Texto publicado por Fer

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A bordo de la luz de la luna, el mejor hotel de Monstruocity, séptima parte

Ya estamos arriba de vuelta, son las 9 y media de la mañana, y aunque dormimos como bebés, vamos a levantarnos ahora, porque el desayuno se sirve hasta las 10 y media.
Nos vestimos mientras nos vamos despabilando de a poco, mi viejo ya está despierto y vestido, salimos de nuestra belleza de cabaña, y ojalá futura casa, vamos a la de Wendy, o sea, donde estaría su mamá, y qué sorpresa nos llevamos cuando están la mamá de Wendy y Federico, que hasta donde supe tenía una cabaña para él solo, pero claro, semejante belleza uno debe querer compartirla con alguien. Aunque por otro lado, por qué no (todos tenemos necesidad y somos humanos, además la carne es débil) puede haberse acostado con la mamá de Wendy, vendito sea nuestro señor si uno se acuesta con su suegra.
Pero bueno, bajamos todos a desayunar.
Tenemos un menú la mar de variado y para no parar de desayunar, al menos hasta que lo cierren a las 10 y media, y por cierto este comedor es hermoso, iluminado con, aparte de las luces, velas y velas en cada mesa, encendidas, incluso en la nuestra. Como el resto del hotel nave, todo pintadito, reluciente, multicolor y a todo color, enamorándonos a primera vista. De tomar, yo decidí tomar un café, pero no uno, sinó dos, tres, cuatro tazas. Y no solo eso, chocolate submarino muy parecido al de Habana aunque muchísimo más rico. Por otra parte de comer había panqueques, diferentes tortas, por ejemplo chocotortas, tortas heladas, de frutillas con crema, de cerezas con chocolate, y los panqueques también, había de todos los sabores, incluso había panqueques salados, pero yo solo quise los dulces. Wendy no comió mucho, apenas dos alfajores por cierto deliciosos porque le di una mordida a uno, y tomó un cortado.
Mi viejo, Federico y yo arrasamos con toda, la mamá de Wendy no sé de qué se alimentó. Pero bueno, había otra delicia durante todo el desayuno, aunque claro, no me la podía desayunar así como así. Querido lector, usted conociéndome debe saber incluso mejor que yo mismo a qué me refiero, ¿verdad?
La camarera, que no era la misma que a noche (además este era un comedor muy cercano a nuestras cabañas) al hablar tenía un acento seguramente extranjero, hasta parecía hablar otro idioma, que yo intuía que hablaría inglés o francés.
Le hice una seña para que se detuviera.
-¡Hola, disculpá, -le dije, -por cierto una delicia el desayuno.
-¿Te gusta corazón? –me dijo una vez más con un acento de alguien que natalmente no habla español.
-Sí, ¡si no cerraran 10 y media seguro me quedaría arrasando con todo lo que halla! –ella se ríe. –Pero escuchame, te llamaba porque me dio la curiosidad… ¿No sos de acá?
Mi viejo me mira como diciéndome “yo no nací ayer”.
-No, yo nací en Nueva Jersey.
-¡Ah, estadounidense me salió! ¡Mucho gusto! –y nos saludamos a la norteamericana, dándonos la mano, aunque rápidamente le doy un beso en la mejilla.
-Hello! –le digo en un inglés que a pesar de mis conocimientos precarios, me salió impecable, como un gringo de verdad.
-Ooooh yea! –dice ella encantada, y después algo en inglés que yo no entendí.
-¿Qué significa eso? –le pregunté.
-Un placerconocerte.
-Okey, my name is Javier, and you?
-¡Hablás un inglés impecable!
-Y eso que no son tantos mis conocimientos, pero bueno, sé lo básico, pero decime tu nombre en inglés.
-My name is Allison! –dice ella sonriendo.
-Este no sabe inglés, -dice mi viejo, -yo tampoco, debe haber aprendido desde Internet, yo cuando era pendejo tenía que saber del colegio, y hoy día sinceramente no sé un carajo.
-¡Pero está muy bien! –dijo Allison. -¿De dónde vienen?
-De acá mismo, de Monstruocity.
-Sí, ¡linda ciudad!
-Fantasmagórica, pero bueno, si lo decís… -dice mi viejo.
-Escuchame Alli, y te cuento que muero por viajar a los Estados Unidos, ponele que lo admiro todo de ahí, quiero conquistar yo a los gringos.
-Hay, no hables así, que eso de gringos y yankees ofende, –dice ella todavía sonriente. –Pero bueno, y a qué te dedicás?
-Ahora soy abogado y…
-¡Ey! ¿Abogado?
-Sí, trabajo en la clínica jurídica más importante de Monstruocity…
-¡Te cuento que fuimos colegas! ¡Yo también fui abogada! Ahora lo soy entre otras cosas, pero me dedico más al empleo doméstico, y ahora estoy trabajando aquí…
-¡Somos colegas de todos modos! Yo no soy una empleadita doméstica, -le dije irónicamente, -pero amo cocinar, aunque bueno, yo soy un príncipe, en nuestro departamento vamos a empezar a contratar empleadas domésticas y ni hablar cuando yo viva solo o con mi chica, porque me cago en limpiar, lavar, planchar y toda esa huevada.
-¿Ella es tu chica? –pregunta Allison mirando con ternura a Wendy.
-Exactamente. –digo yo.
-¡Hola, belleza! –dice Allison saludándola a la norteamericana.
-¡Mucho gusto! –dice Wendy, -my name is Wendy!
-¿También hablás inglés? –le pregunta Allison?
-Y… sí, me llevo más con el francés o el italiano…
-Yo también hablo francés, ¡estuve viviendo un tiempo en Canadá!
-Pero hablás muy bien español, -le digo.
-Sí, mi acento es así porque estuve más en México que en Argentina, pero del tiempo que estuve acá ya me acostumbré a cómo hablan los argentinos, y créeme que me encantan sus palabras raras.
-Debes haber escuchado mucho nuestro lunfardo, sí, como los tangueros, los guapos malevos, -dice mi viejo.
-¡Sí! No sé qué es el lunfardo, pero escuché tango, cumbia, rock argentino, usan palabras que dan mucha risa.
-Bueno, el lunfardo es ese mismo lenguaje que debes haber oído en aquellas canciones.
-Sí, ¡suena muy interesante!
-En México tienen también sus palabras y sus expresiones que al menos a mí me dan mucha risa, -dije yo, y añadí, -¡chinga tu madre!
-¡Shhhh pelotuuuuudooo! –dijo mi viejo mirando nervioso a su alrededor, -¡que te pueden escuchar y nos sacan a patadas en el orto!
Allison se ríe.
-¿Ven? ¡Me encanta escuchar esas palabras!
-Bueno Allis, y te cuento que yo siempre quise conocer los Estados Unidos en todos sus estados, yo te cuento, intenté estudiar ingeniería en sistemas, tengo un amor muy profundo por todo lo que sea máquina.
-Debes estar encantado con esta nave ¿verdad?
-De hecho sí, me muero por ser su dueño.
Allison me mira con una cara de ternura que me conmueve.
-Pero bueno, -sigo yo, -además muero por tener diferentes robots domésticos, por ejemplo, uno de cocina, uno para las otras tareas domésticas, otro de… -me callé porque estaba por decir algo que usted, lector, puede imaginarse.
-¿Otro de qué? –preguntaron todos. Yo me puse rojo.
-Ah, ya sé, -dijo mi viejo, -quiere un robot sexual…
-¿Quéeeeeee? –exclaman escandalizadas y sonrojadas Allison, Wendy y su mamá.
-Sí… -dije todavía colorado.
-Ya ven chicas, terrible me salió el pendejo, bien hijo de su padre, como ninguno. –dijo mi viejo mirándome con orgullo.
-¿Cuántos años tenés? –le pregunté a Allison y esta vez la miré coquetamente y a los ojos, gordita, notablemente calenturienta y caliente, y rellena de manera que a uno como yo se la haga poner dura en seguida o hacerle agua la boca, incluso me gusta más que la camarera de anoche, que además de empalagosa tenía su pintusa de “soy un dulce del que te vas a cansar”.
-Yo 27, -dice, -¿vos?
-Yo tengo 23, pero voy a cumplir 24 en un mes.
-¿Qué día?
-El 4 de febrero, -le digo.
-¡Justo hoy es 5 de enero! ¿Llegaron ayer?
-Exactamente, -dice mi viejo.
-Bueno chicos, un placer charlar con ustedes, ahora si me permiten voy a ir levantando esta y las demás mesas que quedan y vamos cerrando, ya van a ser las diez y media.
-De hecho sí, -le digo, y le doy un beso a Allison, tocando su cuerpo rellenito pero sin tocarlo mucho, por lo visto no se va a dejar besar.
-Un placer conocerte, Javier, ¡ojalá encontrarnos nuevamente por acá y espero disfrutes muchísimo esta aventura!
Salimos, por cierto yo comí como de costumbre, un montón, íbamos a enfilar algunos para sus cabañas, otros como yo a recorrer por ahí.
-Cabezón, ¿qué vas a hacer ahora?
-Me voy a recorrer por ahí.
-Bueno, cuidado que no vayas a hacer cagadas.
-Naaa, de última me voy a charlar con alguien y seguir conociendo ¡vení conmigo!
-Después me caigo cabeza, ahora voy a nuestra habitación a mirar un poco la tele, ustedes salgan, diviértanse, yo en un rato te llamo a ver a donde andan y me caigo por ahí, ¿dale?
Wendy y yo empezamos a caminar juntos, subimos al piso de recreación 1, sí, cerca del casino, el ala 1 y demás, me pareció escuchar un sonido de arpa en el ala 1. De hecho, de ahí venía. Entramos, y entre tanto niño con su madre encontramos… ¡otro tesoro de los re mil tesoros!
La miré, para asegurarme de que no eran imaginaciones mías, la miré, volví a mirar, por cierto no la conocía en persona todavía pero vi sus fotos, y en persona es aún una niña más dulce y tierna que lo que se podía ver. Ahí estaba Auxi, sentada en un rincón tocando el arpa, increíblemente mi gran amiga estaba ahí, en la Luz de la Luna, disfrutando esta belleza de hotel nave como lo hicimos nosotros.
Yo a pesar de ver, tengo muy buen contacto y hasta amigos y amigas ciegos o con un pequeño resto visual, además, soy uno de los que se adaptan rapidísimo a sus necesidades, formas de manejarse en diferentes ámbitos, incluso defendí a algunos que fueron discriminados en alguna universidad, o despedidos del trabajo injustamente solo por el hecho de no ver, trabajar o estudiar de diferente manera, etc.
Y acá estaba Auxi, una belleza, seguramente esa señora que está cerca suyo debe ser su madre, esa chico muy guapo debe ser su hermano, y ambos están charlando indiferentes, mientras Auxi indiferente también, toca el arpa, pero gracias a Dios tiene un resto visual, el cual aprovecho para hacerle una pequeña seña, que le llama la atención, y voltea a mirar al desgraciao que le hace señas…
-¡Auxi! –le grito jubilosamente, mientras ella tiene cara de no reconocerme.
-Perdón… ¿Quién sos? –dice con una voz tan dulce que por primera vez escucho sin filtros de ninguna computadora ni celular, y que suena mucho más hermosa.
-¡A ver si me reconocés! ¡Mirame!
Después de unos segundos dijo con algunas lágrimas tal vez de la emoción a punto de salir,
-¿Javi?
-¡Síiiiiiiiiiiiiiiiiiii! –le dije acercándome más y dándole un abrazo el cuál me correspondió con la misma fuerza y el mismo sentimiento que yo.
-¡Por fin nos conocemos en persona!
-No lo puedo creer… -dice ahora sí, llorando.
-¡Yo tampoco! Pero contame, ¿cómo llegaste acá?
Antes que dijera nada le di, por fin, después de tantas veces que se lo dije, un besito por ahora en la mejilla, muy profundo.
-Bueno, -dice, -la encontramos de oferta, acá vino Víctor que…
-¿Quéee? ¿Dónde está mi bro?
-Debe estar en nuestra habitación mirando algún partido, ¿viste qué hermosas que son esas habitaciones?
-Síiii, ¡son todas iguales de hermosas! Pero bueno, ¿cómo llegaron?
-Y la encontramos por Internet, y como este 7 es mi cumple propusimos festejarlo de alguna manera diferente, y bueno, llegamos hace 2 días desde Paraguay, ¡te cuento que la estamos pasando genial!
Wendy recién salió de donde quiera que haya quedado.
-Javi, ¿es una amiga tuya?
-Sí Wen, mirá, te presento a Auxi, mi amiga del alma de la que te hablaba mucho.
-¿En serio se encuentran en persona? ¡Wow! Mucho gusto, Auxi! –dice Wendy dándole un beso en la mejilla.
-Igualmente Wen, ¡el placer es mío!
-Mi auxi, ¿y vos en qué cabaña estás?
-Yo estoy con mi mami y mi hermano en…
-¡Wow! ¡Lo adiviné! –dije eufórico.
-¿Qué cosa?
-Que esa señora es tu mamá y ese chico que dejame decirte que es una belleza, es tu hermano.
-Cuando lo conozcas a Víctor vas a ver, es más belleza todavía.
-Síiii, pero bueno, ¿Dónde están?
-Nosotros en la habitación 104, y Víctor en la 96, vino con su mamá también, ¿ustedes?
-Wendy y su mamá no me acuerdo en cuál están, y mi viejo y yo estamos en la 34. Che, ¡te trajiste el arpa y todo!
-Sí, ¿no me digas que me escuchaste tocando?
-Y sí, por eso me llamó la atención y vine a ver qué era y no lo pude creer, ahí estabas tocando vos… Pero ¿sabés? Yo también traje mi arpa, traje una cajita de música también, pero está todo guardado entre mis cosas.
-Ah, bueno, ¡después mostrame!
-Bueno chicas, ¿vamos? –dije levantándome.