Texto publicado por Miguel de Portugalete

Impresora 3D para metal barata y de código abierto.

Ingeniería.

Impresora 3D para metal, barata y de código abierto.

Hasta ahora, la impresión 3D ha estado dominada por los polímeros, y la
mayoría de la gente que utiliza estas máquinas la usa para hacer todo tipo
de objetos de plástico, desde carcasas de teléfonos móviles a piezas de
ajedrez. Una nueva impresora 3D de bajo costo desarrollada por el equipo de
Joshua Pearce de la Universidad Tecnológica de Michigan (Michigan Tech), en
Estados Unidos, podría añadir martillos y otros objetos metálicos a esa
lista. El diseño detallado, así como el software y el firmware, están
disponibles gratuitamente y son de código abierto, lo que significa que
cualquiera puede usarlos para hacer su propia impresora 3D con la que
fabricar objetos metálicos.

Pearce es el primero en admitir que su nueva impresora todavía es un trabajo
en progreso. Hasta el momento, los productos que él y su equipo han
producido no son más intrincados que una rueda dentada. Pero eso se debe a
que la tecnología es aún primitiva y hay que perfeccionarla más. Pearce lo
considera una simple cuestión de tiempo, y se remite al hecho de que, a fin
de cuentas, las primeras impresoras 3D para trabajar con plástico también
eran bastante toscas, pero en poco tiempo se han vuelto asombrosamente
sofisticadas.

Usando menos de 1.500 dólares en concepto de materiales, incluyendo un
pequeño soldador MIG comercial y un microcontrolador de código abierto, el
equipo de Pearce ha construido una impresora 3D para objetos metálicos que
puede ir colocando capas delgadas de acero para formar objetos geométricos
complejos. Ya existen impresoras comerciales para objetos metálicos, pero
cuestan en torno al medio millón de dólares.

Aquí se muestra en acción a la impresora 3D de código abierto para crear
objetos metálicos desarrollada en la Michigan Tech. (Foto: Chenlong Zhang)

La nueva impresora para metal es menos costosa que muchas impresoras 3D
comerciales para plástico, y es lo bastante barata como para usarla en el
hogar, según Pearce. Sin embargo, por razones de seguridad, Pearce sugiere
que por ahora las impresoras de esta clase se usen solo en talleres
habilitados para soldadura, y por personas con experiencia en soldadura, ya
que el manejo de una impresora 3D para metal requiere más equipamiento de
seguridad, incluyendo dispositivos de protección contra el fuego, que la
típica impresora 3D para plástico.

Aunque la impresión 3D para metal abre nuevas y beneficiosas perspectivas,
también hace que reaparezca con más fuerza el fantasma de las armas de fuego
de fabricación casera. Algunas personas ya han fabricado armas de fuego con
impresoras 3D comerciales tanto para metal como para plástico, con
resultados diversos. Aunque Pearce admite que durante el desarrollo de la
nueva impresora tuvo algunas noches de insomnio, también cree que los
beneficios que traerá la fabricación de objetos metálicos mediante impresión
3D superarán con creces los problemas que genere.

En trabajos anteriores, su grupo ya había mostrado que fabricar productos en
casa con una impresora 3D es más barato para el estadounidense promedio que
comprarlos, y que imprimir bienes en el hogar resulta más ecológico que
comprar bienes comerciales. Estos cálculos muy probablemente sean aplicables
pronto a otras naciones en las que la impresión 3D está despegando con
fuerza y se beneficia cada vez más del abaratamiento derivado de un uso
amplio y de la posibilidad de reciclar materiales.

En el trabajo de investigación y desarrollo también han trabajado Gerald C.