Enlace publicado por Leandro Benítez

¿Encantador de perros? No, gracias.

Seguramente sabes quién es César Millán, el reconocido y polémico encantador de perros que debe su fama a un programa de televisión transmitido en casi todo el mundo. Aunque empezó transmitiéndose solamente en Estados Unidos a través de la cadena National Geographic, que no es poco, actualmente el programa se difunde por varias cadenas, internacionales y de diferentes países.
Si has visto alguna vez su programa y has leído la sección de adiestramiento canino de mi web, notarás que los enfoques son completamente opuestos. Los métodos del encantador de perros se basan en la teoría de la dominancia mientras que el adiestramiento con clicker (que yo promuevo) se basa en las teorías del aprendizaje. En el primer caso predomina el reforzamiento negativo y en el segundo el reforzamiento positivo.
Pero a pesar de las diferencias de perspectiva y de que no tengo una buena opinión sobre el show, no escribo este artículo para atacar a César Millán. Sencillamente no necesito ni tengo interés en atacar a nadie, y menos a una persona que se ha ganado la fama por mérito propio.
Escribo este artículo porque algunas personas me han preguntado si yo hago lo mismo que César Millán o si conozco sus secretos, y por eso quiero dejar en claro que yo no soy ni quiero ser un encantador de perros.
Aprovechando la fama del encantador de perros
Hace poco asistí a un evento sobre tenencia responsable de perros, que fue organizado por una clínica veterinaria en mi ciudad. En ese evento había un psicólogo canino (autoproclamado) que hablaba mucho de César Millán y dejaba ver su gran admiración por él.
Por supuesto que eso no tiene nada de malo, pero al final del evento me puse a conversar con este señor y encontré muchas incoherencias y contradicciones en su discurso. Aunque promovía el show del encantador de perros, era claro que su conocimiento de las técnicas de César era limitado y superficial.
Peor aún, este psicólogo canino decía seguir el método de César Millán y también el adiestramiento con clicker, cosa que es imposible porque los dos enfoques son completamente opuestos. Era obvio que este señor buscaba una estrategia publicitaria para quedar bien con todos: los seguidores de César Millán y quienes preferimos otras maneras para educar a los perros.
Lastimosamente, ese tipo de acciones es común cuando se trata de promocionar algún servicio no regulado, como la educación canina, el paseo de perros y la peluquería canina. Dado que la mayoría de la gente considera como una autoridad en el tema al encantador de perros, es fácil usar su popularidad para promocionarse como experto en etología o en adiestramiento canino.
En el mejor de los casos, eso lleva a que el entrenador trabaje con los métodos que usaba siempre (que pueden ser similares a los de César Millán o no) y solamente hable del encantador de perros para vender sus servicios con más facilidad. En ese caso, los resultados pueden ser buenos aunque la ética del entrenador para vender sus servicios sea muy cuestionable.
En el peor de los casos, te puedes encontrar con alguien que no sabe nada de perros, pero que después de haber visto unos cuantos programas piensa que puede dedicarse a educar perros. En ese caso los resultados serán desastrosos y la situación puede ser muy peligrosa si se trata de problemas de agresión.
Más allá de lo cuestionable que sea el querer sacar provecho de la fama de otros, pienso que es inadmisible cambiar el estilo de adiestramiento sólo para aparentar que uno está de acuerdo con métodos populares. Y por eso lo digo de frente: yo no soy un encantador de perros.
Yo no soy un encantador de perros
Cuando empecé en el adiestramiento canino lo hice con técnicas basadas en la dominancia, mucho manejo físico del perro y el uso de herramientas que facilitan la dominación física como los collares de adiestramiento. Básicamente hacía lo mismo que hacían los demás entrenadores en esa época, y que es lo que más se ve en el programa del encantador de perros.
Los resultados eran buenos, no lo voy a negar. Y el trato hacia los perros no era malo. De hecho, los perros con los que trabajaba se alegraban cada vez que me veían y yo pensaba que conocía la mejor manera de comunicarme con los perros y educarlos.
En ese entonces quería llegar a dominar la dominancia, valga el juego de palabras, y adquirir toda la sabiduría posible para ser el líder dominante de cuanto perro conociera. Al fin y al cabo, era mi negocio y me sentía muy a gusto en él.
Con el paso del tiempo tuve la suerte de conocer diferentes estilos de adiestramiento que no sólo son efectivos con los perros, sino también con otros animales. Es así que llegué al adiestramiento en positivo y posteriormente, al adiestramiento con clicker. Y cuando comprendí que el condicionamiento operante me permitía comunicarme de verdad con los animales, sin necesidad de ser un líder dominante sino un amigo, decidí dejar los otros estilos atrás.
Es por eso que yo no soy ni quiero ser un encantador de perros, sino un amigo de ellos. No me interesa dominarlos y tampoco me interesa estar de acuerdo con la tendencia más popular del momento. Me interesa seguir el camino que ya empecé en mi búsqueda personal de la comprensión de los animales no humanos, para ayudar a mejorar la relación que tenemos con nuestros hermanos de otras especies.
Es por eso que cuando recuerdo esas viejas épocas en las que me preocupaba convertirme en un líder dominante me digo a mi mismo "¿Encantador de perros? No, gracias, mi camino es diferente".