Texto publicado por Isabel Blanco

Volvamos a empezar..

UN DIA MAS!..

¡Levántate!
No te dejes vencer ante las adversidades de la vida, no te dejes arrastrar por la corriente que parece inefable, ineludible, fatal. Aférrate a tus raíces, arremángate y ponte a remar. Sabrás que el mundo no se ha hecho por sí mismo si la conciencia no lo hubiera moldeado. El mundo es contenido por el pensamiento, así, de tal manera construirás tu mundo, tus sueños, tus ilusiones.

¡Recréate!
Vístete nuevamente de felicidad y camina con la frente en alto. Tú no eres menos que nadie. Nadie puede darte lo que tú no te das. Búscate en el rostro de un niño, mírate jugando como cuando apenas mirabas al mundo renacer en cada ilusión de tu infancia. Vuelve a creer en los reyes magos, en los ángeles, en los duendes del jardín. Vuelve a tu divina raíz y nútrela otra vez con la ilusión. No permitas que alguien quiera vivir la vida por ti, porque sabes que no podrá hacerlo, nunca nadie podrá vivir la vida por ti. Nunca dos personas podrán ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Tú eres un precioso instante en la historia del universo, y un espacio que éste te ha dedicado para que brilles como una estrella y colmes de luz a las vidas que a ti se acerquen.
¡Ámate!
No permitas que nada ni nadie destruya ese don precioso que brilla dentro de ti. No permitas que se termine el brillo del amor en tu alma, porque quienes te han amado tanto, aún, con el paso del tiempo te siguen amando y deseándote el bien. Hazles el homenaje de no permitir que nadie quiera doblegarte y someterte a su voluntad. Ámate como ellos te han amado y respétate tú también.
¡Libérate!
Saca tus nudos corporales y muévete. Baila, canta, camina, corre, mueve tu cuerpo hasta darle mayor fluidez. A veces las zonas más duras del cuerpo son la materialización de muchas horas de pensamiento negativo o trabajo sin placer, rutinas que habrás debido cumplir, pero que se pueden demoler, ablandar y restaurar. Libérate de tus miedos ocultos. Libérate y confía, en Dios y en ti. Libérate y empieza a ser un poquito más feliz.
¡Perdónate!
Tal vez algún error pasado no te deje en paz por momentos, tal vez alguna falta cometida haya sido motivo suficiente para que te impongas un castigo por el solo proceso consciente de saber que has cometido un error. Pero siempre hay una oportunidad de cambiar, corregir y mejorar. Solo piensa en cómo enmendarlo, en cómo modificar una situación pasada. Pídele a Dios el sano consejo para corregir una situación. Decídete a perdonar y a perdonarte, de esa forma encontrarás el recto camino a la liberación del alma y la felicidad entrará por tu puerta como un pájaro en un día soleado.
¡Renuévate!
No guardes cosas viejas si no las vas a usar nunca. Haz un regalo a alguien que le gusten esas cosas, o véndelas y cómprate algo mejor y si no sirven, tíralas, porque de nada sirve quedarse atrapado en objetos del ayer. Tu mayor tesoro es el buen recuerdo, eso nadie te lo podrá quitar.
Y no te olvides de sonreírle a la imagen del espejo, porque de tal manera aprenderás a desplegar el buen humor, las buenas formas y la simpatía. Después de todo, el sujeto que llevas dentro de vez en cuando necesita de tu sonrisa y saber que desde tu conciencia irradias una buena onda hacia afuera tanto como la que envías a tu alma.
¡Siempre mejorando y liberándote!
¡Ámate y déjate amar!
Aunque parezca difícil emprender el camino y avanzar, cuando hayas dado varios pasos, estarás nuevamente andando el sendero de la felicidad. Recuérdalo siempre: nunca es tarde para... volver a empezar.