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El Diamante Hope, y su maldicion:

El diamante Hope y su maldición.

Si hay una piedra que todos conocemos y admiramos, no sólo por su belleza sino también por su naturaleza, es el diamante. Y claro, diamantes famosos hay unos cuantos pero ninguno como el Hope, ese enorme pedruscón azul, que como buena joya que se precie también tiene su propia leyenda.

Es evidente que la piedra preciosa más cara, rara y bella de la tierra no podía quedar exenta de un halo misterioso que la hiciese, si cabe más aún, especial y única. Lo cierto es que en el caso del diamante Hope todo resulta exagerado. La piedra es espectacular y asombrosamente rara pero mucho más llamativo es toda la historia que la rodea plagada de muertes, desgracias y extravagancias . También es verdad que mantenemos cautela al afirmar que el diamante está maldito. No se le puede acusar de la muerte de sus poseedores, al fin y al cabo todos moriremos algún día. Y si dió la casualidad de que poseían la joya en el momento de su muerte... ¿no es lógico no haberse deshecho de ella si no era necesario?. Cada uno que crea lo que quiera.

Características del diamante

El Hope es un diamante azul (debido a las trazas de boro en su composición) con un peso de 45,52 quilates (9,10 gramos). Su origen está en otra piedra mayor, el Tavernier Blue, con un peso de 115 quilates, forma triangular y encontrado en la mina Kollur en la India. En 1668, al pasar a las manos de Luis XIV de Francia por el propio Tavernier, fue cortado en una nueva piedra de 67 quilates y rebautizado como "Diamante Azul de la Corona". El corte que lo convirtiese en lo que es hoy, un diamante de 45,52 quilates no está muy claro pero se establece entre el período de 1812 y 1824.

Historia

"El diamante Hope tiene su origen en el diamante Tavernier Blue, que inicialmente se encontraba en la mina Kollur, ubicada en Golconda, India. El diamante se caracterizaba por tener una forma triangular y un peso de 115 quilates (equivalente a 22.44 gramos). Su nombre se debe al comerciante francés Jean-Baptiste Tavernier, quien adquirió la gema entre los años 1660 y 1661. De acuerdo a la leyenda, el Tavernier Blue fue tallado por una antigua deidad del sol y había sido robado, del ojo de un ídolo esculpido en honor a la diosa hindú S?t?, esposa del dios y avatar R?ma. Durante esa época, India formaba parte del reino Golconda (hasta 1687, cuando fue tomado por el emperador Aurangzeb).

En el año 1668, Tavernier lo vendió al rey Luis XIV de Francia. El joyero de la corte real, llamado Sieur Pitau, lo cortó para originar una nueva piedra de 67 1/8 quilates (13.4 gramos). Dicho trozo mineral comenzó a ser conocido como el "Diamante Azul de la Corona" (aunque también se conocía como French Blue; "azul francés", en su traducción). Durante algunas ceremonias, el rey solía portarlo en un lazo para el cuello, donde se encontraba incrustado en oro. En 1749, el rey Luis XV de Francia lo portó en su colgante, que simbolizaba a la Orden del Toisón de Oro. Tras su muerte, esta joya dejó de usarse como insignia.

A su llegada a la corona, el rey Luis XVI de Francia le regaló el diamante a María Antonieta de Austria, con tal de que lo agregara a su colección de joyas. Durante la Revolución francesa, en 1792 mientras ambos permanecían en prisión, el colgante fue robado. Uno de los responsables, el cadete Guillot, lo llevó a la ciudad El Havre. Después, lo transportó a Londres con el fin de comercializarl o. Cuatro años después del hurto del mismo, en 1796, Guillot fue encarcelado cuando intentaba venderlo en Lancry de la Loyelle.

Al término del plazo, en el año 1812, para poder recuperar bienes robados, establecido por la legislación francesa de crímenes de guerra, el diamante fue ofrecido en Londres por un joyero a un traficante de diamantes llamado Daniel Eliason.[6] En el año 2005, las investigacione s concluyeron que Eliason cortó al French Blue.[7] Se cree que el nuevo mineral resultante fue adquirido por el rey Jorge IV del Reino Unido, aunque no existen pruebas de ello en los archivos reales de la Corona Británica, ubicados en Windsor.

En 1824, el diamante reapareció en el contexto histórico, al formar parte de la colección de gemas de Henry Phillip Hope. En ocasiones, Hope solía portarlo en una fíbula ó se lo enviaba a Louisa Beresford, esposa de su hermano Henry Thomas Hope, quien lo usaba para algunos bailes formales. Tras la muerte de Phillip Hope, acaecida en el año 1839, sus tres sobrinos intentaron obtener la herencia de la colección de gemas de su tío hasta que, diez años después, Thomas Hope la adquirió, incluyendo al diamante Hope. Tiempo después, la colección fue exhibida durante la Gran Exposición de Londres, en 1851, así como en la Exposición Universal de París, en 1855.

Sucesivamente, la colección de gemas pasó a ser heredada por cada uno de los descendientes de la familia Hope. Cuando Henry murió, en el año 1862, su esposa Adele heredó las gemas. Tras la muerte de ésta, en el año 1884, la herencia recayó en su hija, Henrietta, quien contrajó matrimonio con el duque Henry Pelham-Clinton. Cuando ambos murieron, le tocó el turno a su hijo Henry Francis Pelham-Clinton Hope, quien recibió su herencia hasta el año 1887. Sin embargo, debido a que sólo estaba interesado en una sola persona para su herencia, estuvo obligado a no vender la colección, sin previo permiso de la corte.

El 27 de noviembre de 1894, Francis Hope contrajó matrimonio con su amante, la actriz estadounidense May Yohe. Yohe expresó que ella únicamente había portado el diamante durante algunas reuniones literarias (incluso, decidió crear una réplica exacta para dichas reuniones), aun cuando Hope lo desconocía. En el año 1896, Hope se declaró en quiebra y, como era incapaz de vender el diamante Hope sin el permiso de la corte, su esposa lo apoyó económicamente . Fue hasta el año 1901 cuando, finalmente, Hope pudo vender la gema, mientras que Yohe y él se divorciaron al año siguiente.

Hope vendió el diamante por £29,000 a Adolf Weil, un joyero inglés. Más tarde, éste la vendió al coleccionista de diamantes estadounidense Simon Frankel, quien lo llevó consigo a Nueva York. Durante esa época, en Estados Unidos, el diamante Hope estaba valuado en $141,032 (equivalente a £28,206). En el año 1908, Frankel vendió la gema al francés Salomon Habib por $400,000. Sin embargo, el diamante fue revendido en una subasta, llevada a cabo el 24 de junio de 1909, junto con otras posesiones materiales de Habib. De esta manera, el siguiente poseedor fue el comerciante francés Rosenau, quien lo compró por $80,000. Al año siguiente, Rosenau vendió finalmente el diamante Hope al joyero Pierre Cartier por un monto de 550,000 francos.

En el año 1911, Cartier decidió comercializar la joya y venderla a la socialité estadounidense Evalyn Walsh McLean, quien inicialmente negó haberla comprado. A pesar de sus declaraciones, la gema fue vista en algunas reuniones que McLean organizó. A su muerte, en el año 1947, el diamante recayó, de acuerdo a su testamento, en sus nietos. Sin embargo, éste tuvo que ser apropiado por otros beneficiarios, puesto que la herencia sólo podría efectuarse hasta que el mayor de ellos cumpliera sus 25 años de edad. Lo anterior significaría una espera de 20 años más. Los beneficiarios obtuvieron el permiso de la corte para venderlo y saldar sus deudas económicas pendientes. En el año 1949, el comerciante estadounidense Harry Winston compró la joya.

Winston exhibió el diamante Hope en su "Corte de Joyas", una colección de gemas expuesta en diferentes museos e institutos de Estados Unidos. A mediados de 1958, Winston optó por realizar algunos cortes geométricos en el diamante, con el fin de incrementar su brillo. Más tarde, lo donó al Museo Nacional de Historia Natural de la Institución Smithsoniana, el 10 de noviembre de 1958, enviándolo en un sobre de papel de estraza, por medio del servicio postal nacional."

Una serie de catastróficas desdichas... la maldición

La leyenda parte del expolio, tan común antes y tan común ahora (aunque de manera más diplomática).
En 1642, el aventurero francés Jean Tavernier lo arrancó del ojo de una deidad hindú y ahí empezó todo, como si tal acto despertase la venganza de la deidad condenando a todo poseedor futuro. Más bien no fue así, sino que Jean-Baptiste Tavernier lo compró, posiblemente por un precio irrisorio y lo vendió al rey Luis XIV de Francia, hecho que no debió gustar mucho a los que pensaban que la joya era un bien del pueblo donado a su deidad y no un adorno caro para monarcas y demás personajes occidentales.

"La primera pista histórica de este diamante se remonta a los años 1660-1661, cuando el mercader francés Jean-Baptiste Tavernier lo adquirió. Tavernier se lo vendió al rey Luis XIV de Francia en 1669 por 220.000 libras. Según la leyenda, Tavernier acabo arruinándose a causa de un extraño conjuro en la que intervino un familiar, por el cual tuvo que huir a Rusia, lugar donde sería hallado muerto de frío y medio devorado por las ratas en 1689.
Luis XIV guardó el diamante en un cofre. En 1691 el diamante reapareció debido a la realización de un inventario del tesoro real. Madame de Montespan, la amante de turno del rey, supo de su existencia y quiso que el soberano se la obsequiara. Poco después caía en desgracia y moría olvidada, en 1707. Además, durante los últimos años del siglo XVII Francia sufrió plagas y epidemias, lo que acrecentó la creencia de que atraía la desgracia y el infortunio.

Con motivo de la visita del embajador del Sha de Persia, Luis XIV le mostró su diamante al embajador el 7 de diciembre de 1715. Ese mismo año Luis XIV murió de forma inesperada. Su sucesor Luis XV ordenó conservar el diamante en un cofre y se olvido de el. Luis XV no sufrió grandes desgracias.

En 1774, Maria Antonieta, esposa del rey Luis XVI de Francia se hizo con el diamante, y en alguna ocasión se lo prestó a la princesa de Lamballe. Al final, tanto Maria Antonieta como su marido Luis XVI de Francia murieron en la guillotina durante la Revolución Francesa. La princesa de Lamballe corrió la misma suerte que los reyes de Francia.

En 1792, unos ladrones se apoderaron del diamante, pero se mataron más tarde entre ellos y sólo uno pudo guardar la piedra que conservó hasta 1820. Ese año, un desconocido mostró el diamante al tallador holandés Wilhelm Fals para que de la joya hiciera dos. La primera fue adquirida por Carlos Federico Guillermo, duque de Brunswick. El duque de Brunswick se quedó en la calle antes de transcurrir dos meses. La segunda la conservó el holandés. El hijo de Wilhelm Fals se enamoró del diamante y se lo llevó prestado, para vendérselo a un francés llamado Beaulieu. Cuando el joven Fals se enteró de que su padre había muerto de dolor, se suicidó.

El señor Beaulieu vendió la piedra, en cuanto supo de la tragedia, a un tal David Eliason, curtidor judío, quien también se asustó y fue a vendérsela al rey Jorge IV de Inglaterra. El soberano inglés cometió el error de incrustar el diamante en la que sería su corona. Perdió la razón en 1822 y murió ocho años después. Fue entonces cuando apareció Sir Henry Hope, personaje tenía mucho dinero y no sabía qué hacer con él. En consecuencia, escogió la profesión de coleccionista, pero era un tipo muy práctico, que no quiso correr riesgos con el diamante. Contrató a un grupo de rosacruces y les pidió organizar una ceremonia mágica, para exorcizar la joya. Y cuando estuvo seguro de que no causaría más problemas a nadie, decidió darle su nombre.

Nada malo le sucedió a Sir Henry, pero cuando en 1901 vendió el diamante Hope a un norteamericano de nombre Colot, regresó el maleficio. Este hombre perdió la salud al mismo tiempo que la fortuna y tuvo que pasar la joya al príncipe Kanitowski. Este noble ruso era muy aficionado a las juergas, además de inmensamente rico. El príncipe llegó a París, capital de la diversión, y obsequió el diamante a una vedette. Pocos días después surgió un altercado y Kanitowski mató a tiros a su amiga.

El griego Simón Montarides fue el siguiente propietario del diamante, y fue al siguiente al que siguió la mala suerte del diamante. Se quebró el eje del carruaje en el que viajaba y cayó a un barranco que el destino colocó en su camino. No murió solamente él, ya que además viajaban en el mismo carruaje su mujer y su hijo.

El siguiente propietario iba a ser Abdul Hamid II, rey de Turquía, quien acabo perdiendo el trono turco por culpa de una revolución y fue a morir de desesperación en la cárcel. La persona que obtuvo el diamante después desapareció en pleno océano.

El director del Washington Post adquirió el diamante más tarde de una institución bancaria francesa que lo tuvo en custodia y se fue a la quiebra. La esposa del periodista enfermó gravemente y su hijo murió bajo las ruedas de un carruaje.

La familia Mac Lean, de Estados Unidos, fue la última en poseer el diamante. En 1918, uno de los hijos de la familia, de ocho años de edad, murió atropellado. Luego otra de sus hijas murió por una sobredosis de somnífero. El padre murió en el sanatorio victima de una depresión. La señora Mac Lean ordenó guardar el diamante durante 20 años en una bóveda de seguridad. Veinte años después Evelyn Walsh Mac Lean, su nieta, moría misteriosament e en Texas.

Tras todos estos acontecimiento s, el experto en diamantes Harry Wiston lo adquirió y lo traspaso al Smithsonian Institute, de Washington, donde se expone en una urna de cristal en la actualidad.

En una lista muy bien confeccionada por la wikipedia, encontramos un amplio catálogo de desgracias y desgraciados por la maldición del Hope, que curiosamente coincide con la lista cronológica de propietarios del mismo:

1. Jean-Baptiste Tavernier (1689): muerto de frío y medio devorado por las alimañas.
2. Nicolás Fouquet (1680): en prisión.
3. Luis XIV (1715); gangrena.
4. Princesa de Lamballe (1792): linchada.
5. Luis XVI y María Antonieta (1793); decapitados en la Revolución francesa.
6. Catalina la Grande (1796): apoplejía/infarto.
7. Wilhelm Fals; asesinado por su hijo Hendrik.
8. Hendrik Fals (1830): suicidio.
9. Jorge IV (1830): locura.
10. Francis Beaulieu: hambre.
11. Henry Philip Hope (1839):
12. Henry Thomas Hope (1862):
13. Jacques Colot (1904): suicidio por problemas mentales.
14. Lorens Ladue: asesinada por su amante Iván Kanitowski.
15. Príncipe Iván Kanitowski: asesinado por revolucionario s.
16. Subaya Hamid (1908): asesinada por su esposo:
17. Abdul Hamid II: depuesto en 1909 por la sublevación militar de los Jóvenes Turcos.
18. Simón Montarides y familia: su carruaje cayó por un precipicio.
19. Vincent McLean (1938): atropellado.
20. Ned McLean (1941): locura.
21. Elizabeth McLean (1946): sobredosis.
22. Evalyn Walsh McLean (1947): morfinomanía
23. Harry Winston (1978): ataque de corazón.

EL DIAMANTE EN LA ACTUALIDAD

Desde septiembre de 2009, el Hope puede contemplarse en el Museo Smithsonian de Historia Natural de Washington, exposición que durará hasta este 2010, al desnudo por votación popular convocada por el museo para celebrar los 50 años que hace que fue donado al mismo. Tal donación se produjo el 10 de noviembre de 1958 por el famoso joyero Harry Winston quién lo envió, prepárense para la sorpresa, a través del servicio postal y en un simple sobre de papel de estraza.

"En 1947, Harry Winston, joyero, compro toda la colección en aproximadament e un millón cien mil dólares, y después la vendió, excepto el diamante Hope, por dos millones de dólares. El joyero Winston exhibió la joya, junto a otros diamantes, en un recorrido por el país. Durante nueve años, la piedra viajo 650.000 kilómetros, y fue admirada por cinco millones de personas. Lo que produjo más de un millón de dólares en ganancias, que fueron donados, para obras de caridad. En el año 1957 Winston celebro conversaciones con el Instituto Smithsoniano para que recibiera el diamante Hope, en donación, como la pieza mas importante de una colección de joyas similares a las de la corona inglesa." (fuente: artículo de Mythos para Revista Literaria AzulArte").

Desde entonces, el diamante se convirtió en una de las piezas más relevantes del museo. De hecho, en 2005 se dio por concluída una investigación sobre el Hope a cargo de especialistas de la Smithsonian Institution. Según noticia publicada en www.elpais.com: "Con modelos informáticos, Jeffrey Post y su equipo han confirmado que el Hope, de 42,52 quilates, el diamante azul mayor del mundo, procede de una piedra de origen indio de 115 quilates comprada por Luis XI, quien la redujo a 67 quilates. Existen esquemas y estudios de la piedra hechos en 1700. Estaba engarzada en una joya que fue representada en algunos cuadros.Estos datos han sido utilizados por los científicos para construir una representación virtual de la piedra original dentro de la cual han situado la actual. "Resulta que sólo se ajusta en una orientación, y cuando se ven ambas se entiende por qué fue cortada así. Algunas de las facetas del Hope son las originales de la piedra de la colección real francesa", ha dicho Post, que exhibe el trabajo en un documental de Discovery Channel. "Esta investigación no se podría haber hecho hace 10 años", ha comentado también Post. "Es muy interesante ver cómo conseguimos más información de nuestras colecciones aplicando métodos de alta tecnología".
http://www.eloart.com/es/mundo-historia/joyas-con-historia/el-diamante-h...
La maldición del diamante Hope:
http://www.youtube.com/watch?v=PdDPj2H8zUc
EL ÁNGEL ETÉRNAL DE MÉXICO!