Enlace publicado por Nahir Bonet

Encuentra a su familia luego de 23 años de ser secuestrado y vendido

"Las hojas caídas siempre encuentran la forma de regresar a sus raíces", este viejo proverbio chino fue el único estímulo que Luo, un niño secuestrado a
los cinco años vuelva a casa 23 años después.

La 
BBC
 nos informa sobre la dramática historia de Luo que hoy comparte el mundo entero, un niño que tenía solo cinco años cuando fue secuestrado en un pequeño
pueblo de China por dos desconocidos para luego ser vendido a una familia en otra parte del inmenso país. Él no recordaba el nombre de la aldea donde vivía
ni el apellido de su familia, pero sí tenía algunos vagos recuerdos del lugar donde jugaba con sus amigos. Solo con eso, se propuso encontrar a sus padres
y lo logró.

La historia comienza en 1990 cuando Luo era un pequeño escolar que respondía al nombre de Juang Jan y vivía en la aldea de Yaojia en la lejana provincia
de Sichuan. Su padre era albañil y su madre tenía una pequeña tienda. Él además compartía la vida con su hermano menor en una sencilla pero feliz niñez
que un día fue interrumpida de golpe por el flagelo del tráfico ilegal de menores.

Sichuan donde vive la familia biológica de Luo (Google maps)

Luo o Juang, recordaba vagamente que un día iba a su escuela cuando vio a una pareja que pensó serían amigos de su padre por lo que aceptó ir con ellos.
Lo subieron a un automóvil y luego de hacer un trasbordo se alejó poco a poco de su natal Yaojia.

El pequeño había sido secuestrado y llevado a la localidad de Sanming  a 1,500 kilómetros de distancia de su hogar, donde fue entregado a otra familia que
le dio otro nombre y una nueva vida. 

Fotografías de Luo desde que tenía cinco años hasta la actualidad Foto: (BBC)

Luo se convirtió así en uno de los miles de niños secuestrados cada año en China. Según las autoridades, más de 10 mil niños  han sido vendidos en 2012
solo en Sanming.

Los pasajes de la niñez que nunca olvidó

Cuando iba creciendo se iba dando cuenta de lo que le había sucedido, es por eso que desde entonces decidió recordar todos los días esos pasajes de su vida
junto a su original familia, los lugares donde jugaba, los puentes y calles en donde se encontraba su escuela, la comida que le gustaba, los rostros y
las travesuras que hacía.

Sus nuevos padres nunca explicaron a Lou por qué fue secuestrado, tampoco lo hicieron sus abuelos que asumieron su cuidado cuando los primeros murieron
dos años después de la llegada del menor.

“Tenía mucha rabia por haber sido secuestrado, pero mi nueva familia me trató bien”, comenta sobre la pareja a la que hoy llama “abuelo” y “abuela”.

Luo cree que es muy probable que sus padres “adoptivos” lo hayan comprado por una suma no mayor de 800 dólares pero se niega firmemente a culparlos.

La intensa búsqueda

Mientras esto sucedía, en Sichuan la familia biológica de Luo buscaba sin éxito al pequeño. Su madre (Dai Jianfang) y su padre (Huang Qinyong), pusieron
anuncios en periódicos y distribuyeron por muchos años pequeños folletos con la fotografía del niño.

A medida que pasaban los años se agotaban las esperanzas y los pocos recursos que tenían, los padres de Luo disminuían la búsqueda y adoptaron una niña.

Los años pasaron y Luo se hizo joven y aunque ya se había adaptado a su nueva vida, el anhelo de reunirse nuevamente con su familia original era más intenso.

La búsqueda por Internet

Luo no tenía información ni otro estímulo más que su esperanza y un viejo proverbio chino: “Las hojas caídas siempre encuentran la forma de regresar a sus
raíces”, fue entonces cuando decidió registrarse en Internet en una campaña del Gobierno para ayudar a las familias a reunirse con sus hijos secuestrados.

Cuenta que muchas veces se sintió frustrado al no obtener resultados positivos en este intento de búsqueda, fue así que en octubre de 2012, cuando Luo tenía
27 años, acudió a “Hijo, vuelve a casa”, un blog administrado por voluntarios donde tanto padres como los hijos secuestrados pueden publicar sus historias.
En este blog Luo compartió los vagos recuerdos que había aprendido a guardar en su memoria.

El joven no recordaba su nombre pero estaba seguro que vivía en una localidad de Sichuan porque una vez, cuando era adolescente, una vecina le dijo que
había utilizado una expresión muy utilizada en esa provincia.

Luo subió al blog una fotografía suya tomada al poco tiempo de haber llegado a la familia adoptiva y agregó una descripción de la ropa que usaba cuando
fue secuestrado.

“Mi casa tenía un techo de tejas, La calle había sido asfaltada hacía poco y pasaban muchos camiones por allí (…) habían puentes y pequeñas colinas en los
alrededores de un río que atravesaba el pueblo”, relataba Luo al blog al tiempo que entregaba un croquis del lugar que dibujó a mano.

Google Maps (arriba) con la ubicación de la casa de Luo. Croquis (abajo) dibujado a mano por el joven. Foto: (Google Maps / BBC)

Con estos datos, los voluntarios del blog comenzaron a atar cabos y analizar la ubicación geográfica. Luego de incansables búsquedas sobre los lugares y
ubicaciones confirmaron que las referencias llevaban a la provincia de Sichuan. Con este avance se pusieron en contacto con Luo pero se encontraron con
otra traba, el joven debía ubicar a una familia en un lugar de 500,000 Km2 y con más de 80 millones de habitantes.

Con la ayuda del  Google Maps y luego de varios meses de observar imágenes, Luo y los voluntarios observaron un mapa perteneciente a una localidad que mostraba
solo dos carreteras en Sichuan en donde focalizaron su investigación.

El 26 de abril de 2013, la investigación digital llevó a Luo a visitar de manera virtual la localidad de Yaojia en el condado de Linsgui. En ese lugar observaba
dos puentes que le eran familiares y un edificio que sería su vieja escuela y otras referencias visuales que le indicaban que todo parecía tomar sentido.

“Me temblaban las manos de la emoción, cometía muchos errores en el teclado. Podía ver el río y a unos metros mi casa en una calle principal”, comentaba
Luo.

Poco tiempo después un voluntario había viajado hasta la zona y contactó a la pareja cuyo pequeño hijo había desaparecido en el mismo año en que Luo fue
secuestrado. 

El día del reencuentro

Luo viajó hasta la aldea el 9 de mayo pasado y se reunió con sus padres en medio de emocionadas escenas de alegría y llanto. 

Luo, su novia y su familia biológica, reunidos después de 23 años. Foto: (BBC)

Los vecinos de la aldea se congregaron para poder ver a aquel travieso niño que un día desapareció y que volvía a casa 23 años después.

Según comentó Luo a la prensa internacional, todas las cosas estaban en el mismo lugar en la casa, todo este momento fue registrado en video que luego fue
entregado a un medio de comunicación. La familia adoptiva de Luo pudo ver las imágenes del reencuentro con una sensación de sentimientos encontrados.

Permaneció ocho días con su familia original pero decidió volver a la casa de sus abuelos adoptivos mientras llegaba la confirmación de las pruebas de ADN
que por ley debían hacerse pese a la seguridad que Luo ya tenía.

Luo ha regresado a vivir con su familia biológica pero vuelve frecuentemente a visitar a sus abuelos adoptivos.

Esta historia tiene un colofón anecdótico, y es que Luo había prometido hace poco a su novia que se casarían cuando hallara a sus padres biológicos. Y así
será, la boda se realizará el próximo año y ambas familias serán invitadas.