Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez

necesito ser gigante...

Necesito ser gigante
Si, ya lo sé, soy chiquito y por eso papi se enoja cuando como con los dedos, pero hace poco se reía mucho si lo hacía.
Antes, muchas veces me hice pipí en la cama y mojaba todo el pijama y él, no se enojaba como ahora, si le pegaba una cachetada al abuelo, jalaba la cola al perro o decía alguna grosería, él solo gritaba con júbilo ¡ese es mi hijo! y hoy, por haber metido los dedos en la comida de mami me ha mirado con esos ojotes parecidos a los del gigante que menciona mi tía en uno de sus cuentos, ella dice que los gigantes solo existen en la imaginación de quienes escriben los cuentos pero no se ha fijado que los gigantes en realidad son ellos, si necesito subir a la cama mami me tiene que ayudar y a la hora de la comida me ponen dos cojines en la silla para alcanzar la mesa. Ayer, por ejemplo, quise tomar una galletita que me sonreía con su boca de chocolate desde un estante muy alto, jalé una silla lo mas cerca que pude luego con mucho trabajo la escalé como un mono araña y cuando estuve a punto de subir en ella se ha dado tal vuelta que mi cuerpecito salió botando contra la mesa mientras la galleta reía a carcajadas de mis males. Lo peor llegó cuando papá muy enojado dijo con su ronca voz de gigante arrancacerros, “Joel, no vuelvas a subirte en las sillas” nada de esto hubiera ocurrido si yo fuera ya un gigante. Hoy por la mañana después del rico desayuno que mami preparó, me dejó estar un ratito frente al televisor pero desde la mesita del centro un pececito que nadaba muy sabroso en la pecera, empezó a hacerme guiños con sus ojos redonditos y no pude sustraerme a sus encantos, así que dejé la sillita que mami me puso y me encaminé mas cerquita para observar que quería decirme aquel animalito y como no le entendí quise tomarlo en mi mano para acercarlo a mi oído y así poder escuchar con mas claridad su voz. Todo ocurrió tan rápido…la pecera cayó al piso mojándome todo de rebote y el pez resbaló muy lejos de mi por eso me tiré de cabeza en el piso para poder alcanzarlo, entonces entró mami dando gritos parecidos a los alaridos de la bruja “picoreta” esa que dice el cuento de mi tía y todo terminó como siempre, yo solo en mi habitación sin cenar.
Dicen mis papás que en unos días dejaré de ser tan travieso porque me enviarán al jardín de niños, ójala que no me quieran convertir en flor o algo así. Mamá me ha explicado que en el kínder me enseñarán a portarme mejor pero yo no les entiendo, primero dicen que un niño no debe de decir mentiras y cuando digo la verdad me vuelven a castigar…es que el otro día vino a cenar la jefa de mamá y yo pregunté ¿Dónde está tu escoba? Porque mami siempre dice que su jefa es una bruja…luego papá, si suena el teléfono dice:”Joel, dile a mami que si es el jefe le diga que estoy enfermo”… Dicen que cuando vaya al kínder no debo andar peleando y ellos discuten todos los días ¿es que solo se podrá pelear en casa? Los mayores piensan que los pequeños no tenemos ningún problema, como ellos, pero en realidad tenemos todos los problemas del mundo y el principal es el de obedecer ¿porqué tenemos que usar la ropa que ellos eligen?, ¿porqué debemos comer solo lo que ellos quieren? Y si se nos ocurre ordenar algo ¿porqué ellos no obedecen? son tantas las dudas que tengo en mi cabeza sin poder preguntar a nadie pues papá o mamá enseguida dicen “Joel, deja de molestar con tus preguntas”. A veces hago algún berrinche para ver si así me hacen caso y solo he conseguido unas buenas nalgadas. Estoy feliz, por fin fui a ese jardín de niños y todo está tan diferente, ahí si pensaron en los pequeños pues todo es chiquito, las mesas, las sillas, los lavabos y hasta los baños están al alcance de mi estatura ¡aquí si es un mundo de pequeños! Aunque cuidados por los gigantes que ordenan y ordenan todo el día. Aquí es hermoso el tiempo, la maestra nos enseña juegos, canciones y algo que parecen garabatos que ni siquiera sé para que sirven, pero mami se emociona mucho cuando los ve. Ya tengo muchos amigos con los que juego en los descansos pero también hay niños que siempre están enojados y pretenden acabar con nuestros juegos pegándonos o jalándonos el cabello, hace dos días uno de ellos se acercó a mi y como no quise darle mi paleta me tomó del pelo y tiró con tal fuerza que me caí pero no lloré solo me levanté y lo tomé del brazo mientras gritaba con toda la fuerza de mis pulmones para que la maestra me oyera y viniera a darme auxilio, cuando ella llegó el niño estaba llorando mas fuerte que yo porque con mis gritos se había asustado.
Hay cosas terribles que pasan y a los niños nos asustan mucho, como ese fantasma del patio que a veces viene ¡yo lo he visto muchas veces!, cuando el viento sopla fuerte, se pasea de un lado a otro en el patio por encima de los tendederos y cuando sopla suave, se infla y se desinfla poco a poco por debajo de ellos, es como si de pronto tuviera una gran barriga, eso si, siempre es de diferente color y solo aparecen cuando mami lava...¿será que tienen frío y vienen a buscar ropa para vestirse?

En las noches cuando apagan todas las luces, la casa queda en una oscuridad total y el otro día quise salir al baño así que me levanté de la cama muy despacito para no despertar a mis papis, pues ellos trabajan mucho desde muy temprano, busqué mis zapatos a tientas luego caminé con los ojos cerrados para no sentir miedo, solo que equivoqué el camino y en vez de salir fui hacia atrás de la cama en donde pongo todos los peluches que me han regalado, incluido mi héroe favorito “el gran oso montañés” quien al pasar a su lado dejó caer uno de sus brazos con tal puntería que me quedó exactamente enredado en el cuello. El grito que he dado debió asustar no solo a los fantasmas y los duendes, sino también a los extraterrestres. En menos de un minuto mi habitación se llenó de luz y personas entre las cuales estaba mi tía que al darse cuenta de mi odisea reía como las brujas de los cuentos. Mi enfado creció cuando mi papá me regañó por haber asustado hasta a los ratones, según dijo. ¡Por todo esto necesito ser ya un gigante!... Estoy tan confundido, ayer vino a casa una amiga de mamá con un bebé en brazos parece que tiene un año de edad. Comió con sus manos y llenó toda su ropa de comida, ¡si yo lo hubiera hecho, menuda reprimenda me ganara!, quiso comer pastel y cuando se lo negaron, hizo un gran berrinche, se puso morado, no tuvieron mas remedio que darle un buen trozo de pastel. Cuando yo hago berrinches mi papá me da solo unas buenas nalgadas. Lo observé detenidamente y pregunté a su mamá Cuándo tenga cinco años como yo, ¿lo dejarás hacer lo mismo? Todos se volvieron hacia mi mirándome perturbados, pero nadie me dio una explicación. Quisiera crecer pronto para ser también un gigante y poder educar a los bebés para que cuando sean niños no tengan que regañarlos a cada instante…fin marilupis