieto y cabreado.
−¿Que coño pasa? ¿Cómo han podido localizarme tan pronto? −replicó nerviosso.
−¡Vamos pinche, te lo explico por el camino! ¡no podemos perder más tiempo o serás hombre muerto! −le dijo agarrándole por la camisa.
Ambos corrieron hasta el aparcamiento, abrieron el coche todo lo rápido que pudieron y no se calmaron hasta que el vehículo inició la marcha en dirección a la carretera principal. A los pocos minutos y tras abandonar esa vía para incorporarse a otra de sentido contrario, en la cual el tráfico era mucho más denso, vieron a pocos metros como tres coches de policías avanzaban rápidamente en dirección al hostal .
−¡Agáchate wei!¿ o es que quieres que te descubran esos bastardos?
Al llegar su coche a la misma altura que los de la policía, Carrillo con mucho disimulo saludó al agente que iba al lado del conductor del primer vehícuulo policial , respondiéndole este con un casi imperceptible mobimiento de cabeza, pero que para el comisario fue suficiente como para asegurarse de que el otro había recibido su señal de que todo iba tal y como lo habían planeado.
−¡Ya puedes levantarte, pinche! −le indicó ayudándole a incorporarse agarrándole por el hombro.
−¡Por los pelos! ¡hemos estado a punto de no conseguirlo! −afirmó Adrián suspirando fuertemente.
−¡Si me hubieras hecho caso desde un princípio! … le recriminó −, ¡ por tu culpa, han estado a punto de cogernos a los dos! −espetó el policía mirándolo fijamente.
Adrián tras aguantarle un buen rato la mirada preguntó:
−¿Quién eres tú? ¿Cómo sabes que mi contacto es Fuentes?
−Porque yo también trabajo para él, soy el comisario Guzmán Carrillo Contreras
El otro al escuchar decirle que era comisario, le entró un repentino pánico. Lo primero que pensó es que eso de que también trabajaba para Fuentes era mentira, seguramente era que quería detenerlo él para cobrar la recompensa que seguro habrían puesto por su captura.
El comisario Carrillo se dio cuenta inmediatamente de lo que estaba pensando Hernández, la cara de preocupación que estaba poniendo, sus repentinos temblores y su exagerada palidez lo delataban.
−¿Asustado? ¿Qué pasa, no te fías de mi palabra? −preguntó mostrando una burlona sonrisa.
Adrián, continuando con el mismo pensamiento, no pudo articular palabra alguna y con disimulo movió la mano hacia la manecilla del coche con la intención de escapar, pero su fugaz mirada a la puerta descubrió sus intenciones. El comisario mostrando un rostro más serio le dijo:
−¡Tranquilo, joder, que estamos en elmismo bando! ¡no dudes más de mi palabra o me vas a cabrear de verdad!
−Bueno, bvale, me fío de ti, de todas formas estoy en tus manos −afirmó Adrián resignado −. ¿Y se puede saber a donde vamos ahora? −preguntó a continuación −Supongo que cuando no me encuentren en el hostal, montarán un amplio dispositivo, pondrán un control en cada carretera.
−Por eso no te preocupes, ya lo tengo todo previsto, además te olvidas de que soy policía, tengo amigos a los que recurrir en caso de necesidad −admitió riéndose descaradamente − te llevaré a un lugar seguro, unos pocos kilómetros más al norte hay una pequeña aldea donde podrás esconderte hasta recibir nuevas órdenes.

Efectivamente a los quince minutos llegaron a un pequeño pueblo donde no más de cincuenta casas se desperdigaban aquí y allá formando un minúsculo centrro urbano. Al llegar a la altura de una de las viviendas, el comisario aparcó el coche, bajo la atenta mirada de su acompañante que no perdía ojo de sus mobimientos. se metió la mano en el bolsillo de la chaqueta y tras unos segundos en los que Adrián estaba seguro de que sacaría una pistola, por contrario, sacó un teléfono móvil y comenzó a teclear un número, luego esperando a que la llamada fuese aceptada, miró a Adrián sonriendo descaradamente y le dijo:
−¡Huele a mierda! ¡te has cagado ¡¿verdad?
En ese mismo instante, el interlocutor al otro lado del teléfono respondió a la llamada.
− Carrillo ¿Ha salido todo bién?
−¡Perfectamente! Aunque creo que a nuestro amigo se le ha indigestado la comida −dijo entre sonoras carcajadas.
−¡Anda pásamelo!
−¿Si, dígame ?
−¿Qué pasa hombre? No te asustes joder, ¡aún no conoces el sentido de humor que tienen los mexicanos?
−Hombre señor Fuentes, es que no me esperaba este cambio de planes, creía que estaría en el coyote hasta que pasara todo este rebuelo.
−Primero déjame darte la enhorabuena, has hecho un trabajo excelente, y tu huida ha sido de película, dejando las pistas que queríamos que viese la policía.

−Yo solo hice lo que usted me dijo, pero me alegro de que haya salido todo según los planes.
−Las niñas están en el lugar acordado? − le preguntó.
−Si, señor Fuentes, en el sótano de la casa que usted me dijo están las dos, encerradas por separado como acordamos y con comida suficiente para un par de semanas − comentó el orgulloso Hernández por su despreciable hazaña −no se morirán de hambre ni podrán escaparse, quédese usted tranquilo.
−Confío en tu palabra, pronto recibirás tu premio, será una buena recompensa, no lo dudes, un buen trabajo se merece un buen pago.
−Gracias señor Fuentes, ya sabe usted que conmigo no va a tener problemas, además puede estar usted tranquilo que de mi boca no saldrá una sola palabra, aunque me cojan para mi, usted es sagrado.
− Eso no lo dudo, es lo mínimo que esperaba de ti. Pásame con Carrillo, quiero agradecerle a él también su ayuda.
Adrián más calmado y sonriente le pasó el teléfono al comisario, soltando toda la tensión del momento mediante un fuerte suspiro.
−BuenoCarrillo , todo ha salido perfectamente, gracias, espero que te haya llegado ya la mercancía que te mandámos.
−−Si, si,claro, además el género es de muy buena calidad, a estas horas esos órganos ya estarán en sus nuevos cuerpos , según me han informado hace unas horas, se han podido sacar jugosos benefícios por todos los órganos de las dos chicuelas ,mi gente está muy contenta −afirmó el mexicano.
−Aún no ha terminado tu parte, tenemos que acabar con esto y seguir con nuestras respetables vidas ¿no? − dijo el señor Fuentes.
−¡Oh claro! ¡en cuanto cuelgue termmino mi trabajo y quedo a la espera del siguiente, ya sabes que para nosotros es un placer trabajar con su organización.

Tras colgar el teléfono Guzmán le indicó a su acompañante que se bajara del coche.
−Bueno manito, esa es tu nueva casa −dijo Carrillo señalándole la vivienda que estaba frente a ellos −vamos dentro, ¿o prefieres dormir en el carro.
FIN