Texto publicado por Franco Montecucco

Las personas ciegas somos diferentes entre nosotros

LAS PERSONAS CIEGAS SOMOS DIFERENTES ENTRE NOSOTROS

Autor: Roberto Sancho Álvarez.

San José, Costa Rica.

Algunas personas ven a los chinos iguales que a los japoneses, piensan que todos los negros son idénticos y que los rubios proceden de los estados Unidos
de Norte América. 

La misma generalización la aplican con las personas ciegas, por eso si conocen a un barón que se llama Juan, le dirán de la misma manera al resto de invidentes
sin tomar en cuenta la estatura, color de piel, peso o edad. 

Las mujeres tampoco se escapan del fenómeno “multiplicador y aunque alguien podría decir que se debe a que ven a su bastón y no a la persona, hasta los
bastones son diferentes por lo que el argumento pierde fuerza. 

En el campo laboral estos sujetos lo tienen “muy claro” los “cieguitos” son vendedores de lotería, músicos o limosneros. 

Algunos consideran que un grupo tan pequeño y desvalido, debería formar parte de una única organización, que jamás peleen y que se dejen guiar por quienes
ven como siesta característica por si misma fuera garantía de sabiduría.

OTRA REALIDAD

La vida de las personas ciegas es muy diferente. 

En teoría, la mayoría de los gobiernos tutelan el acceso a la educación y el trabajo aunque las estadísticas reflejan que las personas con discapacidad
en edad laboral tienen pocas oportunidades de trabajar bajo las condiciones que lo hacen sus pares sin discapacidad aparente. 

En cuanto a la educación, es posible que solo la primaria sea vigilada por los sectores ministeriales, dejando a la suerte otras alternativas educacionales. 

Si se trata de individuos relegados en sus hogares, muchas veces cuando logran surgir e integrarse a los grupos sociales, no tienen algunos hábitos importantes
por no habérsele asignado tareas sencillas que le permitieran modelar su carácter. 

Se trata de personas inteligentes pero acostumbradas a mandar a sus padres, hermanos y seres queridos a través de la manipulación del “pobrecito”, con ese
mismo argumento, pretenden llegar tarde, levantar la vos y hasta ofender a quienes detentan posiciones contrarias porque para eso son ciegos y esta razón
les da licencia para hacer y decir cosas que en dirigentes sin discapacidad aparente serían intolerables. 

Otro grupo con mayor estabilidad emocional, prefieren abandonar las organizaciones para no someterse a estos pequeños dictadores o tener que pasar por la
pena de cargar con la misma etiqueta de resentidos sociales y son los que brillan con luz propia en sus oficios, profesiones o grupos a que se integran. 

Los hay quienes prefieren luchar en forma individual o alejarse de las organizaciones de ciegos y para ciegos perdiéndose de los beneficios grupales y privando
al colectivo de su aporte. 

Antes de catalogar a un grupo como homogéneo, es mejor observarlo con mayor detenimiento y así no juzgarlo como se acostumbra hacerse con los grupos minoritarios
entre los que se encuentra nuestro colectivo de personas ciegas.