Texto publicado por TifloFernando

La Enfermedad de: ¡Estar OCUPADOS!...(UltimaPublicacionSemanal) (ParaMeditarunRatejo)

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

¡tac, -tac, tac; - ¿se puede?!.

¡Bienvenid@s a mi ULTIMA Publicacion SEMANAL!

-entrad, sentáos y disfrutad de la lectura...

- ¿Os apetece un cafecito virtual MIENTRAS Léis?...

- Os invito.

Deseo que disfrutéis con la lectura de estas mal hilvanadas palabras...¡¡¡Pero escritas con gran cariño!!!.

No es la primera y espero que no sea la última vez que hablo de lo ocupad@s que estamos siempre...

Y es que hay quien nace con el don de la enseñanza y quien jamás disfrutará de esa dicha.

Quien hace de un año entero un tiempo perdido en la memoria y quien de unas horas, el más hermoso de los recuerdos...

Veréis, hace unos días, mi hijo me envió por Email, el Texto que os "Copio y Pego" un poco más abajo:

"LA ENFERMEDAD DE "ESTAR OCUPADOS"..."

Vamos, que aparte de sentirme orgulloso de mi Nano, su Correo ha motivado que redactara mi última Publicación Semanal basándome en su enseñanza.

Pero en realidad, tenemos que saber: ¿A qué se denomina ENFERMEDAD?...Antes de proseguir.

Algunas definiciones sobre el término ENFERMEDAD:

Se denomina enfermedad al proceso y a la fase que atraviesan los seres vivos cuando padecen una afección que atenta contra su bienestar al modificar su condición ontológica de salud.

El término proviene del latín infirmitas que significa “falto de firmeza” y consiste en un proceso que acaece a un ser vivo y altera su estado normal de salud.

Según lo define la Organización Mundial de la Salud (OMS):

El término salud implica el perfecto bienestar a nivel físico, mental y social de un individuo, mientras que enfermedad es la presencia de un mal o afección puntual.

Para el Diccionario Médico Teide:

Una enfermedad se le llama al conjunto de alteraciones morfológico estructurales que se producen en organismo como consecuencia de un agente morbígeno interno o externo, contra el cual el organismo no tiene la capacidad de oponerse o no consigue enfrentarlo con la suficiente fuerza.

Por su parte, el Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas recoge que:

Una enfermedad es la pérdida de la salud, o sea una desviación del estado fisiológico de etiología generalmente conocida, que se presenta a través de síntomas puntuales y cuya maduración es predecible.

Y hasta una Pseudociencia como "La homeopatía":

Define una enfermedad como la exacerbación aguda de la falta de armonía interna, una manera (la única posible) que el organismo tiene de reaccionar frente a una modificación de su energía.

Pero sea cual fuera la Definición que elijamos:

Una enfermedad es una alteración del estado fisiológico en algunas de las partes del cuerpo que se manifiesta a través de síntomas puntuales conocidos cuya previsión es más o menos previsible.

Por tanto, por si fuera poco escapar a los diferentes Agentes que se empeñan en destruir nuestra ya de por sí precaria SALUD...Y provocarnos una ENFERMEDAD.

Nos buscamos nuevos motivos para enfermar...¡¡¡ES DE LOCOS!!!

Y como dice el Artículo que os comparto:

""¿Cómo se supone que podemos vivir, reflexionar, ser o convertirnos en humanos completos si estamos constantemente ocupados?""

Y más o menos (Bien o mal) los Adultos, al menos los de mi entorno, luchan a brazo partido por evitar ser ¡AGREDIDOS POR ESTAR OCUPADOS!

Pero, os pregunto: ¿Qué pasa con nuestros Niñ@s y Adolescentes?...Quienes por lo general carecen de armas suficientes para defenderse.

Aprender a lidiar con la adversidad es parte importante del desarrollo de l@s niñ@s sanos, sin embargo, cuando sus cuerpos se ven amenazados se preparan para una respuesta aumentando las hormonas de frecuencia cardíaca, presión arterial y el estrés, como el cortisol.

Cuando los sistemas de respuesta al estrés de un peke se activan en un entorno de relaciones de apoyo con los adultos, los efectos fisiológicos se superan y lo traen de vuelta a la normalidad...

Pero si la respuesta es extrema y de larga duración, y no hay esas relaciones armoniosas, el resultado puede ser un daño para toda su vida.

Lo que podemos resumir de la siguiente forma:

1.- La respuesta positiva, llamada estrés positivo, es normal para el desarrollo saludable del niño:,

- Se caracteriza por el breve aumento de la frecuencia cardiaca y leves elevaciones hormonales ante actividades o emociones pasajeras.

2.- El estrés tolerable:

- Activa los sistemas de alerta del menor en un mayor grado por emociones fuertes y duraderas, como la pérdida de un ser querido, que si cuenta con relaciones de protección de los adultos logra superar.

3.- El estrés tóxico:

- Si un niño se enfrenta, sin apoyo adecuado de un adulto, a una frecuente, fuerte y prolongada adversidad, como el abuso físico o emocional, exposición a la violencia, cargas acumuladas de problemas económicos familiares, se desarrollará una ENFERMEDAD con toda seguridad.

Es terrible por consiguiente la "Enfermedad de estar ocupados" porque no nos deja mirar dentro de nosotros mismos, ni a nuestro alrededor, no escuchamos a los niños, ni a los jóvenes, ni por supuesto a los viejos...

Casi al final del Artículo que os traigo hoy conmigo, el Autor cita al Gran Yeats:

“Se necesita más coraje para escudriñar los rincones oscuros de tu propia alma que para luchar en un campo de batalla.”

Pero yo sigo preguntándome: ¿Cómo lo voy a hacer si me paso todo el tiempo ¡OCUPADO!?...

Pues os dejo hasta la Semana próxima, si Dios me lo permite, para volver a deciros:

Y termino diciendo lo que suelo poner en mi última Publicación semanal: Para meditar un Ratejo...

Con un inmenso cariño, TifloFernando.

=

LA ENFERMEDAD DE "ESTAR OCUPADOS"...

Hace unos días me encontré con una buena amiga. Me detuve para preguntarle qué tal le iba y saber cómo estaba su familia. Puso los ojos en blanco, miró hacia arriba y en voz baja suspiró: “Estoy muy ocupada… muy ocupada… demasiadas cosas ahora mismo.”
Poco después, le pregunté a otro amigo y le pregunté qué tal estaba. De nuevo, con el mismo tono, la misma respuesta: “Estoy muy ocupado, tengo mucho que hacer.”
Se le notaba cansado, incluso exhausto.
Y no sólo nos pasa a los adultos. Cuando nos mudamos hace diez años, estábamos emocionados por cambiarnos a una ciudad con buenos colegios. Encontramos un buen vecindario con mucha diversidad de gente y muchas familias. Todo estaba bien.
Después de instalarnos, visitamos a uno de nuestros amables vecinos y les preguntamos si nuestras hijas podrían conocerse y jugar juntas. La madre, una persona realmente encantadora, cogió su teléfono y empezó a mirar la agenda. Pasó un rato deslizando la pantalla y al final dijo: “Tiene un hueco de 45 minutos en las próximas dos semanas. El resto del tiempo tiene gimnasia, piano y clases de canto. Está muy ocupada.”
Los hábitos destructivos empiezan pronto, muy pronto.

¿Cómo hemos terminado viviendo así? ¿Por qué nos hacemos esto a nosotros mismos? ¿Por qué se lo hacemos a nuestros hijos? ¿Cuándo se nos olvidó que somos “seres” humanos y no “haceres” humanos?

¿Qué pasó con el mundo en el que los niños se ensuciaban con barro, lo ponían todo perdido y a veces se aburrían? ¿Tenemos que quererlos tanto como para sobrecargarlos de tareas y hacerles sentir tan estresados como nosotros?

¿Qué pasó con el mundo en el que podíamos sentarnos con la gente que más queremos y tener largas conversaciones sobre nosotros mismos, sin prisa por terminar?

¿Cómo hemos creado un mundo en el que tenemos más y más cosas que hacer con menos tiempo libre (en general), menos tiempo para reflexionar, menos tiempo para simplemente… ser?

Sócrates dijo: “Una vida sin examen, no merece ser vivida.”

¿Cómo se supone que podemos vivir, reflexionar, ser o convertirnos en humanos completos si estamos constantemente ocupados?

Esta enfermedad de estar “ocupado” es intrínsecamente destructiva para nuestra salud y bienestar. Debilita la capacidad de concentrarnos completamente en quienes más queremos y nos separa de convertirnos en el tipo de sociedad que tan desesperadamente clamamos.
Desde los años 50 hemos tenido tantas innovaciones tecnológicas que nos prometimos hacer nuestras vidas más fáciles, más rápidas, más sencillas. Aun así, hoy no tenemos más tiempo disponible que hace algunas décadas.
Para algunos de nosotros, “los privilegiados”, las líneas entre el trabajo y la vida personal desaparecen. Siempre estamos con algún aparato. Todo el tiempo.
Tener un smartphone o un ordenador portátil significa que deja de existir la división entre la oficina y nuestra casa. Cuando los niños se van a la cama, nosotros nos conectamos.

Una de mis rutinas diarias es revisar una avalancha de correos. Me suelo referir a esto como “mi yihad contra el correo”. Estoy constantemente enterrado bajo cientos y cientos de correos, y no tengo ni la más remota idea de cómo detenerlo. He intentado diferentes técnicas: respondiendo sólo por las mañanas, no respondiendo los fines de semana, diciéndole a la gente que nos comuniquemos cara a cara… Pero siguen llegando, en cantidades ingentes: correos personales, correos del trabajo, incluso híbridos. Y la gente espera una respuesta a esos correos. Ahora, resulta que quien está demasiado ocupado soy yo.
La realidad es muy diferente para otros. Para algunos, tener dos trabajos en sectores mal pagados es la única forma de mantener una familia a flote. El veinte por ciento de los niños de EE.UU. viven en la pobreza y muchos de sus padres trabajan por salarios mínimos para poner un techo sobre sus cabezas y algo de comida en la mesa. También están muy ocupados.
Los viejos modelos (incluyendo el del núcleo familiar sólo con un padre trabajando, si es que tal cosa alguna vez existió) ha pasado de largo para muchos de nosotros. Sabemos que existe una mayoría de familias en las que la unidad familiar está separada o con ambos padres trabajando. Y no funciona.
No tiene que ser así.
En muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices: en árabe, ¿Kayf haal-ik? o, en persa, ¿Haal-e shomaa chetoreh? ¿Cómo está tu haal?
¿Qué es ese haal por el que preguntas? Es una palabra para preguntar por el estado transitorio del corazón de uno. En realidad preguntamos “¿Cómo está tu corazón en este momento exacto, en este mismo suspiro? Cuando nosotros preguntamos “¿Qué tal estás?”, esto es exactamente lo que queremos saber de la otra persona.
No pregunto cuantas cosas tienes por hacer, no pregunto cuantos correos tienes pendientes de leer. Quiero saber cómo estás en este preciso momento. Cuéntame. Dime que tu corazón está contento, dime que tu corazón está dolorido, que está triste y que necesita contacto humano. Examina tu propio corazón, explora tu alma y después cuéntame algo sobre ambos.
Dime que recuerdas que sigues siendo un ser humano, no sólo un “hacer” humano. Dime que eres algo más que una máquina completando tareas. Ten esa charla, ese contacto. Ten una conversación sanadora, aquí y ahora.
Pon tu mano en mi hombro, mírame a los ojos y conecta conmigo por un segundo. Cuéntame algo sobre tu corazón y despierta al mío. Ayúdame a recordar que yo también soy un ser humano pleno que necesita contacto con otros humanos.

Enseño en una universidad en la que hay muchos estudiantes orgullosos de si mismos con el estilo de vida “estudiar mucho, desfasar mucho”. Esto probablemente podría ser un reflejo de buena parte de nuestro estilo de vida.
No tengo soluciones mágicas. Lo único que sé es que estamos perdiendo la capacidad de vivir una vida plena.
Necesitamos una relación diferente con el trabajo y la tecnología. Sabemos lo que queremos: una vida con significado, sentido de humanidad y una existencia justa. No es sólo tener cosas. Queremos ser completamente humanos.

W. B. Yeats escribió una vez:

“Se necesita más coraje para escudriñar los rincones oscuros de tu propia alma que para luchar en un campo de batalla.”

¿Cómo se supone que vamos a examinar los rincones oscuros de nuestra alma si no tenemos tiempo? ¿Cómo podremos vivir una vida sujeta a examen?
Siempre soy prisionero de la esperanza, pero me pregunto si estamos dispuestos a reflexionar sobre cómo hacerlo y sobre cómo vivir de otra manera. De alguna forma, necesitamos un modelo diferente de reorganización individual, social, familiar y humanitario.
Quiero que mis hijos se ensucien, que lo ensucien todo y que incluso se aburran. Quiero que tengamos un tipo de existencia en el que podamos detenernos por un momento, mirar a otras personas a los ojos, tocarnos y preguntarnos mutuamente ¿cómo está tu corazón?. Me estoy tomando tiempo para reflexionar sobre mi propia existencia; estoy lo suficientemente en contacto con mi propio corazón y alma para saber cómo me siento y para saber cómo expresarlo.
¿Cómo está tu corazón hoy?
Déjame insistir en un tipo de conexión humano-a-humano en la que cuando uno de nosotros responda “Estoy muy ocupado”, podamos responder “Lo sé. Todos lo estamos. Pero quiero saber cómo está tu corazón.”

Artículo original por Omid Safi

Traducción por Al gluten, buena cara