Texto publicado por TifloFernando

Un momento de SERENIDAD...(UltimaPublicacionSemanal) (ParaMeditarunRatejo)

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Lo sé, soy un ¡PESAO! pues siempre que puedo hablo de la Paz interior...Cosas de Viejo.

Todos hemos sentido alguna vez que tenemos un conflicto interno, lo cual generalmente ocurre cuando debemos tomar alguna decisión moral.

Cuanto más grande sea la decisión moral, más grande será el conflicto.

Este conflicto es entre dos “naturalezas humanas” opuestas: el cuerpo y el alma.

- El cuerpo busca comodidades transitorias y placeres sensuales; desea rendirse, soñar, posponer y dejarse llevar por las pasiones. Pero el cuerpo dice: "Dame comida, calor y una almohada. Quiero relajarme".

- El alma desea significado, logros, permanencia, grandeza, realidad y verdad.

Estas dos fuerzas chocan. Nosotros queremos ser firmes, pero nos sentimos como malvaviscos. Queremos ser grandiosos, pero no tenemos ganas de hacer el esfuerzo. Queremos ser independientes, pero nos sentimos seducidos...

E incluso cuando no nos damos cuenta, este conflicto se desata dentro de nosotros.

La Paz Interior y la tranquilidad sólo vienen cuando nosotros resolvemos la lucha interna.

Nosotros somos los que elegimos una u otra opción: ¿Quieres grandeza o quieres ser mediocre?...(Noaj Weinberg).

Cuando era bien jóven aprendí y muy pronto a permanecer solo durante largos períodos de tiempo (No porque yo quisiera, eran soledades impuestas por el Guión...).

Y rápidamente comprendí que el ¡SILENCIO! es imprescindible para reflexionar...

Dicho de esta manera, es de suponer que no me guste el ruido de fiestas, de grandes tiendas o el griterío de los Pekes del Colegio que tengo cerca de casa...

Pero es que se puede estar en el medio de la balanza; Ni con tanto ruido como el actual, ni tanto silencio como en mi infancia y primera juventud.

Si tú llamas experiencias a tus dificultades
y recuerdas que cada experiencia te ayuda a madurar,
vas a crecer vigoroso y feliz, no importa cuán adversas parezcan las circunstancias.-Henry Miller-

Y con esta premisa he ido forjando poco a poco mi Yo, complejo y extrovertido cuando quiero...

El Autor de este Artículo que acompaña mi Ultima Publicación Semanal; Miguel Segura, nos ofrece una frase digna de Meditar:

"Nuestra alma no necesita sólo agua, sino la serenidad y la paz que da el silencio. Nada florecerá en quien no vive en paz"

Y como dice la nena del Anuncio de TV (Que ahora mismo no recuerdo lo que anuncia) dice algo así como: "Y esto es una verdad, Verdadera"...

"¡¡¡...Nada florecerá en quien no vive en paz...!!!"

Y si lo Meditáis un ratejo, os daréis cuenta que es en el Silencio (Aunque sea de unos minutos al día) en dónde se puede extraer la ENERGIA que necesitamos para continuar hacia delante.

Deseo no haberos aburrido mucho, pero es que la verdad es que cada día me siento más PERPLEJO con lo que estoy viviendo en el día de hoy.

Y termino diciendo lo que suelo poner en mi última Publicación semanal: Para meditar un Ratejo...

Con un inmenso cariño, TifloFernando.

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Un momento de serenidad

Llegué al Collado del Acebal en tiempo de lluvias. Nunca había visto caer tanta agua en tan poco tiempo, así que enseguida comenté a todos mi asombro ante los torrentes que pasaban ante nosotros deslavando los campos y convirtiendo los caminos en auténticos ríos.

Sin embargo las montañas y los valles estaban muertos y parecían amasados de fango y tristeza. No pude ocultar por más tiempo mi perplejidad:

- ¿Por qué no están verdes los valles y las montañas si cae tanta agua?

Y uno de los más ancianos me dio una palmada en la espalda y me dijo:

- El agua es muy buena, pero ahora es violenta. Espera y verás.

Esperar no fue fácil. Los truenos estallaban por las noches con tal ímpetu como si una manada de bisontes galopara por el tejado. Fuera sólo había agua y más agua. Pero, como dijo el anciano, era un agua voraz, más insoportable para los campos que el sol del desierto... pero era agua, sólo agua.

A los pocos días amainó el temporal y, al pasar la época de lluvias, una gran serenidad se adueñó del clima. El sol salía y se ocultaba trazando en el cielo un recorrido limpio de nubes. Así, en medio de la calma y de la paz, la región floreció y se convirtió en un vergel como nunca antes había visto.

Nuestra alma no necesita sólo agua, sino la serenidad y la paz que da el silencio. Nada florecerá en quien no vive en paz.

Autor: Miguel Segura.