Texto publicado por Cyndi del Río

Volviendo a nuestro pueblo natal.

Cierto día, se encontraban en una ciudad algo lejana 2 personas no provenientes de ahí charlando con un joven que recién volvía de vacaciones.

—¡qué genial que hayas visitado nuestro pueblo!- Dijo ella entusiasmada pero con un toque de nostalgia.
—me lo pasé bien, pero todo es tan silencioso ahí... o bueno, veo que hay gente que se silencia y otros que parecen amables- Dijo el joven proveniente de la ciudad.
—¿ooh, te acuerdas cómo eran las cosas antes de que nos marcháramos?- Le preguntó ella a su compatriota con una mirada soñadora.
—¡Sí!- Le respondió él -Los cantos en las fogatas, las fiestas, las bienvenidas hacia los turistas o los que iban a vivir ahí...-
—¿Cómo era ese lugar? reconozco mucha nostalgia al hablar de ello...- Preguntó el joven de la ciudad a los extranjeros.
—Era un lugar maravilloso. Daban ganas de quedarse a vivir ahí. todos éramos unidos, nos apoyábamos, nos queríamos, siempre estábamos hablando de las nuevas cosas que los demás hacíamos. Era común juntarnos en la plaza principal para escuchar un escrito, para conocer gente, para pedir una copia de algún poema de autoría de alguno de los vecinos...- Dijo el joven con un suspiro.
—Mas todo eso cambió- Dijo ella -En algún momento que no supimos cómo ni cuando, empezaron a surgir las categorías-
—¿Categorías?- Preguntó el joven de la ciudad.
—Sí, categorías- Respondió el compatriota de ella -Bueno, algo que nos hizo conocernos más, fue que se nos invitó al periódico local para redactar algo sobre nosotros, nuestros gustos, edad, etc... para que todos los que fueran llegando pudieran verlo y nos conocieran más fácil-
—Cierto- secundó ella -Pero luego se formaron las otras categorías: Los que sabían cantar o tocar algún instrumento, los que escribían poemas... los que contaban chistes... y así se fue clasificando a la gente por lo que sabían hacer y no por lo que eran: seres humanos.
—Pésima idea entonces lo de las categorías...- Dijo el joven de la ciudad, pensativo.
—De hecho, yo me mudé de ahí porque la gente dejó de ser amable y solidaria. Por todo criticaban y hay muchos nuevos habitantes que hoy por hoy no se relacionan con nadie, o bien, construyeron su casa y no volvieron más-
—¿Me pregunto, qué pasará si vuelvo con mi personalidad de siempre?- Preguntó el extranjero.
—¡volvamos!- Dijo ella -Regresemos con el aura que nos caracteriza a derrivar a la élite dominante... o bien, no derrivarla, ¡Ser solidarios y amables como todos lo eran antes!-

*Con dedicatoria a los que ya saben que va dedicada*