Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Romance de Rosalinda.

ROMANCE DE ROSALINDA
 
 A las puertas del palacio
de una señora de bien,
llega un lindo caballero
corriendo a todo correr.
Como el oro es su cabello,
como la nieve su tez;
sus ojos como dos soles
y su voz como la miel.
 
- Que Dios os guarde, señora.
- Caballero, a vos también.
- Ofrecedme un vaso de agua.
que vengo muerto de sed.
- Tan fresca como la nieve,
caballero, os la daré,
que la cogieron mis hijas
al punto de amanecer.
- ¿Son hermosas vuestras hijas?
- Como un sol de Dios las tres.
- Decidme, ¿cómo se llaman?,
si en ello gusto tenéis.
- La mayor se llama Elena,
y la segunda Isabel,
y la más pequeña de ellas
Rosalinda la nombré.
- Decid a todas que salgan,
que las quiero conocer.
- La mayor y la mediana
al punto aquí las tendréis.
Rosalinda, caballero,
os ruego la perdonéis:
por vergüenza y cobardía
no quiere dejarse ver.
- Lindas son las dos que veo,
lindas son como un clavel,
pero más linda será
la que no se deja ver.
 
A la puerta del palacio
de la señora de bien,
llegan siete caballeros,
siete semanas después.
 
- Preguntadme, caballeros,
yo os sabré responder.
- Tres hijas como tres rosas,
nos han dicho que tenéis,
la más pequeña de todas
sin temor nos la entreguéis,
que en los palacios reales
va a casarse con el rey.
 
Anónimo