Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

"La mujer es mas hombre que el hombre."

Chucho Valdés, pianista y compositor; 5 Grammy, 3 Latin Grammy.
Tengo 72 años. Nací en Cuba y vivo en Málaga. Estoy casado por sexta vez,
tengo 8 hijos y 4 nietas. Mi política es la música. Soy santero y creo en
otras dimensiones de la existencia. Le voy a hacer un tremendo homenaje a mi
padre, Bebo, que murió a los 94 años, pero vendrá.

Ron y chocolate.

El 29 de octubre, en el teatro Bartz, Chucho Valdés le hará un homenaje a su
padre, Rumba para Bebo. "Haremos lo que él quería: 'El día que yo me muera
no quiero lloradera. Vivir y morir es la misma cosa. Quiero que se toque mi
música más bailable, que se compre ron y chocolate y que se celebre mi
vida'... Y estoy convencido de que vendrá desde la dimensión en la que
esté". Bebo murió hace siete meses, pero a Chucho le dicta canciones al
oído; alguna de ellas se esconde en su último disco, Border-free, homenaje a
sus seres queridos, que presentará el 30 de octubre en el Palau de la
Música, en el marco del 45 Voll-Damm Festival Internacional de Jazz de
Barcelona.

Mi abuela era el motor y cerebro de la familia.

¿Gente de campo?
Muy humildes, pero ella vio que a Bebo, mi padre, la música se le daba bien
y se llevó a sus seis hijos a La Habana para que pudiera estudiar música.

Lo tenía claro.
Por encima de cosas muy necesarias, le compró su primer piano cuando le tocó
la lotería. Yo fui su primer nieto, tuve esa suerte, y la de ser un niño
prodigio.

A los 3 añitos ya tocaba el piano.
"Mira, Chucho -me dijo la abuela-, tú vas a ser pianista, pero debes
estudiar otra carrera por si te pasara algo en las manos". Yo la complací y
estudié Magisterio. Era inteligente, pero por encima de todo era una mujer
amorosa y muy católica.

¿No la asustó con su colección de esposas?
Cuando murió yo estaba con la segunda.

La última vez que nos vimos iba por la quinta mujer, el séptimo hijo y la
cuarta nieta.
Me he vuelto a casar y tengo el octavo hijo. Soy del parecer de que cuando
una relación ya no funciona lo mejor es, de mutuo acuerdo, cambiar. ¿Qué me
ha permitido eso?

¿Tener muchas exmujeres?
No ser infeliz, porque nunca he permitido que llegara esa etapa desagradable
del desencuentro. Feliz mientras dure.

Buen lema.
Yo he sido muy feliz desde niño. Mi casa era toda música: mi padre, mis tíos
y mi mamá, que cantaba y se acompañaba al piano.

¿Por qué dejó Cuba?
Cuando mi padre enfermó, en el 2010, me mudé a Málaga y estuve con él los
últimos tres años de su vida, que valieron por todos los que pasamos sin
vernos, dieciocho la primera etapa. Él era mi referencia, mi ídolo.

¿Por qué abandonó a su familia?
Cuestiones políticas. Yo era su pianista, tenía 19 años, pero una noche tras
un concierto me dijo que me quedaba a cargo de mi madre y mis dos hermanos
pequeños.

¿Lo entendió?
Ayer salí de casa y mi hijo, que tiene 6 años, se puso a llorar, y eso que
vuelvo mañana. Imagine que su padre se va y no vuelve. Eso no se puede
superar.

¿Le guarda rencor?
No. Simplemente traté de organizar otra familia para superarlo. Me casé con
21 años. Y lo mismo hizo él, llegó a Suecia y enseguida hizo familia para
llenar el vacío.

¿Y su madre?
Me costó entender lo que él le hizo, pero años después yo también lo hice.

Ya.
Mi madre quedó mal, se sintió abandonada. Conseguí que se casara, pero
siguió enamorada de Bebo. Cuarenta años después me dijo: "Dile a Bebo que
antes de morirme quiero verle, ¡tengo tantas cosas que contarle!".

¿Se vieron?
No, pero ahora están juntos, sin duda.

¿Dónde?
En otra dimensión. Estoy seguro. Yo he sentido a mi padre tocando junto a
mí, y hace tres noches me dio un tema en sueños.

¿Es usted santero?
Sí. Y creo que todos somos médiums, pero lo desarrollas o no.

¿Cuándo volvió a ver a su padre?
Debuté en el Carnegie Hall. Era el primer grupo cubano que ponía los pies
allí y con una música muy novedosa. Era un reto. Sabía que mi papá estaba
entre el público, que iba a ser testigo de mi fracaso o de mi éxito.

Fue un éxito.
No tengo palabras para describir el encuentro. Cuando él se fue yo era un
joven de 19 años y en ese momento ya era un hombre de 36 y él de 59. Pero
hay algo importante.

Cuénteme.
La relación padre-hijo nunca se transforma, pese a los desencuentros el amor
es siempre el mismo. Yo le quería igual que a los 7 años y él me siguió
tratando como a un niño. Cuando viajábamos en avión, él con 93 años y yo con
70, me explicaba cómo bajar la mesa para recibir la bandeja de comida.

Qué tierno.
Tocando juntos de nuevo me echaba las mismas miradas que cuando me enseñaba
de niño. Lo mismo me pasa a mí con mis hijos.

Usted tiene la experiencia de ser padre adolescente y padre abuelo.
La diferencia es muy grande, tan diferente como diferente es uno a los 20 y
a los 70. Ves la vida de otra forma, con los años eres más celoso y
perfeccionista. Nunca quieres que tus hijos pasen por lo malo que tú
pasaste, pero a los 20 no has pasado por nada.

No verá a su hijo hacerse un hombre.
¿Por qué no?

Porque se morirá antes.
Cuando él tenga 30 años yo tendré 110 y aspiro a vivirlos. Yo voy a vivir y
a disfrutar hasta que Dios diga, y luego de otro modo seguiré con mi hijo.
No tengo miedo a nada.

¿Qué ha entendido de las mujeres?
Todos los varones de mi familia lo sabemos: la mujer es más hombre que el
hombre. Son más fieles que nosotros, más fuertes, más inteligentes, capaces
de ver más allá de lo que nosotros atisbamos; y más valientes.

Ima Sanchís.
LaVanguardia.