Texto publicado por Manuel De Jesús Cano Raudes

reflección del equilibrista

En cierta oportunidad un famoso equilibrista (quien ya había logrado con éxito varias proezas) estaba por hacer una travesía… había tensado un cable de un extremo al otro en las cataratas de Niágara con el propósito de atravesar a la otra orilla. Le comenta a su mejor amigo que tenía cierto presentimiento, que tenia dudas en cuanto a si podría lograrlo. Su amigo lo anima y le dice que no se preocupe, que lo que estaba por hacer seria una simpleza en comparación con lo que ya había hecho anteriormente, le dice: ‘yo confío en ti, te tengo fe’.
Aun así el equilibrista le expresa preocupación en cuanto a si lograría realizar esta travesía. Nuevamente el amigo le dice ‘no te preocupes, vas a poder lograrlo, yo te tengo fe’ y le recuerda las muchas hazañas que ya había hecho, en comparación con esta ‘no es nada’.
El equilibrista le agradece por el ánimo y la confianza depositada en el, pero que aun así estaba preocupado. El amigo le pregunta entonces él por que de tanta preocupación y el equilibrista le menciona que pensaba cruzar las cataratas con una ‘carretilla’, el amigo (en son de risa) le dice: ‘¿Cómo te vas a preocupar, si ya caminaste sobre cables llevado cosas más grandes y más difíciles? llevar una carretilla no es nada, yo confío en ti, te tengo fe’-le dice
El equilibrista le agradece mucho por la confianza depositada en él y le dice: ‘¡lo que no te dije es que pensaba cruzar las cataratas contigo en la carretilla!’.
Pregunta: ¿Mostraría con hechos la ‘fe’ que le tenía a su amigo? ¿Estaría el amigo dispuesto a subirse en la carretilla?
Lección para nosotros: Podemos decir que tenemos fe en Jehová pero ¿demuestran nuestras obras que es así, que tenemos absoluta confianza y fe en el cumplimiento seguro de sus promesas.