Texto publicado por Iván Sebastián sánchez

MARCO CONCEPTUAL Y FUNDAMENTACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS

INTRODUCCIÓN

La humanización de la especie, el respeto cultural,frecuentemente entra en conflicto con la legalidad. es frecuente que ante radicales y profundos conflictos, topemos con la paradoja de que existe una legalidad nacional o internacional pero que es profundamente inhumana, lo que produce una insatisfacción enorme de pertenecer a un género, especie o una familia, que produce bajo el nombre encubierto de la legalidad atrocidades humanas profundas y radicales.
La especie humana, es capaz de producir cosas tan magistrales y sublimes como son la música o una pintura, y al mismo tiempo es tan capaz de producir genocidios, mutilaciones en niños, violaciones... y es ahí donde chirría el aparatage de la legalidad y la democracia. ¿Dónde está la humanidad de los hombres?
Existe así una constatación simple y evidente, que es la distancia existente entre la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que proclamó la Asamblea General de las Naciones Unidas el diez de diciembre de 1.948 y la práctica diaria de las instituciones y los individuos. Parten así de esto dos líneas divergentes que caracterizan nuestra democracia.
Pese a ser muy conscientes de la radicalidad y exigencia de los Derechos Humanos, existe en nosotros una especie de inmunización o inmunidad ante ellos, a pesar de vivir la realidad y el día a día, donde somos bombardeados por los medios de comunicación de los acosos, vejaciones y ataques a su libertad, intimidad e integridad física que sufren personas como nosotros que al igual forman parte de la denominada familia humana. Ahondando en este vértice y como ya dijo Norberto bobbio en El tiempo de los Derechos, "el problema en nuestra época ya no consiste en formular exclusivamente unos derechos donde se reconozca a todos los individuos". El problema reside encómo encarnarlos, cómo hacerlos realidades en la vida cotidiana de todos los componentes de la especie Humana. El problema no es en sentido estricto la filosofía del Derecho o la formulación jurídica, sino la de la estructura ética, donde no hay derecho si no se implanta ley, o más bien, qué representación tenemos de lo humano para no sacudirnos esos conflictos que ultrajan a los demás. Se trata de un problema de incultura de las representaciones.

FRACTURA ENTRE DERECHO INTERNACIONAL Y DERECHOS HUMANOS: FUNDAMENTOS ANTROPOLÓGICOS Y ÉTICOS DE LA PAZ Y CONFLICTOS ENTRE LOS PUEBLOS

Desde el punto de vista de la antropología y quizás una mínima exigencia ética, se percibe una fractura entre Derecho Internacional, incluso el Público, y los Derechos Humanos.
El Derecho Internacional, consiste en unos pactos, acuerdos o tratados que el estado firma con los distintos gobiernos de países, dicho a grosso modo.
Los Derechos Humanos, circunscriben los derechos de los individuos que suscriben los estados. Los individuos afectados no son signatarios, ya que ninguno firma un pacto de derechos humanos con el estado, ni existe un acto contractual formal frente al estado.
Paradójicamente, quienes violan esos derechos con mayor frecuencia son los estados.
Luego en definitiva, la mayor parte de las veces los Derechos Humanos quedan reducidos a un ´capítulo de la política internacional pública, esto es, a conveniencia oportuna de los estados y de los beneficios mutuos.
Al igual es interesada y efectista, ya que esta conveniencia entre Derechos Humanos y políticas internacionales permite señalar donde se inscribe una parte fundamental del problema. Los Derechos humanos tienen como sujeto y como objeto la persona. Esto quiere decir, la persona es considerada en los Derechos Humanos como fin, y como tal es irreductible a cualquier otro principio, creencia o necesidad. Se trata de la afirmación rotunda que encabeza el prefactio de la antropología desde el punto de vista pragmático de Kant. el hombre es un fin para sí mismo.
no somos fines o medios para organizaciones, instituciones, potencias o intereses, sino un fin para nosotros mismos, debiendo ser los propietarios del sentido de nuestra existencia.
Sin esta declaración fundativa poco se comprendería el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1.948, que comienza considerando que la libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca de los derechos iguales einalienables de todos los miembros de la familia humana y sin ellos no hay paz.
Por contraste, si los Derechos Humanos tienen como ámbito la fundamentación de la persona, tomada como un fin para sí misma, el Derecho Internacional tiene como fundamentos a los estados, pueblos o naciones.
Así la persona no es tomada como un fin, sino se encuentra subordinada directa e implacablemente al estado, pueblo o nación o a sus designios. Es decir, está tomada como medio, económico, militar o reproductor, pero no como una finalidad para sí mismo. es en esta perspectiva del Derecho Internacional donde se sustentan toda la teoría y formulaciones legales de ius ad bellum o derecho a proclamar la guerra.
Cuando los Derechos Humanos se subordinan al Derecho Internacional, cuando la persona no se considera como un fin y un principio sino como un medio y un instrumento de los intereses del Estado, pueblo, nación, raza o creencia, si esto ocurre y los Derechos Humanos se encuentran subordinados al Derecho Internacional, es porque nuestro sistema de representaciones no es actual, sino que se encuentra atado a grandes esquemas operativos del siglo XIX.
Los Derechos Humanos suponen con única posibilidad de fundamentación cierta representación de la persona, que se prolonga inevitablemente en una actitud ética y legal, cuyo punto de partida es la dignidad y la autonomía de la persona frente a cualquier poder.
Por el contrario, el Derecho Internacional, en su eficacia política, se apoya en una serie de entidades como la nación, la cultura, creencia, lengua, raza o interés nacional, que inevitablemente absorven los derechos de los individuos, administradores de su uso.
La Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre los derechos Humanos se celebró en Viena en 1.993, donde se declaró "todos los Derechos Humanos son universales, indivisibles e independientes". Por primera vez en la histtoria de la humanidad, se solicita que estos Derechos Humanos tengan fuerza legal, y esta conferencia atraviesa e interconecta las libertades públicas y la vida privada. Por primera vez, una declaración ata horizontalmente a todos los hombres y entrelaza en vertical a todos sus ciudadanos. Además de esto es universal, por lo que nadie puede quedar o verse excluido de estos derechos. Es indivisible, ya que no basta para ello acogerse a una constitución o que un determinado gobierno busque refugio en ello, ni tan siquiera que determinada carta magna de un país contemple estos Derechos Humanos.
Se trata pues, de un derecho propiamente más internacional básicamente que cualquier derecho internacional. Puede decirse, que la Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre los Derechos Humanos, se plantea así como una constitución internacional, puesto que supera a los derechos nacionales y a las conexiones internacionales entre países.

DEMOCRACIA, SOCIEDAD Y ESTADO DE DERECHO

El siglo XX se ha llevado consigo las ideologías con las que la razón ilustrada había pretendido atender necesidades que históricamente había cubierto la religión. en la Ilustración se procede a un proceso de secularización frente a lo que se había hecho desde el mundo medieval con la sacralización del mundo. La desaparición de estos relatos no ha supuesto la entrada de un mundo de positiva racionalidad, ya que no vivimos lamentablemente en laactualidad en un nuevo siglo de las Luces, antes bien asistimos a una recuperación de valores preindustriales, desde los fundamentalismos religiosos a las identidades culturales, los viejos ídolos renacen de sus cenizas y el término de una nueva Edad Media circula en las urbes.
El ciudadano de este mundo globalizado, de esta sociedad en la que España es un elemento fundamental de este primer mundo, donde siguen vulnerándose todos los días en el planeta los Derechos Humanos, y donde existe una sociedad de consumo que invisibiliza aquello que no le interesa, lo aparta. Por eso, se da un ciudadano conforme que analiza las causas que han conducido a la estinción de la modernidad y de los ideales políticos que la acompañaron. Se pregunta por qué el progreso, la fe en la ciencia o la ética en el trabajo han dejado de estructurar las sociedades del siglo XXI, a la vez que narra los vacíos de una sociedad que ha renunciado a construir su futuro confiando esa tarea al automatismo de los mercados.
el mundo de nuestros días se ha vuelto autorreferente, el pasado y el futuro se han contraído en el presente y el único valor vigente es el poder y su derivado, el éxito. Se trata de la ética del éxito, ruina de toda ética, doctrina del todo vale para conseguir un fin, llevada a cabo por gobiernos y dirigentes políticos muy cercanos, que no consideran el esfuerzo, el culto a lo nuevo, lo jóven y veloz.
Los derechos del consumidor de las distintas generaciones, han hecho del hombre actual un ser dócil, que enarbola sus derechos de la evolución y ha enterrado la rebeldía de otras generaciones.

No todo estado es Estado de Derecho.
El Estado de Derecho es el estado sometido al Derecho y cuyo poder y actividad vienen regulados y controlados por la ley. El Estado de Derecho consiste así fundamentalmente en el imperio de la ley, Derecho y ley entendidos como expresión de la voluntad general.
El profesor Elías Díaz decía textualmente: "hoy se invoca a todas horas de manera discriminada no sin equívocos ni ambigüedades un estado constitucional de Derecho frente al calificado de Estado Legislativo de Derecho." Cabe advertir, que al menos no lo sea silenciando esas raíces sociales del poder, para sustituir el imperio de la ley por el imperio que conforman el jurista y el juez, casi como exigía el reaccionario Savigny, que en su adecuación a la Constitución la palabra por lo demás siempre respetable de los jueces o en otro específico nivel del propio Tribunal constitucional, su interpretación y decisión no pretenda desconocer ni imponerse sin más sobre la palabra democrática del Parlamento, representante legal y legítimo de la soberanía popular. El Estado Constitucional de Derecho no debe ser el disfraz o máscara ideológica de un Estado Judicial de Derecho. Jueces, Gobierno, legisladores y ciudadanos deben y pueden contribuir a hacer realidad esos valores superiores que dan sentido al Ordenamiento Jurídico y a la Constitución. El Estado de Derecho es algo que día a día el ciudadano tiene que defender. allí donde existe el Estado de Derecho, como estado con poder regulado y limitado por la ley, se contrapone a cualquier forma de estado absoluto y totalitario. Estado de Derecho es un estado cuyo poder y actividad están regulados y controlados por las leyes.
La legitimidad del Estado de Derecho depende en última instancia de la voluntad de los ciudadanos de mantenner y utilizar sus instituciones legales. La legitimidad es la expresión política de la aceptación ciudadana de las instituciones públicas.
Los Derechos Humanos, crítica del presente, son la plasmación de la moralidad como moralidad legalizada cuando están incorporados a los sistemas jurídico-democráticos. cuando no están incorporados a las normas fundamentales se trata entonces de moralidad crítica, que presiona y sirve como criterio racional para evoluciones, como la inspiración de leyes positivas, exigencia de actuaciones en nuestro presente histórico y la instancia utópica, considerada como que sin ella no es posible el futuro. La libertad sólo es concevible como realización de lo que hoy es todavía utopía.

La democracia es un instrumento para la legitimación del poder. Legitimidad y poder se dan la mano cuando se prevenga que convivan en un marco donde se salvaguarden los principios de igualdad, libertad y solidaridad. Se trata de construir un espacio público en el que todos los seres humanos con sus diferencias y pluralidad puedan expresarse y definir reglas de juego comunes. Si no todos somos buenos para gobernar, sí somos todos buenos para decidir quién nos ha de gobernar. la democracia es la geografía de la opinión, es la esfera donde acontecen todos los aspectos de la vida humana y donde nos manifestamos y actuamos los ciudadanos. La participación es lo que nos permite acceder al juicio. Lograr ciudadanos juiciosos es el objetivo último de la política. El individuo es más autónomo cuando más cultiva su dimensión pública, más libre, así se obtiene mayor autonomía privada e individual.
El único remedio así para los problemas de la democracia se encuentra en mayor dósis de democracia, y el espacio público no es una capa de resonancia de los intereses privados, sino donde los hombres y mujeres se convierten en ciudadanos.

Es en este plano de la esfera pública de la sociedad, Estado de Derecho y democracia, donde intervienen los medios de comunicación, de los cuales se ha llegado a decir que son el cuarto poder
El papel de los medios de comunicación va a ser fundamental dentro de la sociedad, ya que son intermediarios entre lo que sucede y cómo cuentan lo que sucede, ya que todos y cada uno de ellos pertenece a distinta orientación, y nos vemos así avocados a realizar un ejercicio de ciudadanía para salir de esa democracia mediática en la que vivimos, y conduce constantemente a distorsiones entre los fines normativos del espacio público y los medios de comunicación que buscan información.
No existe distinción en este espacio público para muchos medios de comunicación entre lo público y lo privado. El ojo público está pendiente de lo privado. En este ámbito se da el fenómeno desde los años 80 del pasado siglo XX, en donde la vida privada política entra en escena, es una especie de traslado de la información del corazón a la información política. No es de interés común pero se escenificca lo privado, y cuando se acava el mercado en lo privado hay un traslado al mercado de lo político. Venta de información de la vida privada con el pretexto de la gran novedad, que no es otra que no exigir la veracidad, seriedad y rigurosidad de la noticia, sino informar entreteniendo. Con esta tan peculiar lógica de los medios de comunicación, se entra en el mercado del espectáculo y la política también conduce a esto. la dialéctica amicus-hostes, amigo-enemigo, ha entretenido el debate político, donde se busca más que el conflicto, que el contraste o la deliberación de pareceres, que es lo que realmente interesa al receptor de la información y a la ciudadanía en su conjunto.
La conflictividad de la política y su vanalización, causada por un modelo de discurso en el cual se esponen posiciones en el mejor de los casos y no se cede un ápice en las mismas, es así como asistimos a dos interpretaciones distintas del mundo, expuestas en paralelo y que nunca se superponen. Se producen los enfrentamientos, no existe diálogo, pacto o consenso, y aparece la razón cívica, donde no se puede hablar de lo político debido a crispaciones y distorsiones y una construcción parttidaria hasta un extremo patológico, convirtiéndose entonces la opinión pública en ideología.
La encuesta trata de estraer una opinión a gente que carece de ella.
La opinión pública sirve para legitimar las propias posiciones, de ahí que se convierta en ideología.
Existe diferenciación así entre quienes opinan y el medio, la opinión pública y la opinión publicada. Hoy no se reflejan opiniones, sino que los medios de comunicación son quienes crean las opiniones.

Para corregir estos vicios sociales y políticos, estamos llamados todos los ciudadanos, constructores de la esfera pública y que hemos construido el Estado de Derecho, no sólo a preservarlo de cualquier ataque, sino a velar por el cumplimiento de los Derechos Humanos e individuales y que éstos sean efectivos, al igual que debemos encontrar nuevas formas de participación, incentivo de nuevas tecnologías, una información adecuada al consumidor y al ciudadano, y laexigencia de decisiones públicas con un mínimo de deliberación, más razones y menos aversiones.
El espacio público español, es un espacio público muy fragmentado con esferas de privatismo donde el ciudadano atiende a su familia y trabajo, y si se ve afectado en algo participa.
Debemos luchar por esta sociedad, por una democracia deliberativa, por un Estado de Derecho con seguramente muchas imperfecciones, cuyo destino pasa por nuestras manos, el cual puede ser mejorado por todos sus integrantes. En definitiva, a construir el espacio público.