Texto publicado por SUEÑOS;

Semilla Del Corazón:

EL ÁNGEL DE LOS NIÑOS

Cuenta una leyenda que a un angelito que estaba en el cielo, le tocó su
turno de nacer como niño y le dijo un día a Dios:

- Señor, me dicen que me vas a enviar mañana a la tierra. ¿Pero, cómo
vivir siendo yo tan pequeño e indefenso?
- No te angusties, entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está
esperando y que te cuidará.

- Pero Señor, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, eso me
basta para ser feliz.

- Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y
serás feliz.

- ¿Y cómo entender lo que la gente me hable, si no conozco el extraño
idioma que hablan los hombres?

- Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas
escuchar y con mucha paciencia y con cariño te enseñará a hablar.

- ¿Y qué haré cuando quiera hablar contigo?

- Tu ángel te juntará las manitas te enseñará a orar y podrás hablarme.

- Pero he oído que en la tierra hay hombres malos. ¿Quién me defenderá?

- Tu ángel te defenderá, aún a costa de su propia vida.

- Pero siempre estaré triste porque no te veré más Señor.

- Tu ángel te hablará siempre de mí y te enseñará el camino para que
regreses a mi presencia, aunque yo siempre estaré a tu lado.

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces
terrestres, y el niño presuroso repetía con lágrimas en sus ojitos
sollozando:

- ¡Dios mío, si ya me voy dime su nombre! ¿Cómo se llama mi ángel?

- Su nombre no importa, tú le dirás: Mamá.

Autor Desconocido cid:7C2558CAF8CB4C5D8AB653518BBFAC95@ADMINISTRADORA

DIOS HUMANIZADO

Y yo me preguntaba: ¿Qué querrá decir eso de que Dios se hizo hombre? Y me
pareció que lo más lógico, (pues la religión debe ser lógica, no en contra
de nuestra inteligencia aunque pueda superarla, pero nunca ir en contra de
ella), que el hacerse hombre era humanizarse.

Sí, me pareció que eso que llamamos Dios, el misterio de ese cosmos
infinito, el aliento de futuro, el ansia de vivir, la capacidad de amar por
encima de nuestro instinto, el deseo de perfección, de belleza y de
eternidad, se hizo primero agua, tierra y barro, luego sol y luna, y también
se hizo planta, se hizo pez y pájaro. Es lo que se ha llamado la creación,
luego el espíritu de Dios se hizo niño para llegar a ser hombre.

Pero después de tantos miles o millones de años de estar el ser humano sobre
la tierra, seguimos a tientas acertando y equivocándonos en el camino de
nuestra humanización, creyendo que acumulando dinero, y olvidándose del otro
o a costa del otro, nos humanizamos, o manipulando al otro o despreciándolo
y venciéndolo hasta saborear su derrota.

Seguimos mirando sólo nuestro lado, nuestro interés y no el del otro para
poder llegar a un acuerdo, preferimos enfrentarnos antes que encontrarnos. Y
¿cómo se humaniza Dios? Se humaniza haciéndose el otro, poniéndose en la
piel del otro, poniéndose en el lugar del otro, comprendiendo al otro. Y si
nuestra misión en la vida es humanizarnos para ser felices, ponernos en la
piel del otro será el camino para ser felices. Eso será hacerse hombre o
mujer, eso será crecer, pero de verdad, no sólo por un crecimiento sólo
físico o sólo económico o sólo estético, sino en humanidad completa.

Esta es nuestra misión en el mundo, humanizarlo, humanizar la naturaleza,
las cosas, nuestros trabajos, nuestras familias, nuestras relaciones,
nuestras estructuras sociales, nuestras ciudades, nuestras vidas. Que
nuestras relaciones sean fructíferas. Facilitemos y no estorbemos la
humanización de los otros, sólo así creceremos nosotros y crecerá el mundo.
Nuestros hijos crecerán y se humanizarán, si logran ponerse en el lugar del
otro.

Miguel Esquirol Vives ..