Texto publicado por TifloFernando

Doctor hable con su paciente...Sobre todo al Final.

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) extraída de un Blog que siempre ofrece una amplia Información médica y que os he recomendado en otras Publicaciones mías anteriores...

Pero no solamente Medicina, si no relacionado con otros Temas, Humanidades,Temas Sociales, etc.; Hacen que sea un Blog muy atractivo.

"Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre"...

Blog personal de ana deph; Médico Especialista en Medicina Intensiva y Master en Bioética.

En esta ocasión la Autora del Blog, nos expone un Tema Peliagudo "LA SEDACION PALIATIVA" y el silencio de los Médicos encargados del Paciente:

"Doctor, hable con su paciente (sobre todo al final)"...

En el Post, la Dra. Ana Deph, expone una situación, que los que hemos acompañado a un familiar al Hospital, conocemos muy bien...

Deseo les guste tanto como a mi, ojalá esta Publicación, fuera leída por muchas personas y sobre todo el Personal Sanitario.

Con gran cariño, TifloFernando.

=

Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre
(http://curaraveces.wordpress.com)

Blog personal de ana deph; Médico Especialista en Medicina Intensiva y Master en Bioética.

Medicina, cuidados intensivos, bioética y más...

Doctor, hable con su paciente (sobre todo al final)

Por ana deph

Publicado el 26 de marzo de 2014

Al hilo de noticias recientes, me he visto implicada en varias conversaciones sobre sedación paliativa en Twitter. Prometí un post, aunque me ha salido muy distinto de lo que pensé inicialmente…

La sedación paliativa es una práctica éticamente correcta, que se encuadra dentro de las acciones de doble efecto.

Por tanto, debe cumplir sus tres requisitos clásicos:

Que no exista otra alternativa.

Que la acción no sea en sí misma mala (éticamente hablando).

Y que el efecto malo no sea causa ni medio para alcanzar el bueno.

Cuando se utiliza bien, la sedación paliativa cumple los tres requisitos: no hay alternativa (es un síntoma refractario), la acción es buena (administrar un fármaco indicado a la dosis indicada), y el efecto malo (posible acortamiento de la vida) no es la causa del bueno (aliviar el sufrimiento), sino más bien al contrario.

Además hay unas garantías éticas que generalmente deben estar presentes:

La presencia de síntoma refractario (refractario no es lo mismo que “difícil de controlar”) que causa importante sufrimiento.

La proporcionalidad del tratamiento (y de la dosis) respecto al síntoma a tratar.

La situación irreversible.

La inminencia del desenlace.

Y el Consentimiento Informado. Y ahí quería yo llegar: al Consentimiento.

Me explico:

En Twitter, @cgtorrijos me sugería cambiar el término “sedación paliativa” por el de “control de síntomas en la agonía”, que sería más fácilmente comprendido por la familia. Me gusta el concepto, pero también me ha hecho pensar. ¿Por qué no se entiende algo tan sencillo de explicar como es la sedación paliativa? ¿Será que los médicos no nos paramos a explicarlo?...

Y mi conclusión es que no, No lo explicamos; O al menos no a quien deberíamos.

Me refiero a que muchas veces, especialmente en casos de urgencia (en Cuidados Paliativos es un poco distinto) tendemos a hablar SOLO con la familia. Nadie nos ha enseñado a dar malas noticias, y dárselas al propio interesado es muy difícil. Y da miedo. Pero el consentimiento para la sedación de un paciente capaz debe darlo el propio paciente. Él es el protagonista de su propia muerte.

Hay enfermos crónicos, o ancianos, o previsores, que llegan a este momento con la historia de su vida escrita y rubricada.

Pero muchos otros querrían tener la oportunidad de añadir un último párrafo a esa historia antes de poner el punto y final.

Necesitan reconciliarse con aquel hijo díscolo o besar por última vez a sus nietos.

O cambiar el testamento o el documento de instrucciones previas.

O confesarse.

O esperar a que lleguen sus primos de Cuenca, que vienen de camino.

O simplemente quieren despedirse, o tal vez afrontar la muerte sin perder la consciencia en la medida de lo posible.

O hacer preguntas y compartir su miedo con sus seres queridos.

Y tantas veces no se les da esa oportunidad:

se informa a la familia, se les oculta el pronóstico inmediato, se les seda casi sin avisar...

Con el único propósito de ahorrarles sufrimiento. Pero es experiencia común que la mayoría de los pacientes saben lo que les está pasando, y se ven atrapados en una conspiración de silencio que alimenta sus miedos y su angustia. Y que el médico está muchas veces atrapado también, entre su obligación de informar y la negativa de la familia a que el paciente se entere de lo que pasa.

Para mi Trabajo Fin de Máster he preguntado a profesionales sanitarios si en caso de enfermedad grave les gustaría conocer su pronóstico, aunque éste fuera malo. La respuesta mayoritaria es sí, a pesar de que muchos reconocen que no lo hacen así con sus pacientes.

Supongo que las voluntades anticipadas vertidas en un blog no tienen ningún valor legal, pero a mí contadme lo que me hacéis.

No me neguéis la posibilidad de escribir el final de mi propia historia.

No me sedéis por la espalda.

No me hagáis temer la idea de poder perder la consciencia antes de tiempo.

No me privéis de una explicación, médica pero también humana, de lo que me está pasando.

No me robéis la última despedida.

No me esquivéis cuando necesite una información que probablemente sea también un último consuelo.

En la medida de lo posible, no medicalicéis mi muerte.

Controlad mis síntomas, sí.

Sedadme si es necesario.

Dejadme una puerta abierta a la esperanza, si la necesito.

Pero no me engañéis ni hagáis ver que no pasa nada… Y sobre todo, demostradme que vais a estar de mi lado hasta el final.

Nadie nos enseña a los Médicos a dar malas noticias, ni a gestionar las emociones cuando tratamos de cerca con la muerte.

Pocos nos hablaron de empatía durante la carrera.

Casi nunca nos dijeron que escuchar a un paciente asustado, o sostener su mano, consituye la parte más importante del tratamiento.

Nos hablaron de curación, y se dejaron en el tintero el alivio y el consuelo. Nos toca aprender solos, pero no podemos renunciar a ello.

Quizá el truco esté en reservar un espacio para pensar cómo nos gustaría ser tratados en ese momento, para poder ponerlo después en práctica.

La sedación paliativa es estupenda. Pero a veces se convierte en un medio para deshumanizar la muerte. De nosotros depende.

Vaya, me va a tocar escribir otra entrada más, porque al final no he hablado de Bioética. ¿O sí?...

Esta entrada fue publicada en Bioética, Medicina.

Ofrecido por WordPress.com