Texto publicado por El Atlante

¿Os interesa la pintura? Pues les dejo una exhaustiva descripción hecha por mi, de los cuadros más famosos de la historia.

Este trabajo lo comenzé pensando en mis hermanitas y hermanitos ciegos que les interese la pintura.
Aquí hago una descripción de varios de los cuadros más famosos de la historia, con todos los datos y la descripción del cuadro en todos sus aspectos artísticos, para que los conozcais y los dibujeis en vuestra mente. Algunos están muy conseguidos. Es un trabajo realizado exclusivamente por mí, sin ayuda. A pesar de que no veo lo hize, no me pregunten como porque ni yo lo se. Sólo les digo que tuve que contrastar muchas, muchas fichas de los cuadros hasta obtener todos los detalles. Disfrútenlo y porfa comentenlo pues me haría mucha ilusión.

Nombre
El beso
Autor:
Gustav Klimt
Fecha:1907-08
Museo:
Österreichische Galerie Wien

Dimensiones: 180 x 180 cm.
Material:
Oleo sobre lienzo

Corriente: Simbolismo.

En la obra destacan las formas redondeadas y los trazos sinuosos. Contiene poca profundidad espacial, mostrando bidimensionalidad.

El beso es una imagen a tamaño natural, de amor romántico e idealizado, rico en detalles hornamentales.
En el centro del cuadro, aparece una pareja abrazada que derrocha felicidad erótica. Se dice que los modelos son el propio Klimt y su amiga Emile Flöge. Ambos cuerpos forman una masa dorada, con adornos cuadrados en el hombre y curvilíneos en la mujer.
Por la postura que adoptan, juntos crean una forma rectangular.

El fondo es completamente dorado. Delante de ese fondo y sobre una escueta pradera verde que termina en un borde barrancoso, se abrazan y besan dos enamorados, bestidos también de color dorado. El es corpulento y moreno, de pelo más bien corto y de piel dorada. Tiene una cierta actitud de dominio. Luce un largo manto de rectángulos negros y grises. Ella rubia y de tez pálida. En su traje ceñido se dibujan coloridos círculos giratorios con adornos florales, y líneas onduladas que se elevan a lo alto. El vestido de la joven deja ver hombros, brazos y piernas. Los dedos de sus pies están bien sujetos en el suelo de la floreada pradera, como para prevenir caer por el precipicio de pared rocosa. La muchacha se haya de rodillas. Su cabeza está inclinada hacia atrás y vuelta de lado, como si mirara al espectador, pero sus ojos aparecen cerrados. El hombre se sitúa a su derecha (izquierda para el observador) también agachado. El sujeta con sus dos manos la cabeza de la mujer. Ella rodea con una de sus manos el cuello del hombre, como aferrándose. a él apenas se le ve la cara. Ambos están envueltos por una aureola dorada que los unifica y aísla en su intimidad.
Una lluvia de flores doradas desciende desde la parte superior.

Hay observadores de la obra, que sostienen la idea de que la mujer está reacia a las intenciones del hombre, y que en realidad muestra con su cuerpo una actitud de rechazo.

Título: La Gioconda.

Autor: Leonardo da Vinci.

Fecha de ejecución: aprox. 1503-06.

Época: renacimiento italiano.

Técnica y soporte: óleo sobre tabla.

Dimensiones: 77 x 53 cm.

Lugar de ubicación: Museé du Louvre, en París.

Género: retrato.
la mujer que aparece retratada es Madonna Lisa, la esposa del banquero Francesco del Giocondo, del que recibe su sobrenombre.

El retrato expresa de manera magistral, naturalidad, plena emoción, misterio y detallismo.

Las líneas de contorno están muy poco marcadas gracias a la técnica de sfumato, es decir: difumina los rasgos suavemente hasta quedar indefinibles.
Esta técnica consigue que el rostro parezca fundirse con el paisaje, como si fuera parte de él, aunque sin perder su identidad.

Utiliza colores ocre para las sombras oscuras, albayalde y amarillo sulfuroso para los colores de la piel. Para el paisaje utiliza el negro, tonalidades de marrón y gamas de azules, difuminando el color para marcar la lejanía y proximidad del paisaje, que se advierte pero no se concretiza.

El dibujo, el contorno y la perspectiva son secundarios a la luz y las sombras, las que dan profundidad al cuadro dotando al rostro de enigma y relieve.

La obra es el retrato de medio cuerpo de una mujer sonriente, sentada herguida, con uno de sus brazos apoyados en el reposabrazos de un sillón.
El fondo de la composición es un amplio y profundo paisaje azulado, bastante irreal y que parece diluirse en la nada.
Es una escena acuosa y húmeda de aspecto salvaje y en permanente movimiento. En Ese bello fondo donde destaca lo azul y la transparencia, se funden entre sí elementos de la naturaleza como rocas desechas, niebla, vapores, ríos fluyendo, crepúsculos y bivraciones de luz. En el centro de ese paisaje azulino, aparece un puente.

Es un rostro muy rico en detalles. La mujer no tiene cejas ni pestañas. Los límpidos y observantes ojos miran ligeramente hacia la izquierda, irradiando vida y felicidad. (También misterio).
Las sombras fomentan la sensación de desconcierto que genera la vitalista y enigmática sonrisa. No se sabe si sonríe de dicha, o si es una sonrisa llena de amargura.
El cabello está pintado con bastante minuciosidad.
Sobre la cabeza lleva un velo de gasa fina y transparente, que está enganchado al cuello de la blusa.
Viste un discreto traje en el que los pliegues están muy conseguidos.
El brazo izquierdo descansa sobre una butaca, quedando la mano encima del vientre. La mano derecha se posa encima de este brazo. Ambas manos parecen tener animación.
La modelo no luce ninguna joya.
En el cuadro, los elementos que más emoción y misterio transmiten son la sonrisa y los ojos.
Muchos observadores opinan que el rostro no deja claro si es el de un hombre joven o el de una mujer, por su apariencia andrógena.

Título: La maja desnuda.
Autor: Francisco de Goya
Fecha de creación: 1790 - 1800
Material: Óleo sobre lienzo
Neoclasicismo
Dimensiones: 97 cm × 190 cm
Museo del Prado (Madrid)

La Maja desnuda es la primera figura femenina de la historia de la pintura que muestra el vello púbico, transcendiendo por su excepcionalidad.

En el lienzo, destacan los tonos verdes, contrastando con los blancos y rosados.
En esta obra, las pinceladas no son tan largas como es costumbre en el pintor.
La mujer está situada en primer plano, marcando un eje central diagonal.
El fondo de la pintura es completamente neutro, de un color pardo y sin detalles.
La figura se encuentra recostada sobre un diván de terciopelo verde oscuro, tapado con una sábana y almohadones blancos con bolantes de encajes.
Su pubis, cubierto de bello oscuro, coincide justo en el centro del cuadro.
Mantiene los brazos flexionados y levantados, colocados detrás de la cabeza. Las manos sostienen la cabeza.
Su postura es sensual y provocativa. Una silueta delicada y fina. Es como si el cuerpo se bañara en una luz clara, pues su piel diáfana y pálida, parece de nácar o de porcelana.
Las piernas están colocadas con suma elegancia. De huesos pequeños y cintura estrecha (de avispa). Los senos son grandes y separados, y se marcan al retraer los brazos.
Tiene una mirada atrayente y pícara, que se dirije directamente al observador. Las mejillas poseen un ligero sonrojo.

Las Meninas o La familia de Felipe IV.

Autor: Diego Velázquez.
Fecha de creación: 1656
Óleo sobre lienzo.

Periodo: Barroco

Dimensiones: 310 cm × 276 cm

Ubicación: Museo del Prado, Madrid, España.

La escena transcurre en la galería del cuarto inferior del príncipe Baltasar Carlos, del Alcázar de Madrid. La sala estaba iluminada por la luz de siete ventanas. Velázquez decide pintar únicamente cinco de ellas, puesto que las otras dos ventanas, quedan fuera del enfoque del cuadro.
Es una pintura de una gran técnica en cuanto a la perspectiva, la luz, el color y el espacio.

La perspectiva aérea consiste en que los colores tienen menos intensidad en la lejanía, creando la impresión de que hay aire por la sala.
Once son las figuras que aparecen en esta cotidiana imagen palaciega, todas muy cercas unas de otras. Dichas figuras ocupan la parte inferior del cuadro, siendo el techo el que llene toda la parte superior.
La sala está entera en oscuridad y la luz entra en ella por tres puntos distintos: por los ventanales primero y último a la derecha y por la puerta del fondo.
En el centro del primer plano se sitúa la infanta Margarita María, acompañada por dos damiselas de honor o meninas. Las damas son las siguientes: A su derecha María Agustina Sarmiento, quien arrodillada, ofrece a la pequeña Margarita un búcaro con agua puesto en una bandeja de oro; a su izquierda Isabel de Velasco, haciendo una reverencia.
En el lado derecho, en el primer plano de la composición, aparece un perro de raza mastín español, con el que juega el enano Nicolasillo Pertusato; detrás de ellos se ubica la enana Mari Bárbola, mirando al espectador y portando una bolsa con monedas.
Estas figuras descritas, se ven envueltas por luz dorada.
El enano de vestimenta roja, tiene una mano levantada y está dándole con su pie al perro, el cual ni se inmuta, permaneciendo en reposo.
El plano medio queda ocupado, en la zona derecha, por doña Marcela de Ulloa, camarera mayor de las damas de la reina, situada detrás de Isabel de Velasco, y un guardadamas que aparece medio en sombra, del que no se conocen datos históricos. En la zona izquierda contemplamos un enorme lienzo del que se observa su bastidor. ante el cuadro, se sitúa Velázquez, de pie, mirando al observador y mostrando una expresión de estar pensativo. Vestido de cortesano, con una paleta en la mano izquierda, un pincel en la mano derecha y la cruz de color roja de la Orden de Santiago bordada en su pecho.
Sobre la oscura pared del fondo, detrás de Velázquez, se sitúa un pequeño espejo, en el que se reflejan las efigies difusas del rey Felipe IV
y su segunda esposa, doña Mariana de Austria.
Da la sensación de que acaban de entrar en la sala, reflejándose así sus bustos en el espejo. La infanta, parece que al percatarse dirije sus ojos hacia donde han aparecido ellos, aunque su figura aún sigue la dirección del enano al que venía observando hasta ese instante.
La parte superior del muro de pared donde se sitúa el espejo está adornada con dos lienzos de considerables dimensiones, de temas mitológicos. Son réplicas de Rubens, concretamente Minerva y Aracné. Y Apolo y Pan de Jacob Jordaens.
En el fondo, en un punto bastante iluminado, se observa tras una puerta abierta a don José Nieto, el aposentador de la reina, descorriendo una cortina, pero no es fácil saber si está entrando en la sala o por el contrario saliendo.
En el techo, pasando casi desapercibidos, se aprecian dos ganchos para colgar lámparas, que están iluminados con la luz que entra por la ventana de la derecha.
Esta intensidad de luz, va desapareciendo a medida que se aproxima al final de la sala, convirtiéndose en penumbra en el extremo superior derecho.

Título: La persistencia de la memoria.
Autor: Salvador Dalí
Año 1931
Técnica Óleo sobre lienzo
Longitud 24cm
Anchura 33cm
ubicación MoMA. Nueva York, Estados Unidos
Estilo artístico surrealismo.

La técnica utilizada es precisa, y las líneas puras.
Destaca poderosamente la luz y el brillo, así como el contraste entre los vigorosos colores cálidos con los fríos.
Se encuentran tonos amarillentos, marronáceos y ocres, que se conjugan con azules, grisáceos y blancos.
La obra muestra un sencillo paisaje de playa, casi desértico, espacioso, e impresiona por lo onírico e ipnótico que emana de El.
Al fondo aparece una bahía a la hora del amanecer , donde el mar se funde con un cielo cubierto de nubes blancas. A la derecha de esta bahía se ve una pequeña formación de acantilados rocosos.
En la composición, se percibe como los diferentes componentes se asocian creando una atmósfera muy especial.
La luz del fondo a la izquierda es muy intensa y blanca. En cambio la luz en el primer plano y a la derecha es una luz en penumbra, de manera que el efecto divide al cuadro en dos partes asimétricas.
Los objetos están muy detallados, aunque deformes.
En un primer plano a la izquierda del cuadro, aparece un bloque de muro o de madera a modo de mesa rectangular, que sostiene dos relojes y un desangelado y seco árbol, con una única rama y sin hojas. El reloj de mayor tamaño es blando. Encima de El, hay una mosca.
Este reloj está derretido y a punto de caer,escurriéndose por el canto de la mesa. Marca casi las siete.
El pequeño es un reloj metálico de bolsillo que está cerrado. Sobre El, caminan multitud de hormigas.
De la rama del horrible árbol, cuelga un tercer reloj, también blando.
Más abajo, en el centro de la obra, se ve una extraña cabeza blanda de líneas curvas, que parece dormir en la arena. Su extraño cuello se desvanece en la penumbra.
Esta cara posee una nariz muy grande, un ojo cerrado y una lengua carnosa que sale de ella, pero no hay boca.
La cara tiene largas pestañas. Encima de esta cabeza hay colocado un cuarto reloj como en una montura, también tierno y que igualmente se derrite escurriéndose.
En cuanto al esquema compositivo, es el tronco del árbol el que crea la verticalidad, en un paisaje donde predomina la horizontalidad y lo curvo.

Nombre: Almuerzo sobre la hierba.
Autor: Édouard Manet.
Fecha de creación: 1863.
Material: Óleo sobre lienzo.
Estilo artístico: Impresionismo.
Medidas: 208 cm × 264,5 cm.
Museo de Orsay.
En la obra, se observan grandes masas de colores, siendo estos los que transmiten la sensación de volumen, pues no hay tridimensionalidad.
Se dan abructos contrastes de luz y sombra, sin pasar por tonos medios, sustituyendo el color negro por sombras verdosas.
El artista utiliza una luminosidad cruda, con poca naturalidad, sugiriendo la luz de un estudio.
La claridad proviene del fondo.
La escena muestra a cuatro personas en un almuerzo, en un bosque parisino,en la rivera del Sena.
Es un hambiente natural con gran variedad de verdes.
Las figuras parecen estar recortadas, sin relieve.
En primer plano, entre árboles, aparece una mujer desnuda, la modelo de Manet Victorine Meurend, envuelta por una luz cruda. Está sentada sobre una tela azul, mirando directamente al espectador. Los dos hombres jóvenes son el hermano de Manet, Gustave y su cuñado, el escultor Ferdinand Leenhoff. Ambos están sentados en la hierba, y vestidos con trajes de galanes. Llevan camisas blancas, pantalones grises y chaquetas oscuras.
El joven de la derecha tiene un sombrero plano con una borla, y porta un bastón. Los hombres parecen estar conversando entre ellos, sin prestar atención a la mujer. Delante de los personajes, se ven las vestimentas de la joven, una cesta con frutas, un pan redondeado, y un sombrero. Es una naturaleza muerta de gran calidad artística
En la parte superior y central hay un ave de colores brillantes.
En el fondo, una mujer sale de un río, semidesnuda, pues sólo viste una camisa. Su postura es inclinada. Da la impresión de que está flotando en el aire. Es más grande que las figuras situadas delante. Hay una barca a la derecha. Es un fondo sin profundidad, dando la sensación de que se trata del decorado de un estudio más que de un paisaje real.

Nombre: Guernica
Autor: Pablo Ruiz Picasso
Fecha: 1937
Técnica: Óleo sobre lienzo
Estilo artístico: Expresionismo / Surrealismo / Cubismo
Medidas: 349,3 x 776,6 cm.
Ubicación: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.

Se trata de una representación simbólica del bombardeo de la aviación alemana sobre la ciudad vasca de Guernica en 1937.
Líneas definidas separan planos y objetos, y la libertad en el trazo facilita las posibilidades de composición.
Las curvas son indefinidas. Los trazos largos, bien definidos y limpios.
El cuadro está pintado en blanco y negro, Con una amplísima gama de grises y ciertos toques azulados casi inapreciables.
La luz se concentra en las figuras del primer plano, mientras que el fondo contiene la espacialidad y la oscuridad.
Es un cuadro “dinámico, tenso y sonoro”, donde grandes y abiertas bocas, cuerpos deformados y ojos desorbitados son transmisores de angustia. Los personajes gritan, gesticulan y fallecen bajo un terrible bombardeo.
No se sabe si la escena ocurre en el exterior o en el interior, ya que no hay alusión espacial, aunque parece de noche.
En la escena todas las figuras están cerca unas de otras.
Además de una casa aparecen representados nueve símbolos: seis personas y tres animales (toro, caballo y paloma). De izquierda a derecha, las figuras son las siguientes:
Toro. Ubicado en la izquierda del cuadro, con el cuerpo oscuro y la cabeza blanca. Éste se gira y parece mostrarse impasible ante lo que ocurre a su alrededor.
Madre con su hijo muerto. Se sitúa bajo el fornido toro, como protegida por él, con la cara mirando hacia el cielo, mostrando los dientes en un tremendo grito de sufrimiento. Su lengua es afilada como un cuchillo y sus ojos tienen forma de lágrimas. Sostiene en sus brazos el cuerpecito de su hijo ya muerto. Los ojos del niño no poseen pupilas.
La paloma negra. Colocada en un limitado espacio entre el toro y el caballo, a la altura de sus cabezas, no resulta visible a simple vista, pues, excepto por una franja de color blanco, es del mismo color oscuro que el fondo y únicamente está trazada su silueta. Tiene un ala caída y rota, y la cabeza vuelta hacia arriba, con el pico abierto como clamando.
Guerrero muerto.
Yace descuartizado bajo las patas del caballo. Solamente aparecen los restos de la cabeza, brazo completo o antebrazo derecho y antebrazo izquierdo. El brazo izquierdo tiene la mano extendida con callos y surcos en la palma, y muestra una estrella de cinco puntas. El brazo derecho sostiene una espada rota y una flor.
La redondeada cabeza se encuentra entre ambos miembros, exalando, con los ojos abiertos y con los extremos de estos en punta.
Luz de una bombilla. imagen situada arriba, en el centro del lienzo. Parece la luz de una lámpara, como si fuera un sol reducido.
Caballo. Ubicado en el mismo centro de la escena, bajo la bombilla. Su cuerpo está hacia la derecha, mientras que su cabeza se torna hacia la izquierda. Adelanta una de las patas anteriores para no caerse. La pata muestra una espuela.
En su costado se extiende una herida vertical y está además, atravesado por una lanza. Tiene la cabeza levantada, agonizante, y la boca abierta, de donde sobresale la lengua, terminada en punta. Su cabeza y su cuello son grises, el pecho
y una de sus patas, de color blanco. El resto de su cuerpo está recubierto por pequeños trazos.
La mujer arrastrándose.
En su forma, parece que se aproxima a la yegua. Se ve herida y con las nalgas al aire. La pierna de esta mujer que camina agachada hacia el centro, está dislocada o cortada en la articulación, con una hemorragia que intenta taponar inútilmente con su mano derecha, por lo que lleva la pierna arrastrada. El pie herido tiene una coloración más blanquecina que el pie ileso, como mostrando así la pérdida de sangre. (Los miembros del guerrero también poseen este tono blanco).
Mujer quemándose.
A la derecha de la representación aparece un edificio en llamas y que se derrumba, del que sale una mujer agonizante.
Está totalmente atrapada en el fuego. Con sus brazos levantados y la boca abierta expresa el espantoso sufrimiento que está padeciendo.
la Mujer del quinqué: Se sitúa arriba, en una ventana abierta. De aspecto fantasmagórico, ilumina la estancia con una vela en la mano y avanza con la mirada perdida, como en un estado de shock.
Tiene su otra mano aprisionándose el pecho justo entre sus dos senos, que se dejan ver a través de la ventana.
La esperanza queda representada en la flor, la herradura y el candil prendido.