Texto publicado por Diego Benítez Corredor

Lección inolvidable y magistral

Una mañana, cuando nuestro nuevo profesor de “INTRODUCCIÓN AL DERECHO” entró al aula de clase, lo primero que hizo fue preguntarle el nombre a un alumno que estaba sentado en la primera fila:

-¿Cómo te llamas?
-Me llamo Juan, respondió.

-¡Vete de mi clase y no quiero que vuelvas nunca más!-gritó el desgraciado profesor.

Juan estaba desconcertado. Cuando reaccionó, se levantó torpemente, recogió sus cosas y salió de la clase.

Todos estábamos asustados e indignados, pero nadie dijo nada.

El profesor continuó:

-Está bien, ahora sí, ¿Para qué sirven las leyes?...

Seguíamos asustados, pero poco a poco comenzamos a responder a su pregunta:

-Para que haya un orden en nuestra sociedad-respondió uno.

-¡No! – contesta el profesor.

-Para cumplirlas – responde otro.

-¡No! –replica nuevamente el profesor.

-Para que la gente mala pague por sus actos- dice otro alumno.

-¡No! – vuelve a replicar el profesor. Y continúa:

-Pero, ¿es que nadie sabrá responder esta pregunta?

-Para que haya justicia-dijo tímidamente una chica.

-¡Por fin! –Dice el profesor – Eso es…para que haya justicia.

Y nuevamente pregunta:

-Y ahora, ¿Para qué sirve la justicia?

Todos empezábamos a estar molestos por esa actitud tan grosera, sin embargo seguíamos respondiendo:

-Para salvaguardar los derechos humanos.

-Bien, ¿qué más?-decía el profesor.

-Para discriminar lo que está bien de lo que está mal…

-Para premiar a quien hace el bien.

-Ok, no está mal, pero…respondan a esta pregunta:

-¿Actué correctamente al expulsar de la clase a Juan…?

Todos nos quedamos callados; nadie respondía.

-Quiero una respuesta decidida y unánime- dice el profesor.

-¡¡¡No!!! –respondimos todos a la vez.

-¿Podría decirse que cometí una injusticia?

-¡Si! – respondimos todos en coro.

-Y, ¿Por qué nadie hizo nada al respecto?

-¿Para qué queremos leyes y reglas si no disponemos de la valentía para llevarlas a la práctica?

-Cada uno de ustedes tiene la obligación de actuar cuando presencia una injusticia.

-¡Todos! – Repitió: - ¡No vuelvan a quedarse callados nunca más!

Y le dice a otro alumno mirándolo fijamente:

-Vete a buscar a Juan.

Aquel día recibimos la lección más práctica de derecho. Cabe agregar…

“TODO LO NECESARIO PARA QUE TRIUNFE EL MAL, ES QUE LAS PERSONAS DE BIEN NO HAGAN NADA AL RESPECTO”