Texto publicado por Urria Gorria

Gijon, "Muchos jubilados se movilizan porque no podemos dejar que nos roben impunemente" entrevista a Arturo Monteserin

ARTURO MONTESERÍN | Pensionista, cabeza visible del movimiento local contra la congelación de las pensiones
"Muchos se movilizan porque no podemos dejar que nos roben impunemente"

"De la situación actual somos culpables todos: los políticos y sindicatos que lo hacen y nosotros que lo permitimos"
03.12.2013 | 08:57
Arturo Monteserín, con un megáfono en la movilización del pasado viernes.

Pablo TUÑÓN "Teóricamente somos los que de alguna forma estorbamos y nos dicen: "Vosotros, al Imserso, de viajes y a echar la partida". Pero no, espérate...". Así explica Arturo Monteserín, pensionista de 58 años que tuvo que dejar de trabajar tras serle amputada una pierna por una embolia, el espíritu que ha impregnado al colectivo de jubilados gijoneses, que la pasada semana se manifestaron contra la congelación de las pensiones y colapsaron la Seguridad Social con miles de reclamaciones. Dado el éxito de la convocatoria, los promotores del movimiento ya piensan en constituirlo como asociación oficial para darle continuidad. Monteserín, casi sin quererlo, se ha convertido, desde su silla de ruedas y megáfono en mano, en la cabeza visible. "Por culpa de los periodistas", matiza.

-¿A qué nivel ha llegado el descontento entre los pensionistas?

-Ésa fue una de las claves. Hay un descontento generalizado entre todos los sectores y el que teóricamente siempre fue considerado como el más inmovilista, que son los pensionistas, también. Y la otra clave es que cada uno se sintió partícipe. No delegamos nada en nadie, tomamos todos nosotros la defensa de lo nuestro... No delegamos ni en partidos, ni en sindicatos ni en nadie. No estoy criticando a sindicatos o partidos, estoy criticando el pasotismo que solemos tener los jubilados de dejar que otro te arregle el problema. Y el problema, o lo arreglamos nosotros o a lo mejor queda sin arreglar.

-Empezaron a organizarse de manera espontánea. ¿Esperaban esta respuesta tan masiva?

-Sinceramente, no. Yo por lo menos no lo esperaba. Ahora, sí estaba convencido de que el planteamiento de origen, dar el conocimiento a los demás y que se lo pasasen unos a otros, iba a tener repercusión. Pero no pensamos que en quince días la cosa fuese tan explosiva.

-Una muestra del descontento reinante.

-Sí. Del descontento y de lo otro que dije. Es decir, hay descontento, pero la gente piensa: "No podemos hacer nada". Y lo que nosotros pensamos es: "Coño ¿Cómo que no podemos hacer nada? Por lo menos podemos reclamar lo nuestro y que se nos vea y oiga". El descontento lo ves en una tienda o en un chigre, donde oyes a la gente quejarse. Pero una cosa es quejarse y otra pasar a la acción.

-¿Y cuáles son los grandes motivos del descontento de los pensionistas para tener que pasar a la acción?

-Creo que, aparte de la congelación de pensiones, nos tocó vivir una época dura y el cambio de la dictadura. Y nos costó mucho trabajo arrancar un montón de conquistas. Y es algo que, por lo menos, lo intentamos reflejar en las hojas que repartimos. El derecho a la pensión fue una conquista de los trabajadores, de nuestros padres y abuelos, que costó mucho. Y no podemos dejarles a los que vienen detrás un mundo peor. Si todas las generaciones anteriores fueron, en la medida que pudieron, mejorando las condiciones de vida, eso no puede ser. Hay gente que puede que se movilice por 20 euros al mes. Pero creo que muchísima gente se moviliza porque no podemos dejar que nos roben impunemente. No sé si lo conseguiremos, pero, por lo menos, protestamos.

-¿A cuánta gente han llegado ya?

-No tenemos datos exactos. Pero echando cálculos, cuando dijimos que habíamos sido 5.000 reclamando, nos quedamos cortísimos. Sin ninguna duda. No sé si serían 8.000 o 10.000, pero nos quedamos cortísimos.

-¿A quién señalan como culpables?

-Creo, un poco a contracorriente, que es muy fácil decir que el Estado es culpable, que los sindicatos son culpables, que los partidos son culpables... Creo que culpables somos todos: ellos que lo hacen y nosotros que lo permitimos. Hay un ejemplo claro: el que era el secretario general del Movimiento en la época de Franco, Adolfo Suárez, sin embargo fue el que más dio. No fue porque cambiase de la noche a la mañana de pensamiento, fue porque estábamos todos en la calle. Y amenazaban, como hacen ahora, con meter a gente a la cárcel. Joder, si tenemos la misma forma de pensar que los que vivimos aquella experiencia, acabamos con el paro en la construcción porque tienen que ponerse a hacer cárceles sin parar. A mí me preocupa mucho menos lo que quiera hacer el gobierno, que lo que nosotros estemos dispuestos a tragar. El gobierno que se ponga a hacer lo que quiera. Como nosotros no queramos tragar no van a poder.

-¿Es complicado movilizar a la gente cuando ya tienen cierta edad?

-Hay dos cosas. Como decía Salvador Allende: "Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción biológica". La gente con 20 o 22 años quieren cambiar el mundo, y tienen ese espíritu increíble que los mayores no tenemos. Pero nosotros tenemos otra cosa, que ellos no tienen. Nos tocó vivir en una sociedad muy dura y arrancar conquistas. Tenemos esa experiencia de la pelea. Pero ya se verá en el futuro si los jubilados somos capaces de movernos y hasta qué punto.

-¿Cómo empezó todo?

-Muy sencillo. Un amigo me envió un correo electrónico contándome que el SAT (Sindicato Andaluz de Trabajadores) había ganado unas sentencias. Me puse a mirar y llamé a uno que estuvo en la mina, otro de HC, el uno de comisiones y el otro de UGT, a otro que hizo la asociación de minusválidos... Les conté lo de las sentencias y en una reunión de ocho nos dimos cuenta de que la gente no reclamaba porque no lo sabía. La forma de actuar era dar la consigna de pasar la información a todo el mundo. Unos hicieron veinte o treinta copias, otros colgaron carteles... Cada uno de los pensionistas contribuyó, y al final se vieron los resultados. Yo sólo me enteré y avisé. Mérito, ninguno. Y hay un montón de peticiones y de gente que quiere asociarse.

-Y no están adscritos a ningunas siglas ni sindicales ni políticas.

-En absoluto. Si votaste o no votaste, no nos preocupa a nadie. Y esto no va a ser un sindicato: no es apuntarte para que te arreglemos un asunto. Esto es un tema de contribuir: si uno viene a contribuir, contribuimos con él. Podíamos haber cogido las doscientas reclamaciones y haberlas llevado uno de nosotros a la Seguridad Social. Pero no, tenemos que llevarlas todas todos juntos. Todos tenemos que contribuir. El que se asocie es para hacer, no para pedir. Creo que fue uno de los errores de los sindicatos: que hay muchos pidiendo y muy pocos dando.

-¿Admitirían que se sumasen sindicatos o partidos al movimiento?

-No. Si Izquierda Unida, como han dicho, entiende que lo que estamos haciendo favorece la petición que hacen ellos de inconstitucionalidad de la ley, yo estoy de acuerdo y me parece muy bien. Pero no tiene nada que ver con lo que nosotros hagamos.

-¿En qué movimientos se han inspirado?

-Tenemos que aprender de los que lo hacen bien. Y para mí la Plataforma de Afectados por la Hipoteca, con Ada Colau, me parece un movimiento ciudadano impresionante. Y, aunque no lo tengo muy estudiado, la gente joven hizo el movimiento del 15-M, y me parece muy interesante. Dicen que los jóvenes tienen que aprender de los viejos. Sí, y los viejos de los jóvenes. El 15-M me parece interesante. Luego, que no haya tenido la continuidad adecuada, es otra cosa y es algo que me asusta del movimiento que estamos empezando.

-¿Confían en una victoria en los tribunales?

-Con absoluta seguridad. Las razones son contundentes. Las leyes no pueden hacerse con carácter retroactivo. Ya se ganó cuando quitaron la paga extraordinaria a los funcionarios. Aunque no tenga nada que ver, ese principio básico de que no puede tener carácter retroactivo es el fondo de la doctrina Parot, y si tenemos que ir a Europa, vamos. Eso es importante, pero para mí lo importante es que ya ganamos con independencia de lo que digan los tribunales. Porque juntarnos tanta gente, que teóricamente somos unos inmovilistas, y hacer esto, es una victoria enorme. Las caras que aparecen en las fotografías de la manifestación, esa sensación de la protesta, de estar a gusto, sin gritos y en silencio, pero de decir: "Me cago en diez, me robarán, pero por lo menos voy a protestar". Esa autoestima es una siembra muy fructífera.

-Se ha convertido en la cara visible del movimiento. ¿Pero cómo se organizan?

-Estoy algo mosqueado por culpa de los medios... Es verdad que le disteis una cara y si, encima, es un paisano al que le falta una pierna tiene más cuestión mediática. Todavía no tenemos una idea de cómo organizarnos, todavía estamos hablando de cuando se va a convocar la próxima reunión y a ver qué se decide allí.

-Pero para un movimiento no es malo que tenga una cara que lo haga visible.

-Ya, pero bueno... Pues si me toca el marrón, no pasa nada.

-Algunos en la manifestación le llamaban cariñosamente "el cojo Manteca". ¿Qué le parece?

-Yo la imagen que tengo del "cojo Manteca" es de un tío que andaba rompiendo todo. Nosotros hicimos una de las manifestaciones más silenciosas y tranquilas que recuerdo... Pero con una cara de dignidad tremenda. Hombre, me gustaba más el mote que me pusieron en LA NUEVA ESPAÑA de "jubilado animoso". Y eso que no me vieron tomando unos culines de sidra...

fuente: La nueva España
http://www.lne.es/gijon/2013/12/03/movilizan-roben-impunemente/1509164.html