Texto publicado por Toten Dos punto Cero

22ª edición – Mi Babel Aires Querido…

TOTEN Y LA REVANCHA VIRULENTA DE LOS ESPASMÓDICOS PITUFOS EXCESIVAMENTE MALDITOS DE LAS GALAXIAS RECIENTEMENTE IMPLOSIVAS DEL INFIERNO ESPANTOSO

22ª edición – Mi Babel Aires Querido…

Holaaaaaaaaaa!!!!!!!

¿Cómo les va? Considero mi gente hipertróficamente bonita, que la cuestión de nuestra Babel Aires se merece una segunda parte. Hace 7 ediciones publiqué un seudo-artículo acerca de la negligencia a la hora de construir edificios a lo pavote en la ciudad de Buenos Aires; y luego de tantos cortes de electricidad en este verano 2013/2014, creo que es hora de plasmar otra desestimable reflexión al respecto.
“¡Esto sí que es un malestar en la cultura!” diría Freud, si estuviera vivo y paseara por las calles de esta vertiginosa ciudad. Por suerte, para él, los “muertos vivos” sólo existen en las películas y en los programas de chimentos, y creo yo, que lo último que haría ese hombre, sería viajar al forúnculo del mundo para ver lo pedorro que es nuestro cuasi fálico Obelisco. Nosotros, mientras tanto, hacemos pequeños cacerolazos, cortamos calles, tiramos a la basura la comida que se echa a perder, quemamos neumáticos (a ver si nos dan un poquito de luz), o nos refugiamos en pizzerías, o casa de amigos para pasar el rato sin morirse de calor por falta de electricidad.
¿Y nos merecemos esto? Mi respuesta rápida sería: “¡Claro que no!”, pero si lo analizo un poco más, y borro de mi mente un ratito a Silvita, empiezo a doblar la rodilla, y declaro un “sí” rotundo porque nosotros elegimos tener lo que tenemos. Esa maldita compulsión a la repetición, de votar siempre a los mismos papanatas, que se nos cagan de risa, porque mientras algunos locales se quedan sin ventas, y familias durmiendo más que mal por el calor, por la falta de servicio eléctrico, tenemos al capo de la empresza, jugando al golf vaya úno a saber dónde.
¿Y qué podemos hacer? Mi respuesta rápida sería: “¡Un pepino!”, aunque si lo pienso un ratito más, me tomo una garompa y me practico una auto-lobotomía, podría llegar a la conclusión de que lo que podemos hacer es: “…¡un pepino!”. En 3 de 4 esquinas cercanas a mi domicilio, están dele levantar enormes edificios, con departamentos con precios irrisorios, que a pesar de que nadie tiene un peso, se van a comprar todos, y la gente se mudará allí, con sus autitos, sin garage, y estacionarán en las calles, sobre las sendas peatonales cuando no halla más lugar, saturando la presión del agua y el consumo eléctrico. Porque obviamente, todos tendrán sus aires acondicionados que dejarán encendidos durante todo el día, a menos de 20 grados de temperatura en el verano, y con todo el equipamiento del hogar puramente electrónico, sumando gasto y empujando al suministro hacia el colapso.
Hace casi un año, en mi otro espantoso artículo https://m.facebook.com/notes/roberto-cataldo/15%C2%AA-edici%C3%B3n-babel... , comencé a contar algo que ya no era novedad en lo más mínimo en ese momento, pero como mis artículos jamás reflejan un poco de sentido, no venía nada mal. Cuestión, que mientras nos derretimos con temperaturas extremas, caminamos por veredas rotísimas por los arreglos a medias, y salimos a la calle a tomar algo de fresco hasta que nos regrese la luz, los edificios siguen sumándose, tapando la luz natural del Sol y la Luna, agregando contaminación, ruido, y tornando incaminables las calles de nuestra Babel Aires. Nunca mejor dicho Babel Aires, porque nadie se entiende, nadie se conoce, ni le importa conocerse. Nadie se interesa por lo que le suceda al vecino, ni al local de al lado. Nadie busca dialogar con quien se encuentra en problemas en la calle, ni en el propio ascensor donde vive. Más somos, menos nos “ocupan” los demás. Y así seguimos, apelotonándonos en pequeños lugares, saturando todo, ignorando lo que nos rodea.
A modo de final, habiendo sido clemente con Silvita, quisiera que todos los que lean esto (si llego a 3 personas es porque estoy siendo generoso conmigo mismo), analicen un poco la situación. Sé que es algo que en realidad ya sabemos y lo comentamos con el vecino que sí nos llamó la atención, pero también creo que podemos llegar un poquito más lejos. Sino, así seguimos destruyendo el suelo que nos permite estar vivos, el suelo en que tantas canciones nos dicen que está en una cuenta regresiva hacia la extinción, el suelo donde hay personas que sí se preocupan por contaminar menos, que poco se difunden pero existen.
“¿Quién dijo que todo está perdido?, yo vengo a ofrecer mi palita para levantar la basura que los demás tiran indolentemente.”
No sé si todo está perdido ya, pero estaría lindo que todos o al menos algunos, sigamos colaborando para que nuestra Babel Aires y todas las ciudades atestadas de consumismo y desprecio, no se llenen tanto de edificios, no se llenen tanto de basura, ni de desinterés por el prójimo ni desinterés por las próximas generaciones.

Adiós!!!!!!!!!!