Enlace publicado por Germán Marconi

ayer por la mañana debía completar algunos trámites personales, y en medio de ellos, ya pasadas las 10, decidimos con mi amigo Darío hacer un pequeño receso y tomarnos un café.

Decidimos cómo seguir la mañana, y cuando ya habíamos pagado la cuenta y a punto de salir del café, le pregunto qué miraba en su celular, y me dice:

- Estoy viendo qé se dice de la muerte del fiscal Nisman.

Y me quedé pasmado, incrédulo y asustado.

Esa mañana había mirado los titulares de un diario nacional, pero como me llegan por mail, sólo vi los títulos de la edición impresa, y esa noticia era de la primera hora, por lo que no tenía ni idea de lo que me hablaba.

Entonces me dije que estábamos mal, muy mal. Que mi amado país estaba en una situación enormemente delicada, que mis amigos, mi familia, mis sobrinos, yo mismo ya no podíamos esperar garantías de nada.

Es que - para quienes no lo hayan sabido aún - el fiscal Alberto nisman conducía una fiscalía especial que investigaba el atentado terrorista contra la sede de la asociación Mutual israelita Argentina, más conocida como AMIA, sucedido el 18 de julio de 1994.

hace de esa fecha más de dos décadas, y en medio no sólo hubo una investigación inicial plagada de mala praxis, pruebas fraudulentas, acciones judiciales y fiscales más propias de delincuentes e intromisiones del poder político que en ningún otro suceso en la historia de mi Patria, tanto que fiscales, un juez y otros actores públicos irán a un juicio histórico este año.

y cuando se destapó el enorme desquicio de esa no-investigación, es que se decidió establecer esta fiscalía especial, a cuyo frente estuvo el fiscal nisman hasta el día de ayer.

hace menos de una semana, ese mismo fiscal dio a conocer su acusación contra la Presidente de Argentina - Cristina Fernández de Kirchner - su actual canciller y otros actores de la vida pública y política del país, como miembros de una red que trató, mediante un acuerdo declarado ya inconstitucional por un tribunal de alzada, con la terrorista República de irán, a fin de evitar el juicio y castigo a los diplomáticos y espías de ese país involucrados en la masacre, que costó la vida de nada menos que 85 argentinos y que dejó el no menor saldo de más de 300 heridos, y que aún no tiene un cierre judicial.

En uno de los editoriales que se publican hoy en el diario La Nación, el autor cita la sorpresa del recién llegado embajador de Israel en Argentina, cuando en el recordatorio del primer año de la masacre, veía a los familiares de las víctimas llorando desconsoladamente.
dice que no entendía esa actitud, ya que ese tipo de atentados sucedían comúnmente en su país y no había tales demostraciones. Y lo terrible vino luego, con la explicación de alguien que le dijo:

- Lloran porque saben que nunca obtendrán justicia.

Por eso, esta primera publicación sobre este caso, que es gravísimo y realizo para que - como dice un libro sagrado - quienes quieran oír, que oigan.

La canción la canta el artista uruguayo Alfredo Zitarrosa, y define bien, por su letra y su tono, la tristeza que hoy siente mi país, la tristeza que siento por mi Patria hoy ...

Germán, porque no quiero esto para mis amigos, mi familia ni para nadie en mi amada Argentina.