Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Diez claves para no comer lo que más engorda: artículo.

Diez claves para no comer lo que más engorda
Alimentarse de manera consciente permite convertir la comida en un disfrute sin
necesidad de comer siempre lo que más engorda para sentir placer
  Autor: Por MAITE ZUDAIREFecha de publicación: 13 de septiembre de 2013
 
 
- Imagen: Destination Europe -¿Por qué nos gusta más la comida que engorda? O,
dicho de otra manera, ¿por qué resultan tan atractivos los alimentos menos
sanos? Es difícil encontrar a alguien que pida fruta de postre cuando hay tarta
de chocolate, o que beba agua cuando hay refrescos. ¿Qué nos empuja a comer así?
Son muchos los condicionantes que influyen nuestra elección. En palabras de
Brian Wansink, experto en asuntos de la conducta alimentaria, "a diario se toman
unas doscientas decisiones relacionadas con la alimentación, y a muchas de ellas
no se les presta la atención que merecen". Y este aspecto resulta clave, ya que
tomar conciencia de qué se come, cuánto se come, cómo se come y por qué se come
es fundamental para alimentarse mejor. El siguiente artículo brinda diez
consejos prácticos para no comer lo que más engorda.
Diez claves para no comer lo que más engorda  En general, ante una variedad de
opciones para elegir, tendemos a escoger aquella menos conveniente en términos
de salud. La ensaladilla rusa en lugar de la ensalada mixta o las natillas en
vez de la fruta de postre. Está estudiado que el mero hecho de tener más para
elegir incita a un mayor consumo. Además, lo más tentador suele ser también lo
más insano, y en ocasiones se sirve en tamaño grande e incluso se acompaña de
precios más ajustados. Y pese a saber que aquello que vamos a comer no es lo más
adecuado, se elige la mayor porción.
Y eso no es todo. Comer solo o acompañado, el ambiente que rodea a la comida, la
presentación de los platos y hasta el tipo de vajilla y su tamaño, condicionan
también la forma de comer, y en consecuencia, la salud de los comensales.
En una revisión sobre el tema se recogen los resultados de varios estudios que
han demostrado que ofrecer porciones más grandes de alimentos puede conducir a
un aumento significativo en el consumo de energía. No resulta fácil reprimir el
impulso de seguir comiendo pipas de una bolsa grande o dejar parte de la tarta
que han servido de postre. Somos influenciables a la hora de escoger entre unos
productos y otros.  En este sentido, es curioso cómo los fabricantes de
productos menos saludables (dulces, snacks, refrescos, etc.) son quienes mayores
esfuerzos hacen en cuestión de marketing alimentario, a sabiendas de que el
aspecto de sus productos (envases y tamaño de las porciones, diseño,
prominencia, reclamos de salud, características del etiquetado nutricional...)
tienen una influencia determinante en nuestra elección alimentaria.
En el libro 'Eat, Drink & Be Mindful', la doctora Susan Albers -autora de la
publicación- resume en diez claves cómo iniciarse en el proceso de comer de
manera consciente, con todas las facultades puestas en el momento y en el acto
del comer. Ser capaces de identificarnos con uno o varios puntos de la siguiente
lista ayudará reflexionar y analizar personalmente el grado de consciencia en
todo lo que concierne la hora del comer, así como la asociación que puede
existir entre esa conducta y las distintas sensaciones que se tengan, tanto
físicas como emocionales.
  ¿Con qué conducta te identificas? Soy capaz de...
    Parar de comer cuando me siento lleno.
    Comer cuando tengo hambre (sensación distinta al apetito, o a comer por
    "emociones").
    No picotear.
    Saborear cada bocado antes de comer el siguiente.
    Pensar cómo afecta el valor nutritivo de los alimentos que como a mi cuerpo.
 
    No juzgarme cuando de manera circunstancial (no habitualmente) he comido
    demasiado.
    No realizar otras tareas mientras como. Cuando como, solo como.
    Ser capaz de dejar algo de comida en el plato cuando no quiero más.
    Comer despacio, masticando bien cada bocado.
    Reconocer cuando estoy comiendo de manera consciente (siento cómo crujen los
    alimentos en la boca, percibo el olor de la comida, etc.).
Las cinco ventajas de comer a conciencia
"Comer de manera consciente no significa limitar el consumo de alimentos ni
seguir una dieta restrictiva", sino que persigue justo lo contrario; convertir
la comida "en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o en un signo de
arrepentimiento". Así lo explica Jan Chozen Bays, reconocida pediatra
especialista en comportamiento alimentario, en su libro 'Mindful Eating: A Guide
to Rediscovering a Healthy and Joyful Relationship with Food.' Bays es miembro
del Center for Mindful Eating (TCME), cuya misión es la de ayudar a individuos y
profesionales a "lograr una relación equilibrada, respetuosa, sana y feliz con
la comida y la alimentación". Son varias las ventajas que se experimentan tras
iniciarse en el proceso de comer de manera consciente, tal y como plantea la
experta:
  La comida se convierte en algo para disfrutar, en lugar de en una tentación o
  en motivo de arrepentimiento y frustración.
  Se ralentiza el ritmo de las comidas, lo que permite al cerebro tener tiempo
  para recibir las señales de saciedad del estómago. Estas circunstancias son
  favorables para bajar de peso.
  Optimiza la digestión. Algunas investigaciones han demostrado que cuando la
  atención no se centra en comer, nuestro proceso digestivo es un 30-40% menos
  eficaz de lo que debería ser, lo que lleva a gases, hinchazón y malestar.
  Se está más sensibilizado con el tema alimentario; aumenta el conocimiento
  sobre las características y propiedades de los alimentos, lo cual favorece una
  alimentación más sostenible, la apuesta por la compra de alimentos locales,
  orgánicos y más respetuosos con el medio que nos rodea.
  Se toma conciencia de que comer con la familia fomenta la conexión más
  profunda. También permite crear un modelo saludable de conductas alimentarias
  de los hijos.