Texto publicado por Oscarina González Güipe

Psicología de la Discapacidad visual: ceguera en edad adulta

Cuando cualquier persona es informada de que, por cualquier causa, padece una discapacidad visual/ceguera, pasará por cuatro fases emocionales claramente diferenciadas:
Fases emocionales: Schock - Depresión - Adaptación - Autoestima
i. Schock

La primera reacción tras producirse la comunicación de la discapacidad es un estado de desorientación y obnubilación en que la persona se siente desubicada, desamparada y perdida. Busca una relación de causa-efecto para focalizar su rabia y buscar algún culpable. De forma casi inmediata también se produce una reacción de negación, por la que se inicia un peregrinaje por todos los centros a los que la persona afectada tenga acceso, buscando los de mayor prestigio y que puede acabar acudiendo a cualquier milagrero que prometa la curación. Mezclada con las anteriores también se produce la rebelión contra la discapacidad, rebeldía que refuerza la búsqueda iniciada de soluciones imposibles con la negación y la búsqueda de culpables (causa-efecto). La consecuencia de esta triple reacción es que, pasado el tiempo de shock, que no puede ser muy largo pues la realidad, terca, impone su ley, se llega a un estado generalizado de desánimo que caracteriza la siguiente fase.

ii. Depresión

Hay que dejar sentadas dos cosas. Tras producirse una pérdida, como lo es cualquier discapacidad, la persona se deprime. Es una reacción natural y no puede obviarse ni saltarse. De otra parte, el estado depresivo, a diferencia del de shock, no tiene una duración limitada: Puede durar muchos años, enquistándose en la psique del individuo hasta formar parte de su personalidad. En estos casos se convierte en una grave enfermedad que hay que tratar previamente a la consecución de otros objetivos con aquel individuo. En este punto, la calidad de vida de la persona se reduce al mínimo absoluto. No sólo es marginado, pues todo el mundo huye de las personas depresivas, sino que él mismo desea auto-recluirse en una espiral autocompasiva. La persona, por regla general, no puede salir del estado depresivo por sí misma, sino que necesitará la ayuda de su entorno, en especial del más próximo (familiares y amigos), pero también de los profesionales con los que se relacione, quienes pueden ser fundamentales como detonante de un cambio de actitud en la persona.
Este cambio de actitud supone una fractura definitiva del proceso depresivo y permite al individuo asumir su discapacidad y entrever sus capacidades con el descubrimiento de todas las técnicas que le ayudarán a solucionar los inconvenientes que le ocasiona su discapacidad, con lo que entrará en la fase de adaptación.

iii. Adaptación

La fase de adaptación se caracteriza por la adquisición de un conjunto de técnicas necesarias para superar los inconvenientes derivados de la discapacidad que, en el caso de las personas ciegas, podemos clasificar de la siguiente manera:
- Técnicas de desplazamiento: La más inmediata es el acompañamiento. Es una técnica muy efectiva, pero, aún así, tiene sus reglas que ha de conocer tanto la persona acompañada como la acompañante. El desplazamiento con bastón requiere un intenso entrenamiento, pero ofrece una gran autonomía personal. Por último, el perro guía ofrece una gran autonomía, pero obliga a la convivencia con el animal, lo que puede ser, a un tiempo, su principal aliciente y su máximo inconveniente, según el caso.
- Técnicas de comunicación: El Braille, como sistema táctil de comunicación, tiene una gran solera y permite acceso independiente a los textos en él escritos, sin embargo, resulta difícil conseguir una habilidad satisfactoria en su reconocimiento para las personas ciegas de adulto. Asociados a este sistema existen una serie de aparatos mecánicos para generar esta escritura (pauta y máquina Perkins en especial), así como una serie de sistemas recientes, basados en las nuevas tecnologías, que se apoyan tanto en el sistema Braille como en sistemas de reconocimiento y reproducción de voz que, en su conjunto se conocen como aparatos tiflotecnológicos.
- Técnicas de estudio: Aprovechando las anteriores, hay que añadir la utilización de mapas táctiles, cajas de cálculo (en braille), acercamiento a la Naturaleza a través de olores y el tacto, así como representaciones tridimensionales de los objetos. Hoy en día, las nuevas tecnologías permiten una relación más fluida entre el estudiante ciego y sus profesores y compañeros, gracias a aparatos conversores de braille a escritura convencional y a voz.
- Técnicas laborales: La aplicación específica de las técnicas anteriores permiten la adaptación de un puesto de trabajo a las características del trabajador disminuido visual. No todos los puestos de trabajo son adaptables, por lo que, con frecuencia, la persona ciega de adulta, deberá realizar una preparación específica para conseguir su reinserción laboral.
- Técnicas en el Hogar: La práctica totalidad de las tareas domésticas son realizables por personas ciegas. Para cada una de ellas existen ciertas técnicas y algunos aparatos que permiten la adaptación y que detallaremos más adelante.
- Técnicas deportivas: El deporte mejora la capacitación en las técnicas de movilidad y supone un estímulo para la superación personal del individuo. Algunos deportes son fácilmente adaptables con pocas variaciones. Otros necesitan variar substancialmente las reglas y, finalmente, algunos han sufrido tal transformación que se consideran un deporte diferente por completo. Entre los primeros citaremos el ajedrez, entre los segundos la bicicleta tándem y ejemplo del tercero es el goalball.
- Técnicas de ocio: Para la superación personal y la correcta autoestima, el individuo debe disponer de actividades de ocio. Gracias a las técnicas arriba mencionadas tendrá acceso a la lectura (ya sea en braille o en libro hablado), podrá acceder a museos y monumentos, si éstos disponen de recorridos adaptados y guías especializados y, finalmente, debería poder acudir a cualquier espectáculo, de cine, teatro, etc., para lo que es necesario que exista un sistema (audiodescripción) que informe a la persona ciega de los acontecimientos visuales que se producen en el espectáculo.
Estas técnicas aquí enunciadas son de fácil aprendizaje, exceptuando las técnicas de bastón, la lectoescritura Braille y el dominio de las nuevas tecnologías tiflotécnicas, que requieren varios meses de iniciación y una larga práctica para su perfeccionamiento.

iv. Autoestima

La autoestima es la situación ideal a la que debe tender todo ser humano y la que define su calidad de vida, más allá de cualquier parámetro objetivo que pudiese buscarse. Ciertamente la discapacidad, de cualquier tipo, exige un mayor esfuerzo de superación, pero ese mismo esfuerzo puede magnificar los logros, que en otros casos no se considerarían como tales.
Para alcanzar la fase de autoestima es fundamental alcanzar los objetivos personales que se plantea el individuo, por eso es básico apuntar a objetivos realizables, para lo que la persona debe aceptarse tal y como es, con todas sus virtudes y también con todas sus limitaciones, entre las que deberemos contar su discapacidad visual. Una vez que se ha aceptado tal y como es, debe apreciarse y valorarse: Todo ser humano tiene, por sí mismo, un valor incalculable, pero con demasiada frecuencia se desmerece a sí mismo al realizar comparaciones desfavorables con otras personas. La persona debe tener una predisposición favorable hacia sí misma y, a partir de ahí, realizar una valoración desapasionada de sus posibilidades, que le permitirá definir sus objetivos y lograr el equilibrio emocional que define a una persona psicológicamente sana.

fuente:
http://www.b1b2b3.org/es/Telefono_Ull/psicologia.html#Adulto