Texto publicado por Germán Marconi

¿Por qué festejar un nuevo año?

¿Por qué festejar un nuevo año?

Eso me preguntaba hoy, mientras con mi amigo Daro regresábamos del mercado.
En el camino y dentro del local, había mucha gente,autos, voces, risas, algún pequeño que lloraba, algo de viento, un poco de sol y otro poco de nubes … en fin,: vida.

Así que me dije que algo debe haber para festejar un nuevo año, en un mundo donde los desastres naturales siguen haciendo miserable la vida de los más necesitados, donde una cantidad infame de niños, hombres, mujeres y ancianos mueren de hambre, un planeta al que hemos – definitiva e invariablemente – decidido agotar hasta las últimas consecuencias, aunque esas consecuencias sean nuestra propia supervivencia; un mundo en el que el gasto unificado en armas, drogas y sobornos alcanzaría para dejar al hambre en la parte más triste de la historia de la Humanidad; un mundo en que cada vez menos gente decide sobre la vida y la muerte de cada vez más personas; un mundo en el que nos sentimos dueños, cuando apenas si somos inquilinos de tan baja ralea que mejor nos llamáramos parásitos.

Y me costó entender por qué habríamos de festejaralgo …

Y entonces escuché a un niño preguntar a su abuela si Papá Noél ya se había ido a su casa …”porque con este viento el trineo se le va a volaar y volaaar” … seguido de una traviesa risita, y una explicación de su abuela que ya no alcancé a oír.
Llegando a la esquina, alguien conducía un vehículo, y a pesar de que le correspondía el paso, tocó levemente su bocina para avisarnoss que podíamos cruzar la calle, y al saludarlo,. Agradeciendo con un gesto, nos dedicó otro suave bocinazo.
Llegó un mensaje de texto, de la madre y suegra de una pareja de amigos, deseándome Paz, Amor y Trabajo.
Una charla entre varios adolescentes me trajo las voces de mis amados Pekes, mis sobrinos a los que hace tanto que mis ojos no ven, pero que sostienen mi alma cada día.
El ruido del motor de una camioneta me regaló el de otra, la me mi querido viejo, y con ese sólo sonido una miríada de situaciones, desde que yo era muy chico hasta que ya fui demasiado grande.
El aroma de unos buñuelos dulces me trajo a mi mami, que con los despojos de tres cosas halladas en el fondo de la alacena es capaz de ponerte en el plato dos delicias y un postre,sin que jamás puedas saber cómo hizo, y en el camino abrazarme y darme un beso.
Otra voz, de un abuelo, descendió de un auto, y mientras abría otra puerta, decía “Dame la manito, así cruzamos tranqilos”, y otra vocecita, la de un pequeño caballerito de no más de tres años, que le respondía: “Zí, abu, ezperame un poquitito que enzeguidita te ayudo”, así, con todas las eses convertidas en zetas.
Una muchacha pasaba comentando que se iría de paseo a la cordillera, y entonces rememoré esos verdes imposibles, contra un blanco impactante y el profundo azul que nos regalan, sin motivo y porque sí, la nieve, los pinos y el cielo.
Y su amiga, que prefería la playa, trajo el aroma salado de la bruma sobre el mar, las olas besando la costa, la arena haciendo cosquillas en los pies y el sol, zambulléndose en un caldero de fuego, en tanto una suave, dulce y tibia brisa te acaricia el cuerpo.
Y el aroma de algunas flores - ¿tal vez glicinas? – aportó el trabajo de manos sobre la tierra, desbrozando ramitas y hojas secas, regando con paciencia, cuidando sin esperar nada a cambio, y por ello las flores retribuyen tantos desvelos con la maravilla de su perfume.
Y una voz joven, masculina, algo quebrada por la emoción, hablando por su celular, que decía: “Síhíhí! Es hermosa .. es hermosa! … mi hija es hermosa!” , cdejándome con la impresión de que ese muchacho había conocido el paraíso.

Entonces, queridos amigos, más allá de las guerras, el hambre, el dolor, las lejanías, las ausencias, debemos festejar la llegada del nuevo año porque la inocencia, la emoción, la belleza, la pureza, el Amor, la Naturaleza, el mar y el sol, las montañas y la nieve, los hombres, las mujeres, los niños …

debemos festejar la Vida, así, con mayúscula, porque estando vivos tendremos todas las soluciones a la mano, podremos vivir el amor, podremos extender en el tiempo la inocencia, la ilusión y la ternura.

Por ello, les deseo que cualquiera de estos días del nuevo año se encuentren con sonidos, aromas, sensaciones e imágenes tan bellas como las que hoy me invitaron a celebrar la llegada de este flamante 2015.

¡Quieran los dioses que hagamos de él cosas maravillosas!

Con cariño, a mis amigos de aquí y de allá,

Ger.