Texto publicado por TifloFernando

Frederick Wegener: ¿Gigantes con "

Muy buenas amigos y amigas lectores y lectoras habituales de mis Publicaciones en BlindWorlds:

Me voy a permitir compartir con todos vosotros, una Publicación (Post) extraída de un Blog que os he recomendado en otras Publicaciones mías anteriores:

"Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre"...Blog de la Médico Especialista en Cuidados Intensivos Ana Deph. Quien hace suyo el Principio Fundamental del Médico.

Quien en su Blog, nos ofrece,un Espacio dedicado a la Historia de la Medicina e Historia de las UCI, que ha llamado:

"A hombros de gigantes"...Dedicado a resaltar la figura de un Médico, de cualquier Especialidad, a quien la autora del Blog considera que debió ganar el Premio Nobel de Medicina en su Epoca.

En esta ocasión, Ana Deph nos ofrece una Biografía que resalta la Figura de un Médico, cuyo nombre pasó a formar parte del vocabulario médico...

Pero nos dice que al parecer fue uno de los ayudantes de un Médico Nazi responsable de la llamada "Solución Final" que causó más de seis millones de muertes en los Hornos Crematorios.

Aunque fué acusado posteriormente a la Guerra de "Criminal de Guerra" al parecer no se pudo demostrar y pudo continuar con su trabajo...

¿Un Gigante con Pies de Barro?...No lo sabemos; Pero la Granulomatosis de Wegenner, es conocida en todo el Mundo.

Dejo mi Publicación, que continúa la de los Médicos que merecieron ganar el Premio Nobel, aunque en ocasiones, su Biografía nos deje muchas sombras sobre el Personaje.

Con gran cariño, TifloFernando.

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Curar a veces, aliviar a menudo, consolar siempre
(http://curaraveces.wordpress.com)

Blog personal de ana deph; Médico Especialista en Medicina Intensiva y Master en Bioética.

Medicina, cuidados intensivos, bioética y más...

¿Gigantes con pies de barro?: Friedrich Wegener

Por ana deph

Publicado el 4 de mayo de 2014

No todos los nombres que han llegado hasta nosotros asociados a enfermedades o dispositivos son fruto de la genialidad de sus propietarios. O quizá sí fueron genios, pero no ejemplares. Entre los casos más conocidos está Reiter: “su” artritis fue despojada del epónimo y pasó a llamarse simplemente artritis reactiva cuando se descubrió que era uno de los médicos que había participado en la terrible experimentación nazi.

Otros casos son más dudosos, como el del patólogo que da nombre la granulomatosis de Wegener. Miembro del partido nazi, recientemente se han presentado datos que lo asocian a los experimentos con seres humanos, pero ninguno es de por sí concluyente. ¿Qué deberíamos hacer? ¿Quitar su epónimo por si acaso? ¿O aceptar su presunción de inocencia?

No cabe duda de que algunos de nuestros gigantes tuvieron los pies de barro. Porque no hay nada tan terrible como cuando la Medicina se pasa al lado oscuro…

Friedrich Wegener nació en Varel (Alemania) en 1907 y murió en Lübeck en 1990. Hijo de cirujano, estudió Medicina en las universidades de Munich y Kiel, donde se graduó en 1932 y trabajó como asistente en el Departamento de Patología.

En 1936 presentó en la Sociedad Alemana de Patología una descripción completa de la granulomatosis (no la primera, puesto que ya un médico escocés había publicado un caso en 1890), tras hacer la autopsia a un joven de 38 años que presentaba granulomas necrotizantes en la nariz, el oído, la faringe, la laringe y la tráquea, asociada a una glomerulonefritis necrotizante. Esta publicación sería ampliada y publicada en 1939 con nuevos casos, constituyendo la que hoy se considera como la descripción clásica de la enfermedad.

¿Qué sabemos de la filiación política de Wegener? Se unió a los “camisas marrones” (las SA, Sturm Abteilung), el ala paramilitar del nacionalsocialismo, en 1932. Al año siguiente, con la llegada de Hitler al poder, pasó a formar parte del Partido Nazi. Hasta aquí, probablemente, poco que reprochar: muchos lo hicieron antes de conocer el auténtico programa nazi y la llamada “solución final”. Incluso muchos médicos se afiliarían más adelante como única forma para poder seguir ejerciendo su profesión, aunque esto sí parece discutible… ¿Acaso no deberían haberse negado, y denunciado lo que estaba pasando? La excusa de que podrían salvar alguna vida no parece válida para los que conocían lo que estaba ocurriendo con su -al menos aparente- consentimiento.

Desde 1935 hasta el comienzo de la guerra, bajo el mecenazgo de Martin Staemmler (uno de los principales defensores de las políticas de “higiene racial”), Wegener trabajó en Breslau.

Fue destinado durante la Segunda Guerra Mundial a Lodz (Polonia) a pocos metros del gueto judío de esa ciudad. Incluso aunque no llegara a participar en los experimentos que se llevaron a cabo en los campos de prisioneros, algo que nunca se llegó a probar, necesariamente tuvo que realizar autopsias de los judíos muertos allí. Apenas 1000 de los 250.000 judíos de Lodz sobrevivieron al holocausto, la mayoría fueron asesinados en el cercano campo de exterminio de Chelmo. No solo eso, sino que existen dudas sobre si el departamento de Wegener pudo participar en experimentos con prisioneros, inyectándoles oxígeno intravenoso para analizar los efectos de la embolia gaseosa. Incluso aunque no participara, no parece creíble que no supiera lo que estaba pasando. Pero, de nuevo, no hay pruebas concluyentes.

Al terminar la contienda, fue declarado criminal de guerra por el gobierno polaco, pero nunca se pudo comprobar su participación en los crímenes nazis, por lo que pudo retomar su actividad científica y docente. Aunque se retiró en 1970, aún vivió para ver el descubrimiento de los ANCAs, la clave de la patogenia de su enfermedad.

Debido a su pasado asociado al nazismo, el American College of Chest Physicians le retiró en el año 2000 (de forma póstuma, puesto que Wegener había muerto en 1990) el premio “master clinician” que le había otorgado en 1989, y algunos autores comenzaron una campaña para eliminar su epónimo de la entidad que describió. Pero a estas alturas, llamar a la granulomatosis de Wegener “vasculitis granulomatosa asociada a ANCAs” o “granulomatosis con poliangeítis” no resulta fácil.

¿Qué hacemos, entonces, con Wegener y su granulomatosis? ¿Quizá sabía lo que estaba pasando? ¿Quizá debió negarse? ¿Tuvo acaso la oportunidad de hacerlo? Demasiados quizás… ¿Qué sería más injusto, conceder la gloria de la Medicina a un criminal, o negársela a un inocente? Yo no lo tengo claro...

Esta entrada fue publicada en A hombros de gigantes, Bioética, Medicina.

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