Texto publicado por TifloFernando

El "curioso" Castellano de los valencianos...(HumorValencia)(UniendodosEmailspersonales)

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Me voy a permitir compartir con todos vosotros, un "Texto" (Que he unido en Dos Partes); Enviados ambos Emails, a mi Correo Electrónico, por un amiguete.

"El “curioso” castellano de los valencianos (Partes 1 y 2)"

Y como supongo que pensaría: "Si es de su agrado, procederá a reenviarlos..."; pues "procedo", como ya he echo con otros "Textos"..."Reenviarlo" a los amigos de BlindWorlds.

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El “curioso” castellano de los valencianos (Partes 1 y 2)

Vicent Marco

21 de Mayo de 2015 y 25 de mayo de 2015

Existen muchas maneras de distinguir a un valenciano, y una de ellas es el habla.

El valenciano medio, cuando habla castellano, utiliza expresiones poco habituales en el resto de España o si me apuras en el resto de los territorios de habla hispana.

Usamos una serie de modismos, de vocablos y de formas de construir las frases: que son propias de los valencianos y que nos delatan como tales.

Como por la boca muere el pez, me he propuesto hacer una recopilación de aquellas palabras que alguna vez han desenmascarado nuestra procedencia con más exactitud que un GPS.

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Los más obvios

- Che, Nano, Tete

Estos son los más habituales, llamar a un amigo “nano” es muy de la capital del Turia, el “tete y la teta” para familiares o amigos íntimos está bastante extendido y lamentablemente asociado a Gandía Shore, y el “Che” es un invento mágico que cualquier valenciano pronunciará sin darse cuenta alguna vez en su vida.

- Mone, Collons, Au

Si alguna vez has hablado valenciano, asimilarás como propios estos 3 conceptos formidables. ¿Quién va a decir “Oye es hora de irnos, o vámonos” pudiendo decir “Mone“? ¿Quién dirá “Vaya usted con Dios, o hasta la vista” pudiendo decir “Au“? y ¿Qué mejor que un buen “Collons!” para expresar sorpresa, enfado, envidia, hartazgo e incluso alegría?

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Los vocablos

- Desficioso

En las palabras intraducibles ya nombré el desfici, y nuestro magnifico concepto “estar desficioso“, el cual nombramos en castellano aunque no exista. Algo muy parecido pasa con ir mudado, ser coent, o estar destemplado (usado como haber cogido frío). Conceptos que nos hacen únicos y que soltamos sin menor filtro en castellano, así, a lo loco.

- Mocho

Nosotros fregamos el suelo con el mocho, mientras el resto del mundo lo friega con la fregona. De hecho la RAE no contempla mocho como sinónimo de fregona ¡Alucinas eh!

- Potroso

Nuestros niños están “potrosos“, cuando no dejan de llorar y quejarse. Sí alguna vez habéis dicho esto, que sepáis que potroso en castellano significa “afortunado“, y estás cometiendo una “espardenyà” de falla de categoría especial.

- Patio

El patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja… pues patios hay en todo el mundo, en los colegios, en las casas… pero nosotros hacemos extensibles los patios a en las entradas de los edificios (los portales), somos así de sociales. Además usamos correctamente el término chaflán, cuando una esquina está cortada formando un plano entre dos ángulos ¡Toma castaña!

- Camal

Me cuesta pensar como se dice camal en castellano, y resulta que es pernera. Yo eso de la pernera en Valencia no lo he oído nunca, en cambio seguro que he soltado alguna vez, arremángate el camal que te lo vas pisando. Si subes la apuesta y dices camalet fuera de estas tierras, sufres riesgo de descojone generalizado (me ha pasado).

Finca

Recuerdo de nano (usado como niño) decir que vivía en una finca, y mis interlocutores castellanos preguntar ¿Entonces tienes tierras? Yo no entendía la pregunta, y por tanto mi respuesta era: mi padre tiene un campo de naranjos, pero vivimos en una finca – ¿Dentro del campo? – No, en el pueblo… y así tenía interminables conversaciones de besugo hasta que me di cuenta de que nuestras fincas son simples edificios ¡Qué infancia más dura!

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Verbos propios

Desastrar y empastrar

Unos preciosos verbos inventados (en castellano) que sólo puede decir un valenciano. Y como lo desastramos todo al final hacemos un empastre, y algún valenciano pronunciará eso de ¡Qué burrada! Apunten en sus libretas “burrada, desastrar y empastre” se han de sustituir por “barbaridad, desordenar y estropicio” si no queremos revelar nuestra procedencia.

Choparse

Todos nos hemos chopado en verano con la manguera o con cubos de agua (poalás)… bueno no todos, sólo ¡Todos los valencianos! ya que resulta que choparse o chopar no existe en castellano. Aún así lo usamos, porque mola mucho choparse en la fuente del pueblo o en el fiesta del pato de Benifaió (siempre barriendo para casa), y también porque no encontramos un verbo castellano que refleje tan bien el concepto de chopar: (empaparse o mojarse no es lo mismo.

Hacer

Está claro que hacer no es un verbo valenciano, pero es que nosotros lo hacemos todo, somos personas de acción. “Nos hacemos unas cervezas para hacer piña” parece algo de lo más natural, y en cambio en otros lugares “las cervezas se las toman y así se mantienen unidos”. A la hora de hacer no nos gana nadie, hacemos siestas no las dormimos; nos hacemos el pelo, no nos peinan; e incluso en nuestras televisiones hacen cosas, no echan nada, porque nos gusta construir, mira Calatrava, un valenciano que no para de hacer y rehacer tras cada empastre.

Socarrar, torrar, trabucar, encalar, acudir

Cinco verbos totalmente correctos en castellano, y que sin embargo es en nuestra tierra donde más se usan. “Si estas torrando carne en Agosto, igual te socarras“. Y por favor no trabuquéis mis palabras que las suelto con la mejor intención, ni encaléis la pelota en el tejado de otro, que luego acudiréis a buscarla y no habrá manera de sacarla de allí. Todos verbos válidos pero que aquí usamos más y mejor, no todo iba a ser malo.

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Fórmula 1 y demás fórmulas

Yo mi me conmigo

Por influencia del valenciano, muchos pensarán que somos narcisistas. “Yo y mi primo” fuimos a la fuente y nos chopamos“, “Pues yo y mis amigos nos pelamos clase de inglés”. Igual no lo decís y os suena raro, pero es algo que muchos valencianos hacen, anteponer el Yo a los demás.

¡De Categoría!

Aquí todo está de categoría, ¿de cuál? pues de alguna categoría que puede ir desde internacional a especial, pero todo categorizado por favor.

Voy bajo

Nosotros no bajamos, la gravedad no nos afecta, si queremos bajar, vamos bajo ¡Y punto!, eso de bajar o ir abajo es para otros.

Ves a casa

El imperativo del verbo ir es “Ve”, pero a nosotros nos gusta más “Ves”. Ves como somos estupendos ¡regalamos hasta las eses que en otras partes se comen! “Ves al horno por una barra de pan cariñet“, esto en el resto de España sería algo así como: “Ve a la panadería a por un colín (o una flauta) cariño”. Porque lo de acabar en “et” o “ete” los diminutivos, también es algo muy nuestro.

Habían y seguirán habiendo

El error gramatical más flagrante y característico de nuestra tierra y que cometemos de manera inconsciente. “Habían miles de personas en la manifestación”, cuando hay que decir “había miles de personas en la manifestación”. Bueno, maticemos, miles según la organización, una docena según las autoridades.

Hemos de

“Hemos de compartir nuestras costumbres” ,”has de pensar más”. Unas frases totalmente correctas, que sin embargo son típicas de nuestro castellano. Lo habitual es “tener que” pero a nosotros nos gusta más “haber de”. “Has de entender que somos diferentes”.

Se conoce que termino de…

El “se conoce” para empezar una frase es más nuestro que la horchata. Además tendemos a terminar de hacer algo en vez de acabar de hacerlo.

Es preciso

“Hacer este artículo era preciso, aunque habrá quien piense que no calia“. Esto suena más raro en castellano que Ramoncín versionando a Nirvana. “Escribir este artículo era necesario (o menester), aunque habrá quien piense que no hace falta”, esa sería la traducción a un castellano más neutro. Es preciso es totalmente correcto, pero se usa en registros cultos mientras que nosotros lo decimos siempre. Y el “no cal” creo que no cal ni comentarlo.

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La comida

Cacaos y olivas

Ves a Granada y pide unas olivas, igual te pasa como a mi. – ¿Olivas? – ¿Sí de esas partidas que tienes ahí? – ¡Ahhh, aceitunas! – Aceitunas, olivas, es lo mismo – ¿Cómo va a ser lo mismo? ¡Esto son aceitunas, de ahí sale el aceite! – El aceite de OLIVA. (Cara larga del camarero) – Pues aquí nadie ta va entender si hablas así de raro. Luego ya se me ocurrió pedir también unos cacaos y el camarero (esta vez con razón) me comentó amablemente: – No son horas de tomarse un chocolate calentito, si quiere le traigo unos cacahuetes. Y es que las olivas y los cacaos, son parte de nuestra cultura del almuerzo, que implica que jamás llamemos almuerzo a la comida principal del día.

Un bombón del tiempo

Ojiplático se puede quedar un gallego cuando le pides este café. Aquí cualquier camarero te pondrá un café, con leche condensada y una copa con hielos, en cambio cuando salgas fuera te mirarán como si acabaras de aterrizar desde Alfa Centauro. Bombón y del tiempo, son dos conceptos muy nuestros.

Natural

Nosotros el agua la queremos natural, ni tibia, ni del tiempo, ni a temperatura ambiente, la queremos NATURAL, Nada de agua artificial entonces (piensan los que nos escuchan).

Ajoaceite

El allioli, invento cumbre de nuestra gastronomía, fuera de aquí se conoce como “Alioli“. Pero como somos tan finos, nosotros pedimos ajoaceite (traducción literal de allioli) desvelando irremediablemente que somos valencianos.

Clóchinas, tellinas, besugo y mero

Los mismos pescados se denominan de manera distinta dependiendo de la zona. Nuestra tellinas se suelen llamar coquinas allí donde no hay playa; las clóchinas son mejillones (pero buenas y sabrosas); al atún le llamamos besugo aunque el besugo y el atún sean sólo primos lejanos; y si alguien nos pide una cortadita de mero, le colamos un emperador o pez espada y nos quedamos tan anchos. De hecho hace muy poco pedimos una clóchinas con total naturalidad en un bar de Formentera (éramos 7 valencianos) y nos sacaron almejas… cosas de ser aquí. Además si alguien se refiera a la sartén, como paella, entonces es más valenciano que las Torres de Quart.

Limonada y carlota

Una limonada fresquita está deliciosa en verano, y si lo acompañas con una ensalada de lechuga y carlota, te quedarás sin ninguna toxina en el cuerpo. El caso es que para nosotros una limonada es una gaseosa, y en el resto de España la Carlota es la hija de Carolina de Mónaco y no una zanahoria.

.Parte 2.

Después del abrumador éxito de la primera parte del “curioso” castellano de los valencianos, y tras recoger centenares de sugerencias, me veo en la obligación de hacer una segunda parte. Porque seguimos siendo gente de acción, que hace y no para de hacer cosas. Por eso en vez de hacer bici, hacerme una toma, o ir al bar a hacerme una cortada de entrecot para celebrarlo; voy a hacer memoria y recopilar nuevas expresiones “made in Valencia”, que sé que os hace papel.

Cierto es que algunas de las que vienen ahora, así como las anteriores no son exclusivas nuestras, pero esto no es el HOLA, y aquí no somos excluyentes, si los aragoneses quieren usar pozales o los murcianos pasar el mocho, nosotros tan felices de no sentirnos bichos raros cuando soltamos nuestros modismos en otros lares.

keep calm

Palabras propias

Mante

Si dice “mante” o “ausaes“, hace las cosas “arreu” o envía a la gente a “fer la mà“, está claro que es valenciano. Hay una serie de palabras intraducibles como convoi, ausaes, coent, desfici o bac que debes de conocer si vienes a vivir a la Comunitat Valenciana, porque más de una vez las diremos con la naturalidad del que se toma una horchata con fartons en Alboraya.

Objetos varios

¿Cómo se dice peucos en castellano? Pues resulta que son patucos, yo me enteré hace poco cuando le regalé unos a unos amigos de fuera. Nuestras mujeres se ponen una bata y se arreglan para ir mudadas mientras que otros sitios se ponen un vestido para ir elegantes. Que pudiera ser que el vestido fuera para un funeral porque ha faltado algún conocido, o para algo más alegre como una picaeta en la pinada de la montaña, que a aquellos que van al pinar del monte les resulta muy extraño que llamemos picaeta a los aperitivos.

En la casa

Además de hacer las reuniones de vecinos de escalera en el patio de la finca, resulta que nuestros deslunados son patios de luces, y nuestras galerías dicen algunos que tampoco se llaman así, ¿y cómo se llaman?. Precisamente en el brancal (alfeizar) de loza (esta es correcta) de la ventana de mi galería, me olvidé una tarta que no me cabía en el banco de la cocina, y se ha florido (florecido). Y la vecina ha tocado el telefonillo, para avisarme y yo que estaba pasándole el mocho al piso (no al suelo), casi caigo a tierra (caer a veces lo usamos transitivo) tras tropezarme con un zafa (sinónimo aceptado de jofaina).

Ubicación específica

Si dice cochera en vez de garaje, no sólo será valenciano, puedes afirmar que es de la Safor. Si acaba con un “y avant o avan” sus frases, puedes estar seguro de que se trata de un castellonense. Y si a las estanterías les llama lejas, entonces es del sur de la Comunitat o murciano. Porque los de Ribera a los estantes les llamamos baldas y tampoco nos entienden por ahí y acabamos baldados del esfuerzo cognoscitivo.

A la hora de comer…

“Póngame un blanco y negro con ajoaceite, y un rojo también; y tráigame unas papas y cacaos de picaeta, que lo único que he comido en todo el día ha sido una bolsa de rosquilletas que me compré en la paraeta del chaflán de mi piso”. Eso de comer blancos, negros y rojos, para referirnos al embutido también es muy valenciano, además nuestras sabrosas longanizas en muchos lugares son denominadas simples salchichas, como si fueran de Frankfurt ¡HEREJÍA!. El tema de las rosquilletas y las papas ha sido de lo más comentado, “grisines, bastones, pan de pipas…” con lo bonito que es decir rosquilletas o saladitos y comprarlas en la paraeta (kiosko). Y las papas para nosotros vienen en bolsa y ya fritas, como las Duso, las Lolita, las Vicente Vidal o cualquiera de las muchas que hacen por nuestra tierra.

La paella

El arroz con cosas no es paella, eso lo tenemos muy claro los valencianos, y cuando vamos fuera y queremos hacer una paella auténtica: o nos toca llevarnos el arreglo de casa; o nos es más difícil encontrar los ingredientes que a Rita Barberá hablar valenciano ¡A saber qué nos pondrían en Soria si pedimos cuarta y mitad de ferraura, garrofó y tabella! Y para bajar la comida el sandemà nos proponemos cocinar un hervido, con su bajoqueta y su patata, aunque si es invierno siempre podemos poner al fuego un poco de puchero (nuestro cocido) cocinado en un puchero bien grande (olla) para que sobre buena cosa de caldo en el que podamos sucar mucho pan y fartar hasta rotar. ¡Ñas!

Los postres

Para acabar nos comeremos un trozo de coca (bizcocho) y una buena naranja sin corfa (sin piel), y al chiquillo ponle el pechito (babero) y dale un choleck (batido de chocolate) así coge fuerzas y se va a empinar el cachirulo (volar la cometa) mientra pegamos una becaeta. Y después con un vaquerito de Terry nos jugamos al truc quien escura en la pica (fregar en la pila) la paella con el fregall (estropajo). Todas palabras que algunos usamos sin darnos cuenta cuando hablamos castellano.

Costumbres varias

La amistosidad

Una amiga ginecóloga madrileña que pasó toda su residencia en el Hospital la Fe, no entendía el trato tan cercano de los pacientes en la consulta. En vez de dirigirse a ella de usted y llamarle doctora, siempre empezaban la frase con un “bonica, carinyet, corazón, mari, cari, tesoro, perla, reina…” y normalmente las pacientes seguían con un “me pica el parruset, me hace daño ahí baix, tengo algo en la figueta (figa)…” y se sorprendía aún más cuando le nombraban la chufa y la pilila de sus maridos. Al principio iba un poco “com cagalló per sèquia” pero al final le cogió el gusto a nuestra “cariñosidad” y acabó reconociendo que somos muy apañados y templados. También le costó acostumbrarse a ver moraduras (y no moratones), y a que a las mujeres preñadas les subiera la calentura (embarazadas con fiebre).

Agonía

Esta conversación me sucedió hace no mucho y al leer los comentarios la he recordado. Andaba yo con el estómago revuelto de camino a casa fuera de la terreta cuando solté un – Tengo agonía – mi interlocutora se quedó perpleja y asustada, y contestó – ¿Vamos al hospital? – Al hospital no hace falta, sólo es agonía, angustia – su cara de preocupación aumentaba por momentos – ¿Pero qué te pasa? ¿tan grave es? – No, es sólo que me duele mucho la pancha, y tengo ganas de arrojar – ¿Arrojar que? (Pánico en su cara) – Pues el cubalitro ese que me me he hecho, que me ha pegado como un tiro – Ahí ya empezó a entender algo – A ver, que me estás mareando, ¿Qué tienes? – Pues ganas de bosar, de arrojar… – ¿Vomitar? – ¡Claro! – Yo pensando que te morías y lo único que necesitas en un primperan, anda que…

La calor

Nuestra calor es femenina, como nuestra mar, y si hace basca lo que te apetece es acudir a la mar a pegarte un baño. Pero claro si luego se gira el viento vienen unos nubarrones y se coge la lluvia, tendremos que tirar para casa. Por lo visto estas expresiones meteorológicas les resultan muy graciosas a nuestros vecinos, y es que en Valencia cuando llueve, pasan cosas raras.

Ahora luego

“Ahora después me comentáis que os ha parecido el artículo”. Una frase con todo el sentido del mundo que resulta hilarante para por ejemplo: los vascos. Ahora luego, o ahora después, para expresar “en un breve periodo de tiempo” es un concepto tan nuestro como las brascadas. Espero que ahora luego, cuando acabéis de leer, os de por compartir “y avant”.

cotilla

Los verbos que más gastamos

Gastamos verbos que no se usan o gastan en otros lugares aunque sean correctos en castellano como chafar por pisar. También se nos puede escapar un sucar a la hora de mojar con pan, restregar o refregar el tomate o el queso en el pan nos gusta mucho más que untarlo. La luz la enchufamos o la abrimos y cerramos, la bola la encalamos (está en la RAE) en el terrado, porque no la hemos podido empomar (coger al vuelo) y la puerta la tocamos (¿Qué es eso de llamar?, ¡ni que tuviera nombre!). Y si la chica con la que festeas estás en casa, os podéis ir a pegar una vuelta, para charrar y poder dotorejar porque sois unos chafarderos (sinónimo aceptado de cotilla) de categoría internacional.

Enseñar

Nosotros no aprendemos, nos enseñamos ¿Qué hacemos qué?, pues nos enseñarnos solos, entre otras cosas a empezar con un “que” átono el principio de muchas frases. “Que, ¿no os gusta el artículo?” “Que, ¿no lo compartís?” o a usar el infinitivo en vez del imperativo “venir aquí y poneros el pijama” por “venid aquí y poneos el pijama”. Además si algo no nos queda bien, no nos vemos, que no significa que estemos ciegos, es simplemente que no nos acaba de gustar como nos queda (o incluso como nos para). Prueba a decirle a un Argentino “cógeme la bata a ver como me para”, si te entiende y no se ríe, te regalo un kilo de clemenules de la cooperativa de Benifaió.

Embozar, desventar y Espolsar

Tras la comida, hay que cerrar la limonada para que no se desvente (pierda el gas, correcto), y no olvidéis espolsar el mantel, que aunque nos suena de lo más natural, es “espardenyà” en toda regla y se traduce por sacudir o similar. Y si la digestión es pesada, tened cuidado no embocéis el baño, que aunque sea totalmente correcto, en muchos lugares no os entenderán y no os darán salfumán, para limpiar porque este producto está en nuestras cocinas, pero su nombre es agua fuerte ¡ni que el agua te fuera a pegar una nyespla!

Recogiendo las últimas sugerencias de los lectores, algunos me indican que a los agujeros de los calcetines les llamamos patatas, y en otros lugares tomates. También que las libretas y los carpesanos son cuadernos y archivadores en Madrid, y que esto provoca alguna que otra confusión. Esmusar por dar tiricia, estrenar por dar el aguinaldo, redonda por rotonda, gaiato por bastón, engañarse por equivocarse, o renegar por reñir o discutir… Aunque hay muchas más y se aceptan todas las sugerencias para ampliar los textos, creo que en estos dos artículos recojo la mayoría de los modismos que usamos los valencianos a la hora de hablar castellano. Así que ahora después me pondré a la faena con un artículo sobre “espardenyàs” míticas que he oído por ahí, como el “piñuelo” de la oliva, o el bocata de “cansaladita“.

Au!