Texto publicado por Pedro Gabriel López

Entrevista al director de Tiflolibros.

Este texto llegó a mi correo y me causó alegría y quiero compartirlo con todos vosotros
Hola, en la edición de este último domingo 13 de octubre se publicó una nota sobre Tiflolibros en el suplemento de La voz del interior. Va la nota y el link para compartir.

Libros invisibles a los ojos
Tiflonexos es una asociación civil porteña que creó la primera biblioteca digital para ciegos de habla hispana.
Pablo Lecuona, presidente de la asociación y director
de la biblioteca.
Por Bibiana Fulchieri texto y foto
Una casona común en el barrio porteño de Once, salvo por un detalle: timbre en Braille. Puntitos iguales en sobrerrelieve y bajorrelieve agrupados, que
leídos con los dedos anuncian “Tiflonexos”, la asociación civil creadora de la primera biblioteca digital para ciegos de habla hispana.
Es importante saber que el prefijo “tiflo” significa “ciego” y deriva del nombre de la isla de Tiflos, dónde según la mitología griega se desterraba a los
invidentes a su suerte.
Entramos y todo allí es de color amarillo subido. ¿Quizás porque ese color es el último en dejar de verse?
La voz de Pablo Lecuona, presidente de Tiflonexos, director de la biblioteca y encargado coordinador de proyectos específicos, se excusa amable desde una
habitación contigua. Pide unos minutos de paciencia hasta que nos recibe. “Perdón, pero estaba termi­nando de contestar unos formularios para la convocatoria
de la Fundación Sadosky on line , es para un concurso de proyectos para inclusión digital ¿está muy desordenada la oficina? Recién llego de viaje y puse
mi valija por allí a la entrada”.
– Está todo muy bien y la valija no molesta… ¿podemos conocer los comienzos de Tiflolibros?
–Bueno, todo empezó allá por el año 1999 cuando un grupo de distintas personas ciegas vimos la necesidad de acceder a esta maravilla de la comunicación
adaptada a las nuevas tecnologías. Éramos 19 conocidos que nos conectábamos entre nosotros a través de una lista de correos, algo así como un “tifloclub”
donde compartir los libros que cada uno tenía en un archivo virtual Excel.
– ¿Y funcionó bien ese inter­cambio?
–¡Fantástico! Tanto que se nos ocurrió una idea hacer una biblioteca para ciegos en Internet. Enseguida nos tropezamos con mil interrogantes más que tenían
que ver con la legalidad del proyecto y la manera de lograr que sólo accedieran libremente las personas con esta discapacidad.
–¿Existía alguna biblioteca de este tipo en el mundo?
–¡Ninguna! Fuimos los pioneros. Recién en 2002 apareció en Estados Unidos, “Bookshare”, pero a lo yanqui, con un presupuesto inicial de un millón de dólares
(risas). Nosotros arrancamos con una lista de 100 libros y nos dijimos “¡Guau!” (risas) La verdad es que nos entusiasmamos mucho y cada uno siguió trabajando
a pulmón desde su casa para ir sumando los libros que podía, pero necesitábamos un empujón para crecer.
– ¿Y qué se les ocurrió?
–Aprovechamos la Feria de Libro del año 2000. Fuimos varios a buscar “visibilidad” y nos encontramos con que el bastón blanco abre puertas. Nos pusimos
en una cola larguísima para que Ernesto Sabato nos firmara un ­libro y este hecho llegó a oídos del ­gerente del Grupo Planeta que nos regaló toda la obra
de Sabato tres disquetes en Word.
– ¿Buscaron a Sabato simbólicamente como padrino por su “Informe sobre ciegos”?
–No, pero justo era el que estaba firmando cuando llegamos. Bueno, a partir de ese hecho empezamos a hacernos conocidos y en 2001 conformamos una asociación
civil… Primero trabajando cada cual en su domicilio; después alquilamos un departamentito chiquito y desde 2007 una fundación nos alquila esta casa. Pero
tenemos la esperanza en breve de tener sede propia. Crecimos mucho, ya vamos por 43 mil libros, a un ritmo de sumar por año a nuestra biblioteca tres mil
títulos nuevos.
– ¿Cómo solucionaron el tema de la legalidad, los derechos, etc.?
–Luchando… después de muchas negociaciones, en 2007 se aprobó la Ley 11.723 de Excepción de Derecho de Autor, que nos permite a las personas con discapacidad
visual a transcribir las obras literarias sin pagar los derechos y esto es algo fundamental para nosotros, ya que nos concentramos en la producción y no
en los trámites burocráticos. La Unión Internacional de Ciegos tomó esta ley y conseguimos hasta ahora la excepción de derechos autorales en 120 países,
Logramos cosas enormes pero hacemos malabares para llegar a fin de mes.
– ¿Se autofinancian?
–Tenemos algunas donaciones pero en gran parte inventamos ma­neras para generarnos recursos: servicios de impresión Braille, capacitación en el uso de
tecnologías, proyectos específicos...
Del libro al tiflolibro
¿Pero cómo es el proceso de transformación de un libro común a un tiflolibro? Marta Traina, encargada de Comunicación Institucional y Biblioteca, lo explica:

–Para empezar, tenemos que desarmar totalmente el libro de papel y limpiar hoja por hoja los bordes con pegamento. Después, un escáner va convirtiendo esas
hojas en un archivo electrónico en Word, legible con un lector de pantalla que envía ese contenido a los parlantes para escuchar el libro a través de la
computadora.
– ¿Y qué pasa con las fotografías, ilustraciones, etcétera?
–Sólo es posible leer los textos, por lo tanto no necesitamos diseño, fotografías, dibujos. Por eso pedimos a los autores y a las editoriales que nos envíen
directamente los archivos de textos; eso nos facilita muchísimo la tarea de los correctores que tienen que hacer un trabajo muy artesanal. Para la tranquilidad
de las editoriales, jamás tuvimos obras que se fueran del uso estricto de nuestra comunidad.
– ¿Cuáles son los requisitos para acceder a la comunidad de Tiflo­libros?
–Ser una persona con ceguera o alguna problemática visual o acreditarse como una institución que atienda a personas con esta discapacidad. En ambos casos
se llenan los formularios y nosotros le enviamos un nombre de usuario y una contraseña, que le permitirá el acceso libre y gratuito en cualquier lugar
a los libros de nuestra biblioteca digital. Para la recepción de estos libros se deberá tener una computadora adaptada con un lector de pantalla.
Marta explica también que la biblioteca y los tiflolibros son una herramienta adicional para la autonomía de las personas con discapacidad.
“Los que compartimos el amor por la literatura a través de esta tecnología podemos satisfacer el hábito de la lectura, pero también formamos una red que
puede ayudar a resolver otras cuestiones, ya que somos unas 60 personas que nos empezamos a conocer más allá del e-mail. Podemos juntarnos a tomar un café
y también ahora promovemos viajes en conjunto, el último fue de turismo aventura.
Su conclusión es una buena reflexión que vale la pena atender: “Hay muchos prejuicios hacia las personas ciegas, ya no estamos condenados a quedarnos en
casa a escuchar radio; podemos hacer muchas cosas, por ejemplo, dejar de ser el patito feo de la casa”.
Contacto:
tiflonexos [arroba] tiflonexos [dot] com [dot] ar.
Tele-fax:(011) 49511039
Red mate en Córdoba
Jimena López es ciega, sin embargo, tuvo uno de los mejores promedios en la carrera de Ciencias de la Información en la Universidad Nacional (ECI) de Córdoba,
y allí fue la impulsora del establecimiento de la Red Mate (Materiales y Apoyos Tiflo Educativos) surgida con el respaldo de la Asociación Civil Tiflonexos.
Por este programa de acceso gratuito en red fueron premiados por el Ministerio de Educación de la Nación reconociendo el uso de “Prácticas Educativas Solidarias
en Educación Superior”.
La profesora María Inés Loyola, responsable docente junto a Mónica Viada, nos dice: “Esta implementación tiene varios aspectos: la digitalización y corrección
de textos universitarios por parte de voluntarios, la capacitación en informática a los alumnos ciegos y el empoderamiento y apropiación por parte ellos
de las nuevas tecnologías. Con la Red Mate cumplimos cinco años muy gratificantes pero también de lucha por instalar institucionalmente esta problemática.
En este momento nuestro centro Córdoba funciona en la Escuela de Ciencias de la Información. Estamos trabajando, además, con la escuela secundaria. En
2011 se abrieron dos centros Mate, uno en la Ipem 191 Obispo Angelelli y otro en el Instituto de rehabilitación para discapacitados visuales Julián Baquero.
Además la red produce el programa radial De ReMate (todos los viernes a las 19 horas por FM Sur) un espacio en el que se abordan cuestiones relativas a
los derechos de las personas con discapacidad”.
Edición Impresa
El texto original de este artículo fue publicado el 14/10/2013 en nuestra edición impresa. Ingrese a la
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