Texto publicado por Adriano Delgado

Qué tanto exige y qué tanto dá? Artículo publicado ayer en el Diario Vanguardia Liberal de Bucaramanga

La vida nos sonríe con dones de la misma forma que les sonríe a quienes recogen las espigas del campo.
Es solo cuestión de tener una buena siembra hoy como persona, para tener mañana la mejor cosecha.
La ‘Ley de la Correspondencia’ nos recuerda que, una de las maneras de obtener lo que deseamos consiste en ayudar a los demás a conseguir lo que ellos anhelan.
Pedimos calma, pero nos domina la ira; exigimos cosas, pero permanecemos con los brazos cruzados; maldecimos la oscuridad, pero nunca encendemos ni una vela; exigimos lealtad, pero traicionamos al amigo.
Criticamos el robo, pero cuando se tiene la oportunidad de hurtar algo, lo justificamos diciendo que ‘somos audaces en los negocios’.
¡Y así de fácil no es!
Somos jefes y no lideramos nada; y si somos empleados, emitimos reclamos airados sin argumento alguno.
Nuestros números pueden crecer, pero nuestras cuentas siempre terminan en ‘cero’.
Hoy día tenemos casas más grandes, pero nuestros hogares son más pequeños; asumimos más compromisos, pero tenemos menos tiempo para cumplirlos; damos siempre nuestra palabra, pero nunca la cumplimos al pie de la letra.
Conquistamos lo que está afuera, pero no lo que está adentro; y aunque limpiamos el aire que respiramos, al final ensuciamos nuestras almas.
Mejor dicho: somos dueños de todo y de nada. Nos creemos ‘lo máximo’ y no tenemos ‘ni el mínimo’.
¿A qué viene ese juego de palabras?
A que muchas veces nos dedicamos a exigir y a destruir lo que sobra, cuando lo realmente importante esconstruir lo que nos falta.
Nos corresponde entender que unos pasan fácil, otros no. Y pese a ello, todos vinimos a ayudarnos a pasar.
El valor de nuestra vida debería radicar más en un buen contenido, que en su duración; y en la medida que pedimos, debemos dar.
De manera desafortunada nos hemos acostumbrado a exigirles más a los que nos rodean, cuando no movemos ni un dedo por ellos.
¿Por qué pasa eso?
Eso ocurre porque vivimos de una manera egoísta y tras una carrera desaforada hacia las metas materiales, antes que a las espirituales.
Les damos importancia a cosas triviales y nos olvidamos de las esenciales.
Practicar la ‘ley del dar’ es sencillo: si queremos atención y aprecio, nos corresponde primero aprender a escuchar a los demás.
Deberíamos asumir que no necesitamos nada externo para ser felices; y que quien toca a nuestra puerta es porque necesita que alguien le abra.

•BELLA HISTORIA
Siempre que estoy decepcionado de mi vida, recuerdo la historia del pequeño Jaime. Una vez ese niño estaba intentando conseguir un ‘papel’ en una obra de teatro de la escuela. Su mamá me dijo que había puesto su corazón en ello, pero aún así temía que no fuera elegido. El día que fueron repartidas las partes de la obra, yo estuve en la escuela. ‘Jaimito’ salió corriendo con los ojos brillantes de orgullo y una gran emoción le dijo a la mami:
- “Adivina qué mamá, me dieron un gran papel en la obra: he sido elegido para aplaudir y para animar”.
Sus palabras permanecen en mí como una gran lección de humildad y de perseverancia.

•Valor
Se necesita valor para admitir que nuestros fracasos vienen de ese afán de querer ser lo que no somos; para vivir honradamente dentro de nuestros recursos, y no deshonestamente a expensas de otro; para defender a una persona ausente a quien se le critica de manera abusiva; y para ser verdaderamente hombre o mujer, aferrados a nuestras ideas.

•SOBRE EL ABURRIMIENTO
Los que saben de conducta humana admiten que el aburrimiento crónico es una epidemia muy colombiana. ¡Créalo! muchas veces
usted no vive en un hogar feliz, sino en la casa del tedio. Y la clave no es ignorar los problemas, sino enfrentarlos. Con amor, esfuerzo y, sobre todo, con entusiasmo siempre podrá salir adelante.

•LO QUE PERDEMOS:
La pérdida cambia el entorno y, por tanto, nos cambia. Es esencial que nos adaptemos a las nuevas condiciones, volviéndonos a plantar, abonando la flor que somos, de manera que las raíces puedan alcanzar más confianza y esperanza en nosotros y en nuestra habilidad para salir adelante.

•EN EL TRABAJO
¿Considera que está perdiendo la pasión por el trabajo?, ¿Siente poco deseo hacia las cosas? Tómese un tiempo ‘para no hacer nada’. No luche con
usted mismo por ello. Este ejercicio se asemeja al reinicio del ordenador de su computador: necesita parar durante un periodo breve de tiempo, para poder cargar el nuevo y sofisticado software, o en este caso, su nueva energía.

•CONTRÓLESE
Controle su lengua para que no pronuncie críticas ni diga jamás un insulto. Vigile su carácter para no cometer tonterías ni tener comportamientos que no sean de una persona culta y bien educada. Haga un esfuerzo para que su sonrisa no sea forzada y no parezca más una mueca que una señal de aprecio.