Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

La averiguada inmortalidad de Celso Parajeles.

La averiguada inmortalidad de celso parajeles

Descripción de la imagen 17

La imagen muestra un grupo de señores que se encuentran en la barra de un bar tomando licor muy felices, del otro lado de la barra está el cantinero y
hay un estante con varios licores.

Cuando los muchachos de Beto regresaron de dejar a Celso Parajeles en el corredor de su casa, para que durmiera tranquilamente la juma, ya don Chayo había
comenzado su historia sobre la inmortalidad del hombre.

Celso Parajeles ha sido siempre continuó un caso digno de estudio. Mi criterio no cuenta, pero algún día desgastará paciencias, pestañas, tiempos, vidas,
buenos humores, tranquilidades, corduras y sustancias grises, de los cerebros, si alguno de ellos, haciéndola de caviloso, se decidiera experimentar, en
búsqueda de la razón o sin razón del fenómeno de la eternidad. Es decir, del caso extrateología y demonología de Celso, en quienes ustedes pudieron mirar
el indicio hace apenas muy poco.

Y digo extrateología y demonología, porque en esos campos no se coloca, según voy a demostrarlo ahora. Celso y no miento se maneja su cuerpecillo bien
atrofiado, como consecuencia de los trances a que lo ha sometido la muerte, sin que nunca, por más que le hurte porciones, haya podido llevárselo de cuerpo
entero.

Sus generales exhibidas, que ustedes conocen bien y acaban de ver, son: una pierna la derecha arqueada, algo así como un paréntesis de apertura o arco
tilinte para el disparo, que lo hace caminar zangoloteándose o como si le

Faltara acera; un ojo y una oreja de menos; una cicatriz en su mejilla izquierda, desde el mentón hasta donde tuvo oreja, resultante del machetazo cuando
saltaron el ojo y la oreja dichos. Sin dientes porque ha perdido hasta los postizos. Los brazos completos, pero las manos, una con dos dedos y la otra,
más airosa, invicta con los cinco.

Y no se crean ustedes que solamente los parasicólogos o cómo diablos se les llame podrían sacar en claro y pregonar tesis sobre la inmortalidad de Parajeles.
De igual manera los exorcistas. Pero vamos por partes, porque esos señores no saben ni papa, comparados conmigo. Si no, vean:

Si aceptamos lo que se dice de un pacto de Celso con el diablo, en el negocillo no lo duden el pisuicas sale por dentro y este don, ustedes saben más que
yo porque están más cercanos, se las sabe todas, y hubiera aprovechado alguna de las dieciocho veces en que estuvo bailando tango con la muerte, técnicamente
difunto como dicen.

Y en los pactos con don Lucifer su presencia, que nos ronda, no sea perturbada el convenio estriba en comprometerle el alma a cambio de riqueza, poder,
juventud, belleza u otros atributos. Pero resulta que Celso sigue siendo más pobre que las ratas, más pendejo que un mulo asustado, más viejo que comprar
al crédito y no pagar y más feo que ver a la mamá morirse de calambres.

Si el concierto hubiera sido alma versus inmortalidad, el pisuicas no sabe de la misa la media: si el hombre es inmortal el alma no puede emigrar nunca,
porque ésta se libera, según dicen, cuando se patea el balde, se estira la pata o se cuelgan las tenis.

Tampoco puede tener Celso el diablo metido en su cuerpo como alegan algunos porque ¿qué demonios haría ahí sí los hay mejores? Si adicionamos que Parajeles
no es altivo, injurioso, blasfemo, perezoso, impaciente, impulsivo, sensual, prestamista o lavador de dólares, que según parece son los barbechos donde
le gusta hacer nido al pisuicas, sino más bien un alma de Dios y nunca del Diablo, y que sus entresijos en este campo de la moral y las buenas costumbres
tienen una costra árida que hace imposible sacarle cosecha

Por más demonio que sea, no ha de ser tan trapalmejas el malo para acomodarse en semejante tugurio, cuando, dado lo deshabitable, le sería más cómodo instalarse
en otros cuerpos aptos como tantos hay en el mundo.

Se ha hablado del exorcismo que debe hacérsele y licuado un mar de conjeturas que son pura paja. Esa cosa es un instrumento para desalojar demonios de
los seres humanos y es una absurdidad creer que haya alguno, por más bruto que sea y ellos no lo son, que se alojara en Celso Parajeles porque, ya lo dije,
no da para hospedero por más precarista que fuera el diablo.

Este rollo lo repetimos se lo estaba echando don Chayo en la cantina de Beto, una tarde de lloviznilla de miada de gato, cuando se hacía preciso exorcisar
el pasmo de las barrigas, cementándolas con algunos piscolabis, y en el momento en que le aplicaban la grúa a Celso Parajeles.

No obstante que el grupo escuchaba con respeto a don Chayo, el hijo mayor de Beto, oficiando como cantinero en ese momento, le interrumpió bruscamente:

Usted sabe en paleta, don Chayo y debe entonces saber por qué a Celso Parajeles le apodan El inmortal. Dígalo de una vez para que otro se cuente alguna
historia distinta, porque ya usted ha hablado hasta la coronilla. ¿Pues no lo viste caminando, baboso? contestó don Chayo No tenés cerebro, hombre: ¿No
ves que es inmortal porque no puede estirar la pata?.

(francisco Zúñiga)