Texto publicado por Leandro Benítez

Instrucciones para ser feliz

La búsqueda de la felicidad es una tarea algo más complicada que derramar alegría por la calle y convencerse de que la vida es hermosa.
 
Por Cecilia Absatz.
 
 
 
 
Todo comenzó con Celia Cruz (1925-2003), la célebre cantante de salsa que a todo ritmo y con enorme respuesta popular declaró que la vida es un carnaval. Afirma en su canción, muy convencida, que la vida no es desigual ni mucho menos, y que si alguien se siente solo y mal es porque no se dio cuenta de que en realidad la vida es una hermosura. Ella sostiene que no hay que llorar, sólo hay que cantar y así las penas se van: cantando. Hacia el final dedica la canción como un aviso, primero, a los que se quejan y critican, pero luego, en un ataque de corrección política, levanta la mira hacia aquellos que usan las armas, aquellos que hacen la guerra, aquellos que nos maltratan, posiblemente la parte de la población universal menos propensa a llorar y sentirse sola.
Esta idea más o menos quimérica de la vida, donde el dolor y la tragedia no son más que malentendidos, parece haber inspirado todo un género de canciones bien intencionadas, digamos, que ponen en nuestras manos la responsabilidad de ser felices a través del canto, el baile y la capacidad personal de prodigar amor. Y perdonar, dice Axel. Este joven y exitoso cantante nos invita reiteradamente a celebrar la vida. Es fácil: hay que buscarse una estrella y dejarse guiar por ella. Mientras tanto, no herir a nadie y repartir alegría. Él cree en el amor para estar más cerca del cielo, pero al mismo tiempo (otra vez el colofón típico de un alma bella) invita a gritar contra el odio y contra la mentira porque la guerra es muerte y la paz es vida.
Para Ricardo Montaner también la vida es una fiesta, y él es feliz. Acá el secreto es dejar la queja porque la vida es corta. Para combatir la tristeza y el pesimismo, entonces, él propone ponerse a bailar en la calle y cantar: Soy feliz, soy feliz, vamos que la vida es una fiesta. Y una canción llamada Arriba la vida, bastante más extensa que las anteriores, firmada por Croni-k, desarrolla en detalle la técnica para vivir bien. En momentos de crisis, problemas y tristezas aconseja no echarse a morir y en cambio levantar la cabeza. Sea cual sea la situación, agrega, no hay que olvidar que la vida es muy linda. Y acá también la canción se pronuncia por la paz de este mundo, pueblos y tierra, y de hecho en algún momento cita a Celia Cruz. La idea es más o menos la misma: hay que disfrutar de lo bueno y desechar lo malo, vivir con alegría, no deprimirse y darle vida al mundo entregando amor. El eslogan, si bien no es muy lírico, resulta gráfico. Dice Tirá para arriba.
Es admirable la confianza que estos artistas tienen en su propia capacidad para transformar las asperezas de la vida en epifanías de felicidad. Parece un producto tergiversado de las búsquedas que viene cultivando desde hace unas décadas la new age, una filosofía que favorece la introspección y la búsqueda espiritual para alcanzar una forma de vida mejor. Pero esta es una corriente mucho más ambiciosa, que hechiza a millones de seguidores y lectores con una literatura llena de buenos deseos.
La búsqueda de la felicidad no sólo es lícita: está avalada por la Constitución Nacional y es bien vista por casi todas las religiones. Pero tal vez sea una tarea algo más complicada que derramar alegría por la calle y convencerse de que la vida es hermosa. Tal vez se trate de negociar con la vida, verla como es y ocuparse de vencer las dificultades. En el peor de los casos, convivir con ellas. Son formas de felicidad menos estridentes pero más sólidas, y sobre todo posibles.