Texto publicado por SUEÑOS;

Algo de fisica,

Física.

Ciencia: Los físicos buscan al inflatón, el ‘primo’ del bosón de Higgs que
explicaría el origen del universo.

Hace dos años, el mundo entero se emocionaba con las palabras de un alemán
de barba blanca ante cientos de físicos en Ginebra: “Creo que lo tenemos”.
Rolf-Dieter Heuer, director del CERN, anunciaba así el 4 de julio de 2012 el
hallazgo del bosón de Higgs, o al menos, de una partícula que podría encajar
con su retrato robot.

Recientemente, en Valencia, otro físico de pelo cano removió en sus asientos
a centenares de colegas de profesión que lo escuchaban: “Creo que un mundo
de infinitos universos, con infinitos ‘Big Bangs’, es la mejor explicación
que tenemos para la realidad que observamos”. Con total aplomo, Alan Guth,
el padre de la inflación cósmica, ha defendido el modelo de los multiversos
en la Conferencia Internacional de Física de Altas Energías (ICHEP2014) que
por primera vez se ha celebrado en España en su 37ª edición.

El físico de Nueva Jersey comenzó su conferencia recordando al belga
François Englert, codescubridor del mecanismo de Higgs, que no pudo asistir
al congreso por culpa de una torcedura de tobillo que lo mantiene postrado
en la cama a sus 82 años.

Lo cierto es que las ideas sobre universos infinitos no son nuevas para los
físicos que se dedican a diseñar modelos teóricos con los que explicar cómo
es el universo, cuál es su origen y, sobre todo, tratar de recoger la
multitud de cabos sueltos que aún les quedan por atar. Sin ir más lejos,
Guth ha recordado que el astrónomo Martin Rees, expresidente de la Royal
Society, dice tener tanta confianza en los multiversos como para apostar la
vida de su perro; Andrei Linde, de la universidad de Stanford, como para
jugarse su propia vida; y el Nobel Steven Weinberg como para apostar a la
vez la vida de Linde y la del perro de Rees.

Con este humor socarrón, y sin dejar de exhibir una media sonrisa
inquietante, Guth ha defendido su obra maestra: la teoría de la inflación
cósmica, a pesar del jarro de agua fría que ha recibido en las últimas
semanas. Las pruebas recogidas por el telescopio BICEP2 en el Polo Sur, que
confirmarían para siempre las ideas de Guth, podrían ser falsas.

Al físico estadounidense le gusta explicar que, a pesar de que vivamos ya
habituados a la idea del Big Bang, en realidad esta explicación sobre el
origen del universo no dice nada sobre qué explotó, por qué explotó y qué
pasó en los primeros instantes después de ese famoso ‘bang’. Fue él quien en
1981 propuso una teoría que sí daba respuesta a estas cuestiones y, además,
resuelve de manera elegante varios problemas teóricos que por entonces
torturaban a los físicos. Desde entonces, su teoría ha sido ampliada, aunque
nunca se ha corroborado experimentalmente al 100%.

Su modelo, el de la inflación cósmica, explica que hace 13.800 millones de
años un pedazo de materia minúscula, 100.000 millones de veces más pequeña
que un protón, comenzó a expandirse a un ritmo endiablado por efecto de una
fuerza gravitatoria repulsiva y, en cuestión de 10-32 segundos, esa
expansión ultrarrápida lo convirtió en algo del tamaño de una canica.

Guth llevaba tiempo sin captar la atención mediática hasta que en marzo de
2014, el equipo de físicos experimentales que trabajan con el
radiotelescopio BICEP2 en el Polo Sur aseguró haber observado unos
‘remolinos’ que, de ser ciertos, representarían las evidencias definitivas
de los inicios del Big Bang y, por tanto, la confirmación de la inflación
cósmica; pero, para desgracia de muchos físicos deseosos de ver confirmadas
sus ilusiones, es probable que lo que midieron sea fruto de polvo polarizado
más que de efectos primordiales.

“Sí, es verdad; por desgracia, existen indicios de que esas primeras
interpretaciones eran demasiado positivas”, ha declarado Guth a Sinc. Ahora
los físicos esperan los datos del satélite Planck, independientes de los de
BICEP2, que podrían confirmar o desmentir estos resultados. Guth ha revelado
los últimos rumores al respecto: en pocos días el equipo de Planck
presentará un artículo en el que explicará los efectos del polvo cósmico
sobre las medidas de BICEP2; y ambos equipos podrían estar negociando una
colaboración para final de este año.

Si en algo ha insistido este cosmólogo de 67 años es en que su teoría no se
vería manchada en el caso en que los ecos medidos por el radiotelescopio
BICEP2 en el Polo Sur se quedaran en polvo galáctico: “Si se confirman estos
resultados, implica que la inflación es cierta; pero, si se descubre que
eran erróneos, la teoría sigue siendo válida; lo malo es que habría que
esperar a nuevos experimentos”. Y por si quedaban dudas sobre la fuerza de
su modelo, ha dejado claro que “no hay ningún plan B a la teoría de la
inflación”.

Para los que hacen los experimentos, este marco teórico también es un arma
poderosa y, por ahora, imprescindible. “Los primeros momentos de la
inflación pueden dar lugar a extensiones del modelo estándar de las
partículas elementales que respondan a cuestiones que este no resuelve”,
explicó Rolf-Dieter Heuer, el alemán que dirige el CERN, en la rueda de
prensa en la que compartió mesa con Guth. En concreto, se refería a una
partícula llamada ‘inflatón’, que Guth ha definido como “un primo del bosón
de Higgs que podría interaccionar con este y abrir la puerta a una nueva
física”.

Pero los físicos no están ni de cerca en disposición de demostrar la
existencia de este inflatón, responsable de la expansión ultracelerada del
universo inflacionario. Podría integrarse con el campo de Higgs y, de hecho,
algunos modelos ya proponen soluciones de este tipo, “pero aún son teóricos
y deben ser comprobados”, según Juan Fuster, copresidente del comité
organizador del ICHEP2014.

Tampoco el LHC podría hacer medidas relacionadas con la teoría del universo
inflacionario, ni buscar las ondas gravitacionales primordiales, procedentes
del fondo cósmico de microondas, que confirmarían el modelo de Guth, aunque
Heuer ha indicado que están abiertos a propuestas científicas razonables.
"Sería muy difícil, debido a la masa tan pequeña de las partículas. La
fuerza gravitacional tiene intensidad mínima respecto a las fuerzas que se
estudian en el LHC", ha añadido Guth. (Fuente: SINC)