Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Como el ruido afecta la salud: artículo.

Cómo el ruido afecta a la salud
La Organización Mundial de la Salud alerta de los riesgos para la salud que
supone la exposición prolongada a niveles elevados de ruido
  Autor: Por TERESA ROMANILLOSFecha de publicación: 8 de septiembre de 2013
 
 
- Imagen: Daniel Lobo -Recientes investigaciones han demostrado que el ruido no
solo afecta a la capacidad auditiva, sino que también influye en el correcto
funcionamiento del cerebro, el sistema inmune e, incluso, el corazón. Es un
contaminante ambiental muy extendido que repercute de forma negativa y supone un
problema para la salud pública. Y es que, a diferencia de los ojos, los oídos no
pueden evitar soportar de manera constante los sonidos que nos rodean. En este
artículo se explica cómo el ruido daña al corazón, acorta la esperanza de vida y
empeora su calidad.
El ruido daña el corazón Científicos y médicos de todo el mundo están
descubriendo una fuerte correlación entre contaminación acústica y enfermedades
cardiovasculares, como son la hipertensión arterial o el infarto de miocardio.
Pese a que el riesgo cardiovascular provocado por una exposición al ruido es
moderado, los investigadores alertan del gran peso que tiene este contaminante
ambiental en la salud pública, debido a que una gran parte de la población
soporta niveles poco saludables.
  Una exposición diaria y prolongada por encima de 65 dB desencadenan una serie
  de respuestas en el organismo que afectan al corazón El corazón tiene oídos. Se
ha comprobado que una exposición diaria y prolongada por encima de 65 dB (el
ruido producido en una tienda u oficina) o una exposición aguda a sonidos de
mayor intensidad (el que se crea en un taller de coches, una discoteca, un
concierto o el del motor de un autobús a un metro de distancia) desencadenan una
serie de respuestas en el organismo que afectan al corazón. Al estar expuesto a
este contaminante ambiental, el organismo genera una respuesta hormonal y
nerviosa que conlleva un aumento temporal de la tensión arterial y la frecuencia
cardiaca, vasoconstricción, incremento de la viscosidad de la sangre y subida de
los niveles de lípidos y electrolitos en la misma, todos ellos factores de
riesgo cardiovasculares.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha demostrado que el ruido provocado
por el tráfico rodado está directamente relacionado con las enfermedades
isquémicas cardiacas, es decir, anginas de pecho e infarto agudo de miocardio.
Esta organización también alerta de su posible vinculación con el desarrollo de
la hipertensión. Otro dato importante descubierto es que el ruido escuchado
durante la noche tiene un mayor peso en el desarrollo de enfermedades
cardiovasculares que el diurno. Los especialistas creen que es probable que esto
se deba a que provoca alteraciones en el sueño que pueden conllevar al
incremento del riesgo cardiaco.
Los decibelios de más dan mala vida Las enfermedades cardiacas son las
consecuencias de este fenómeno que causan más preocupación, pero el rango de
afectaciones del ruido es muy amplio.
Estudios recientes señalan una posible asociación con el riesgo de padecer un
accidente vascular cerebral (ictus). De hecho, una investigación realizada por
el Instituto de Epidemiología de Copenhague (Dinamarca) determina que por cada
10 dB de aumento de ruido, el riesgo se incrementa un 14% en personas mayores de
65 años. Esta relación se da sobre todo por encima del umbral de 60 dB, que es
el de una conversación sosegada.
Otro perjudicado por el ruido es el descanso. Se sabe que afecta a la calidad
del sueño, aunque consigamos conciliarlo, y altera sus ciclos, etapas y grado de
profundidad. La interrupción del sueño, por parte de un claxon, un ciclomotor o
los gritos y la música en el bar de la esquina, cambia el patrón de sueño y, por
lo tanto, los ritmos circadianos y el estado de salud. Se ha visto que genera en
el organismo una serie de respuestas mientras se duerme, tales como movimientos
corporales, despertares precoces, sueño frágil y aumento de la frecuencia
cardiaca. Todos esos factores se resumen en un empeoramiento de la calidad del
sueño, que puede tener consecuencias para la salud.
Además, el ruido estresa. Es un factor de estrés ambiental constatado, por lo
que genera en el organismo una respuesta determinada que conlleva un aumento de
los niveles en sangre de adrenalina y cortisol, que provoca alteraciones en el
sistema cardiovascular, inmune y endocrino. De la misma manera, se ha observado
que el estrés crónico que produce puede reducir las defensas del organismo y
hacerlo más susceptible a virus y bacterias. Y, por si no fuera suficiente,
también afecta a nivel cognitivo: disminuye el rendimiento en el trabajo y en la
escuela.
Por otra parte, se ha demostrado que el ruido puede repercutir en la salud
mental, ya que se relaciona con un aumento de la ansiedad, la irritabilidad y la
inestabilidad emocional.
El ruido y la salud en España y en el mundo
  El número de ingresos hospitalarios aumenta un 5,3% por cada decibelio por
  encima de los 65 dB a los que se esté expuesto Las autoridades sanitarias
alertan de que el ruido es un contaminante ambiental que supone un problema real
para la salud pública, dado que un porcentaje muy elevado de la población
sobrelleva de forma diaria niveles por encima del umbral saludable (65 dB). De
hecho, se calcula que el número de ingresos hospitalarios, sobre todo a expensas
de enfermedades cardiovasculares, aumenta un 5,3% por cada decibelio por encima
de los 65 dB a los que se esté expuesto.
El segundo país con más población expuesta al ruido del planeta es España,
después de Japón. Un informe titulado 'Ruido y Salud', elaborado de manera
conjunta por la aseguradora DKV, GAES y Ecodes, calcula que cerca de nueve
millones de españoles sufren a diario niveles superiores a 65 dB, el umbral de
ruido diurno que establece la OMS como saludable. En Europa las cifras son
similares, pues cerca de un 20% de la población soporta niveles superiores a 65
dB durante el día y un 30% por encima de 55 dB por la noche.
La principal fuente generadora en todo el mundo es el tráfico. Se calcula que
hasta un 80% del ruido al que una persona está expuesta está causado por el
tráfico. Las actividades industriales solo representan un 10%, mientras que los
ferrocarriles un 6% y las actividades de ocio un 4%. Paradójicamente, en las
quejas que llegan a la Administración por exceso de ruido, un 35% de ellas se
debe al que procede de bares y pubs, mientras que la circulación solo significa
un 6% del total. Estos datos indican que no es solo un fenómeno físico, sino que
hay un factor de subjetividad muy importante que condiciona su percepción.