Texto publicado por Carlos Palomares

REFLEXIONES Y DESVARÍOS SOBRE EL TIEMPO, LA VIDA Y EL FUTBOL.

Siempre pensé que en esta vida que nos toca vivir, hay dos elementos maravillosos y complementarios, ya que nos permiten comprender la forma de transcurrir de uno de ellos, partiendo de la posibilidad de análisis que nos otorga el otro elemento.
No intento emular a Edgar Allan Poe, por lo tanto, pasaré a describir rápidamente estas extrañas cavilaciones, que desembocan en aún más extrañas conclusiones.
El primer elemento a considerar, es la vida, esencialmente, en cómo la vivimos y sobre todo, cuánto tiempo real empleamos en vivirla. El otro elemento es decir aquél que nos permite comprobar el tiempo vivido y, vale la pena aclararlo, otras muchas cosas más, es el fútbol, potenciada estas observaciones, obviamente, por el Mundial. Estoy seguro que alguien que lea esto dirá, sin vacilar, que el planteo es demencial, algo con lo que coincido, sin embargo, lo invito a leer algunas líneas más y seguramente al final acordará conmigo.
Ahora bien, la pregunta obvia es cómo parangonamos uno y otro elemento. Un partido de fútbol dura 90 minutos, pero efectivamente, ¿cuánto tiempo real se juega?. Si sumamos los minutos en que la pelota no está en juego por diversas circunstancias, es decir, cuando sale del campo, cuando la tiene el arquero, cuando van a patear un tiro libre, o cuando hay discusiones y miles de etcéteras más, llegaremos a la conclusión que se juegan muchos, pero muchos, minutos menos que 90.
Ahora analicemos nuestro tiempo vivido de manera real. Si nos observamos con un poco de atención, veremos como pasamos gran parte de nuestra vida esperando y no viviendo. Como ejemplo, pensemos en las colas en el banco, en el supermercado, en el correo, en la parada del ómnibus, en un embotellamiento de tránsito, ante una ventanilla y otras cosas más que seguro se le están ocurriendo en este momento. Pero esto no es todo, pasamos, perdemos o quemamos gran cantidad del tiempo de nuestras vidas esperando que alguien nos llame, que alguien venga, esperando una respuesta, esperando las vacaciones, que aparezca un nuevo trabajo y (otra vez) miles de etcéteras más. Cotejando con lo dicho anteriormente sobre el tiempo real en el fútbol, si fuésemos capaces de sumar todo el tiempo que pasamos esperando, comprobaremos espantados, que poco es el tiempo que invertimos en vivir realmente, es decir, nos pasamos tirando la pelota fuera de la cancha, enfriando el partido, con el gran miedo que nos da saber que pronto se termina.
Estos elementos que hemos considerado, uno como ejemplo virtual y el otro como real, tiene un denominador común, este es el tiempo, que viene a efectuar su labor de tercera fuerza para que las otras dos, es decir la real y la virtual, puedan actuar y producir un efecto, pero dejaré ese análisis para otra ocasión, ahora estoy esperando que pare de llover. . .
http://carlospalomares.com.ar – Seguime en Twitter @charlypalomares