Texto publicado por Miguel de Portugalete

secretos y resentimiento matan las relaciones

Sobonfu Somé, maestra espiritual africana.
Nací en Burkina Faso, y todos los niños de mi comunidad son mis hijos. Paso
la mitad del año en Sacramento (EE. UU. ). Elaboro rituales de duelo por el
mundo y he publicado varios libros sobre mi cultura, la etnia de los dágara.
Creo en Dios y en el don que cada uno trae al mundo.

Las rocas primero.

Su nombre significa la que mantiene el ritual, y fue criada desde niña con
ese fin. Luego tuvo que partir de su poblado, Dano, y viajar por el mundo
para compartirlo. Su sabiduría es profunda y útil, sus rituales nos enseñan
a abrazar las crisis, que nos llevan a nuevos lugares donde encontrar un
propósito más alto y un nuevo significado. Todo dolor contiene una
bendición. No todo será maravilloso entre los dágara, pero sin duda tienen
mucho que enseñarnos. Su cosmovisión coloca entre los seres más
evolucionados a los árboles. Los humanos estamos por debajo de las rocas
porque nuestro ego nos impide a destruir. Somé ha impartido un seminario en
el Institut Gestalt.
Un ritual de los dágara consiste en escuchar el vientre de la madre para
saber qué don trae ese niño.

¿Cuál era el suyo?
Reavivar los rituales en mi cultura y difundirlos. Pero salir de mi
comunidad para compartir nuestra sabiduría fue como morir. Me casaron con un
constructor de puentes culturales que vivía en EE.UU. y que había crecido
con los jesuitas.

¿Vivió con un extraño?
Doce años. Él era muy contenido y yo no tenía sentimiento de culpa, era muy
libre. Nos divorciamos; fue el primer caso en mi cultura, un trauma para
toda la comunidad.

¿No sería mejor que cada cual eligiera a su pareja?
Para eso debes saber quién eres y qué quieres en la vida. Para nosotros el
fundamento de una relación no es el enamoramiento, sino el respeto al
espíritu de cada uno y al espíritu de la relación, ya que cuando dos
personas se juntan aparece un nuevo don con un espíritu propio que guía la
relación.

¿Y qué es el espíritu?
La luz que nos guía, la fuerza vital que existe en todo, lo que hace que
cada mañana nos sintamos ilusionados al despertar.

¿Cuáles son esas tradiciones de su pueblo que debe transmitir?
La primera es la comunidad, algo vital para el bienestar de cada persona.
Pese a que todavía arrastro las consecuencias de la desnutrición, mi
infancia fue maravillosa: vivía rodeada de cientos de niños con los que
jugar, con los que correr desnuda, libremente. Lo compartimos todo, y eso da
mucha alegría.

Incluidas las madres.
Sí, tienes cientos de madres, de padres y de hermanos. Entre los dágara no
existen problemas privados, todos se resuelven en el seno de la comunidad,
incluidos los de pareja.

Curioso.
Un problema personal o de pareja pone de manifiesto que el tejido de la
comunidad no funciona. Cuando profundizas en el problema de esa relación te
das cuenta de que lo que les pasa a ellos es también cosa tuya, así que
trabajarlo comunitariamente sana también los sentimientos de todos.

Muy sabio.
Ante un problema, un individuo no tiene la distancia necesaria para
comprender su origen y hallar la solución. Para resolverlo hacemos un
círculo de cenizas donde se sitúa la pareja. Lo primero es escuchar, y si
alguien percibe que está juzgando o tomando partido, entra en el círculo.
Poniendo luz en la sombra se llega a la sanación. En mi tradición el
conflicto es bueno, permite darte cuenta de que la relación sigue viva.

¿No es agobiante que los otros estén tan metidos en tu vida?
Los secretos, el resentimiento y el malestar es lo que acaba matando las
relaciones, por eso en cuanto alguien percibe que estás mal te pregunta qué
te pasa.

¿Y si le contestas que nada?
Una a una, cada persona de la comunidad vendrá a preguntártelo. Las crisis
se resuelven abrazándolas. Toda pareja necesita una comunidad saludable en
la que apoyarse, porque si no su mundo se va encogiendo. Y tenemos la
costumbre de que cuando una pareja se casa, todas las demás lo hacen de
nuevo renovando su compromiso de amor.

¡Qué bonito!
Los rituales son para nosotros comida para el alma, limpian las relaciones y
movilizan tu capacidad de apertura ante lo que va a suceder, evitando así
que interfieras en el proceso. Hay que reconocer que no tenemos ningún poder
sobre el devenir.

¿Cómo organizan sus casas?
Está la gran habitación, donde duermen las mujeres, y la de los hombres. Por
la noche, rodeada de tus hermanas y madres, hablas de las cosas que han
pasado durante el día, y eso ayuda y reconforta mucho.

¿Relaciones fuera de la pareja?
Si los dos están de acuerdo... No tememos relacionarnos, hablar, y hacemos
muchas bromas para mantener la alegría.

¿Cómo descubrir tu don?
Por medio de los rituales. Y en la vida vas conociendo a las personas
adecuadas que te ayudarán a recordarlo, es como si cada una de ellas tuviera
una pieza del puzle que eres. Ponga atención a lo que le resulta más
difícil, contra lo que debe luchar. Cuando te liberas de esa lucha,
encuentras el regalo.

¿Cómo entienden la muerte?
Para nosotros la vida es muerte y la muerte es vida: un ciclo continuo. En
los entierros cada individuo de la comunidad escenifica la historia que
personalmente conoce del difunto, y así lo que hizo queda más vivo.

¿Qué hay que comprender?
Cada uno debe apreciar lo que es como persona, eso ayuda a soltar lo que te
oprime. Al amanecer, mi abuela siempre nos pedía que buscáramos tres cosas
positivas sobre nosotras mismas y al acostarnos, tres cosas que agradecer de
lo ocurrido ese día: se trata de un recordatorio constante de quién eres.

¿Cómo ayudar a los niños a descubrir su don?
Basta con no traspasarles nuestras heridas para que el don llegue intacto a
la madurez y pueda entonces mostrarse.

Ima Sanchís.