Texto publicado por Franco Montecucco

NAVIDAD ES TU VICTORIA

Hoy todos podemos celebrar navidad, porque conocemos el final de la historia, Cristo el salvador, prometido por el Padre, nació conforme a las múltiples
profecías dadas desde tiempos antiguos, cuando el tiempo fue cumplido (Gálatas 4; 4) Lo que significa que Jesús nació en el tiempo kairos de Dios y no
en el tiempo cronos del hombre.
Desde Génesis 3; 15 Dios le dijo a la mujer que de ella saldría uno que le daría en la cabeza a la serpiente antigua (Diablo) y por ejemplo Abraham cuando
fue probado por Dios, antes de tener que presentar a Isaac, el hijo de la promesa como sacrificio en el mismo monte donde cientos de años después fue sacrificado
Cristo, proféticamente declaró: “Dios se proveerá de cordero”, hablando del Cordero que quita los pecados del mundo.
Los evangelios de Mateo y Lucas nos presentan el relato de lo que hoy llamamos Navidad para referirnos al nacimiento de Jesús y, en ellos se mencionan
como cada profecía dada por un hombre de Dios en el Antiguo Testamento fue cumplida.
El pueblo de Dios (Israel) hace 2000 años como todo hijo(a) de Dios hoy, conocía bien las Escrituras y habían vivido miles de años esperando el cumplimiento
de la promesa; más cuando en este preciso momento eran gobernados por el imperio Romano, el que los tenía subyugados y azotados con impuestos; pero Israel
(Príncipe de Dios) tiene claro que no nació para ser esclavo sino para gobernar, lo que les permitía reclamar y esperar el cumplimiento de lo que Dios
había prometido.

Cuando Jesús nació nadie estaba celebrando, la situación para Israel no era fácil pues poco o nada quedaba del gran imperio que fue por ejemplo en los
tiempos del rey Salomón y por ejemplo del temido y poderoso ejército que en incontables oportunidades se enfrentó con otros que lo superaban ampliamente
en número y poderío pero que ganaban por el favor de Dios.
Israel no se preparaba para una fiesta y lo que es menos probable un 24 de diciembre pero el pueblo de Dios tenía esperanza en medio de su crisis como
la debemos de tener nosotros hoy sin importar que siendo hijos de Dios, no estemos en el lugar y tengamos lo que se nos ha prometido.
Los judíos esperaban a su Salvador que llegara con mano poderosa a rescatarlos pero no esperaban a Jesús pues ni uno de ellos abandonó su lugar en el mesón
para que María a punto de dar a luz lo hiciera en un lugar cómodo y bajo las condiciones del caso; por el contrario, fueron ellos quienes le cerraron las
puertas y lo obligaron a nacer en un pesebre entre animales.
Hoy en diciembre, los hoteles se saturan al igual que las terminales de transporte y los aeropuertos con miles y miles de viajeros que regresan a sus hogares
para compartir en familia como en aquel tiempo sucedió pero no para celebrar porque en ese momento no había que celebrar pues Jesús era una promesa no
una realidad. Lo judíos entre ellos José y María se desplazaban a sus lugares de nacimiento y llenaban los lugares de hospedaje a causa de un decreto emitido
por Augusto César que los obligaba a ser censados. Esto a la vez es muestra de cómo aún los reyes o gobernantes están al servicio de Dios pues esa orden
hizo que José se tuviera que desplazar a Belén y llevar consigo a su prometida que además estaba embrazada y no exactamente de él, porque se había profetizado
de parte de Dios que el Salvador nacería en la ciudad de David y José pertenecía a su linaje.
José y María son la imagen de una familia donde un esposo está unido a su mujer no por un contrato que en cualquier momento se puede romper sino por un
pacto hecho delante de Dios, hasta que la muerte los separe y, aquí es importante resaltar que José era el prometido en ese momento no el esposo de María
y además el único capaz de creerle a Dios hasta el punto que aceptó que su prometida había quedado embarazada no de él sino del Espíritu Santo.
José y María no estaban pensando precisamente en que ropa se iban a poner esa noche, ni que comerían o beberían o cuántos invitados tendrían en casa porque
ni siquiera estaban en su casa. No se relata de algún familiar, que los haya auxiliado después de su viaje no en avión, sino en burro. No estaban quejándose
de su situación, maldiciendo o echándole la culpa a Dios de por qué Él permitía todo lo que ellos estaban padeciendo; por el contrario, ellos perseveraron
en el mensaje que habían recibido y que solo puede ser aceptado por gente de fe, qque aún en medio de la adversidad le sigue creyendo a Dios las cosas
“ilógicas” que solo a Dios se le ocurren.
Navidad no es solo comida, aunque eso es bueno; no es solo comercio, tradiciones familiares porque estas son expresiones que vienen a consecuencia de la
celebración y solo se celebra algo con tanto desborde de alegría cuando alcanzar esa victoria significó mucho sufrimiento. No importa la crisis que hoy
estemos viviendo a nivel emocional, de salud, familiar, empresarial, financiero, social si como José y María la enfrentamos con fe y confianza en una palabra
de Dios, que con seguridad no podemos razonar con nuestra mente humana y que antes de mejorar la situación, esta se torna cada vez más adversa. Mañana
nuestras generaciones celebrarán lo que nosotros estemos dispuestos hoy a creerle parte de Dios porque si Él lo dijo hecho está.
Navidad es tu victoria porque si estás embarazado de las múltiples promesas de Dios para tu vida hay un tiempo asignado para su cumplimiento, pero esto
es solo para gente de fe capaz de creerle a Dios y agradarlo para ver el nacimiento de cada sueño, proyecto, milagro y poderoso que sin duda Dios hará.
¡FELIZ NAVIDAD!