Texto publicado por TifloFernando

Irena Sendler, Eugeniusz Lazowski y Robert Collis: gigantes de corazón...

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) extraída de un Blog que os he recomendado en otras Publicaciones mías anteriores:

"Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre"...Blog de la Médico Especialista en Cuidados Intensivos Ana Deph. Quien hace suyo el Principio Fundamental del Médico.

En esta ocasión, la Dra. Deph nos resalta la Figura de Irena Sendler, Eugeniusz Lazowski y Robert Collis.

Cada uno de ellos auténticos artífices de lo único que hace mover al Mundo, su gran amor por el Prójimo.

En un hermoso y breve Post titulado:

"Irena Sendler, Eugeniusz Lazowski y Robert Collis: gigantes de corazón."

Nos va descubriendo la Autora del Blog, la valía humana de cada uno de ellos...

Me ha emocionado hasta lo más profundo esta hermosa Historia, que he deseado compartir con los amigos de BlindWorlds.

Deseo que la Lectura de este Post, os lleve a la Reflexión como a mi me ha conducido.

Con gran cariño, TifloFernando.

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Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre
(http://curaraveces.wordpress.com)

Blog personal de ana deph; Médico Especialista en Medicina Intensiva y Master en Bioética.

Medicina, cuidados intensivos, bioética y más...

Irena Sendler, Eugeniusz Lazowski y Robert Collis: gigantes de corazón.

Por ana deph

Publicado el 14 de noviembre de 2014

El 16 de noviembre de 1940, los alemanes cercaron definitivamente el gueto de Varsovia. Si en nombre de la Medicina se realizaron en aquellos años las mayores atrocidades, también fue el personal sanitario el que llevó, en muchos casos, un poco de consuelo a aquellos desdichados. No fueron pocos los que arriesgaron sus vidas, en Varsovia y en tantos sitios, por salvar a otros. Ellos sí que son gigantes entre los gigantes.

Eugeniusz Lazowski nació en 1913 en Czestochowa, Polonia. Recién graduado cuando los nazis invaden Polonia en 1939, su primer destino como médico fue en Rozwadow, una población polaca en la que residía un número elevado de judíos. Egeniusz no estaba dispuesto a verlos morir en los campos de concentración e ideó una genial estratagema para evitarlo.

Un amigo de la facultad, Stanislaw Matulewicz, había descubierto que, si se inyectaba a una persona sana una vacuna de bacterias muertas, daría positivo en los análisis para detectar tifus sin llegar a desarrollar la enfermedad. Lazowski decidió utilizar este truco para salvar a la población a su cargo. Vacunó a miles de habitantes de Rozwadow y varias aldeas cercanas, para que todos dieran positivo en una eventual comprobación por parte de los alemanes. Una vez anunciada la presencia de tifus, los nazis se negaron a entrar en el pueblo y más de 8000 judíos salvaron sus vidas.

Lazowski emigró a Estados Unidos en 1958, donde murió el 16 de diciembre de 2006. Su historia no se hizo pública hasta la década de los setenta, y desde entonces se le conoce como el “Schindler polaco“.

Irena Sendler nació en Otwock (Varsovia) el 15 de febrero de 1910. Su padre, médico, falleció en 1917 contagiado del tifus que trataba en sus pacientes, muchos de ellos rechazados por otros médicos por el hecho de ser infecciosos… y judíos.

En 1939, cuando Alemania invade Polonia, Irena es trabajadora social en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia. Formada también como enfermera, desde allí proporciona alimentos, ropa y medicinas a judíos y católicos polacos. Con la creación del gueto de Varsovia, Irena se ve empujada a hacer algo más y se une al Consejo para Ayuda de los judíos.

El miedo a las enfermedades infecciosas será también su excusa para entrar al gueto, y conseguirá un pase como miembro de la oficina sanitaria encargada del control de las mismas. Irena aprovecha su pase para ponerse en contacto con miles de familias, ofreciéndose a sacar de allí a los niños. En año y medio consiguió salvar a 2500 niños condenados a una muerte segura. Inicialmente los sacaba en ambulancia como víctimas del tifus, pero después también valiéndose de cestos de basura, cajas de herramientas, bolsas de patatas, ataúdes, etcétera…

Pero Irena no quería solo salvarles la vida, pretendía que un día pudieran recuperar sus verdaderos nombres y sus familias. Ideó un sistema de archivo que enterró, dentro de unos frascos de conservas, en el jardín de su vecina. El 20 de octubre de 1943 Irena fue detenida por la Gestapo y brutalmente torturada, pero se negó a delatar a los niños y a sus colaboradores. Condenada a muerte, uno de los soldados fue sobornado por el Consejo de ayuda a los judíos, y la liberó poco antes de la ejecución. Su nombre apareció entre la lista de fallecidos aquel día, por lo que desde entonces pudo seguir trabajando bajo una identidad falsa.

Al finalizar la guerra, la propia Irena desenterró los frascos para entregarlos al Comité de salvamento de los judíos. Desgraciadamente, la mayoría de los niños habían perdido sus familias y crecieron en orfanatos o familias de adopción.

Terminada la guerra, Irena tuvo que enfrentar también problemas con el régimen comunista a causa de su fe católica. Vivió el resto de su vida en una silla de ruedas debido a las graves secuelas que le produjeron las torturas nazis, pero nunca se consideró una heroína (“cada niño salvado con mi ayuda es la justificación de mi existencia en la tierra, y no un título de gloria”). Más bien se lamentó siempre de que podría haber hecho más.

Reconocida por el estado de Israel como “Justa entre las naciones” y candidata al Nobel de la Paz en 2007, la que sería conocida como “el ángel del gueto de Varsovia” murió en Varsovia el 12 de mayo de 2008, a los 98 años de edad.

Robert Collis nació en Killiney (Dublín) en 1900. Estudió Medicina con el deseo de “luchar contra el dolor y la crueldad en el mundo“. Se especializó en Pediatría en el King´s College Hospital de Londres, llegando a ser el director del departamento en el Rotunda Hospital de Dublín y, desde 1932, médico del National Children´s Hospital irlandés. Tras haber pasado por algunos hospitales norteamericanos, las instalaciones de estos dos centros irlandeses le parecieron obsoletas y se empeñó en modernizarlas, llegando a crear una nueva unidad de neonatología en Rotunda.

En 1945, cuando salen a la luz los campos de concentración nazis, Robert encuentra un nuevo sentido a su carrera. Se alista en la Cruz Roja y se ofrece voluntario para acudir al recién liberado campo de Bergen-Belsen. Allí se ha montado un hospital de campaña, que poco puede hacer por aquellos pacientes malnutridos y mermados por una terrible epidemia de tifus: las muertes se cuentan por millares cada día.

Collis se hace cargo del improvisado hospital infantil. Los niños que consiguen sobrevivir son enviados con sus parientes. Pero cinco de ellos resultan ser los únicos supervivientes de su familia. Collis no está dispuesto a abandonarlos a su suerte, y decide llevarlos con él a Irlanda. Tres de ellos crecerán con familias judías, mientras que el propio Collis adoptará a los otros dos: Zolan y Edit.

Collis regresa a su trabajo en Dublín, atendiendo especialmente pacientes de los barrios más pobres de la ciudad. Allí conocerá a Christy Brown, el autor de “Mi pie izquierdo”.

Más tarde Collis aceptará el puesto de director del nuevo departamento de Pediatría de Ibadan (Nigeria) donde se enfrentará de nuevo a la malnutrición infantil. Tras la muerte accidental de su hijo Sean en 1970, Collis y su mujer abandonaron África para retirarse en las Wicklow Mountains de su país natal. Allí falleció Robert en 1975, tras una fatal caída del caballo.

“Fui educada creyendo que una persona necesitaba ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad”. Irena Sendler.

Esta entrada fue publicada en A hombros de gigantes.

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