Texto publicado por Javier Calderón cuevas

un troso de mi vida sandy y yo

Sandy y yo.

Una de las páginas más hermosas y tristes a la vez de mi vida, fue a mis 18 años.

Cuando tuve la fortuna de ver sido asignado para la graduación de un perro guía.

Esto fue en el año 1975 en la escuela leader dogs en Rochester Míchigan en los estados unidos dando principio a esta bella historia de amor.

Sandy mi perrita que desde ese momento fue mi amiga y compañera durante muchos años,
se comportó como si hubiese sido una persona.

Viajamos juntos a varios lugares playas, parques, incluyendo la complicada y gran ciudad de México df.

Como una diversión recuerdo una ocasión en un pueblo cercano a mi ciudad y previo a una de mis actuaciones de música decidimos pasear en lancha en una laguna y unos de mis compañeros músicos no quería bajar de la lancha hasta que observó una grieta en ella y gritando pedía ayuda nosotros muertos de risa cuando de pronto Sandy se arrojó al agua fue hasta él quien tomándola de la cola logró salir del lago.

Sandy de niña también ISO sus travesuras como en el caso de una niña acompañada de su mamá
se disponían a travesar la calle al igual que nosotros.

De pronto la niña soltó a llorar ¿Qué pasa hija? El perro mami contestó ¿Qué te hace? Me quitó mi bolsa de papas a lo cual repliqué no señora ella viene con migo: contesté ya déjala dijo la señora y cuando cruzamos la calle medí cuenta que Sandy traía en su hociquito la bolsa mencionada.

Sandy salvó mi vida dos veces.

La primera ocasión después de haber ido a un café del centro de mi ciudad de regreso a casa, esperábamos el alto del semáforo para cruzar la calle y no faltó un irresponsable que se pasó el alto: Sandy brincó y con sus patitas delanteras, me empujó asiéndome caer sobre la banqueta

yo me incorporé enojado y jalando su correa le dije ¡porqué lo hiciste!! Jalé dos veces mas la correa Asia el piso como se nos indica en el entrenamiento hasta que un transeúnte se acercó y me dijo ¡¡no la regañe señor!! Solo quiso evitar que lo arrollara el carro incluso trae su colita sangrando ya que a ella si la golpeó.

La segunda ocasión salimos un día al parque cerca de casa y de pronto ella se echó y no quiso caminar mas
¿Qué pasa Sandy? Traté de levantarla y se aferraba al piso ¡que pasa contigo! Repetí molesto ahora caminas porque caminas y traté de jalarla ella seguía aferrada hasta que una persona se acercó corriendo: me tomó del brazo y me dijo momento señor como a dos metros de usted ay un poste tirado con cables de alta tensión: un carro chocó con él y lo derribó:
sobé su cabecita y le pedí perdón.

Sandy siempre estaba ala orden así fuera de día, de noche, días lluviosos o mal tiempo, etc.
solo se sacudía movía su colita para expresar estoy lista mi amo.
A cambio de cariño y comida:
Fue sometida a una intervención quirúrgica debido a un hematoma en una orejita: yo me preocupé mucho pero gracias a dios todo salió bien.

Así pasaron los años hasta llegar a la triste culminación de su vida.

Comenzó con problemas producto de la vejez: cardiacos, problemas de sus huesitos, insuficiencia renal, y otras cosas.

Un día llamé al médico para una revisión ya que la notaba muy enfermita y cuál fue mi sorpresa ¿sale usted a caminar todavía con ella? Preguntó el médico: si, muy poco solo cerca.
pues no me va a creer pero Sandy no ve hace aproximadamente dos meses
Yo con un nudo en la garganta pregunté ¿es posible?: Así es contestó el médico además sugiero que ya se le dé el descanso por medio de la inyección letal
el médico vio mi pena y me dijo hoy es lunes regreso el miércoles para que usted decida por lo pronto le aplica estos sueros: se marchó mientras con la ayuda de alguien le apliqué los sueros con la esperanza de que viviera mas a mi lado

así pasaron esos días angustiosos y el miércoles muy temprano Sandy se levantó: fue a mi lado casi sin poder caminar tenía frío la abrasé y la llevé a la azotea para que tomara un poquito de sol
puse una cobija sobre el piso la acosté y me arrodillé con ella y pedí a dios que no permitiera que un humano le quitara la vida que él lo hiciera y como si me escuchara Sandy exhaló un suspiro muy fuerte y en mis brazos quedó.
Yo solté el yanto la histeria la impotencia de no poder hacer nada y grité e ahí tu cuerpo, inmóvil, inerte, sin vida, la cual me entregaste hasta el final.

Resumiendo este relato y cayendo unas lágrimas sobre el teclado de mi computadora al recordar y escribir doy fin y seamos testigos de la fidelidad de los perros relato vivido y propio gracias.