Texto publicado por Miguel de Portugalete

personas que hacen cosas creativas y buenas

hola a todos:
a las afueras de bilbao, a unos once quilómetros de donde yo vivo, están un grupo de personas llevando un proyecto que me parece bonito que conozcáis.
es curioso, porque la noticia me la han pasado de un periódico que es catalán, y yo no la conocía.
aquí os va.

Hola, esto me parece algo construtibo y bueno, y aquí ando compartiéndolo para que lo conozcáis. es un proyecto que se desarrolla en zorrozaurre. saludos de miguel, desde un lluvioso Portugalete.

Subject: "Menos manifestaciones y más hacer"

Almudena Garrido, economista y especialista en sostenibilidad urbana
Tengo 43 años. Nací en Bilbao y vivo en Cantabria. Mi marido es inglés.
Tenemos dos hijas. Licenciada en Economía. Soy coordinadora de Redes
Internacionales en la Universidad de Deusto y autoconstructora en continuo
aprendizaje. Creo en la ciudadanía. Soy agnóstica.

Todos a una.

A base de organizar foros y de liderar movimientos sociales se ha convertido
en una experta en hacer sostenibles los espacios urbanos. Todo empezó en un
barrio postindustrial a las afueras de Bilbao: "Fruto de la discusión y con
la aportación de expertos y ciudades de todo el mundo, hemos realizado un
manual de ciudades del futuro". Nuestras ciudades del futuro (Erasmus)
recoge las experiencias de seis años de desarrollo urbano, a través de los
planes y estrategias del Gobierno vasco en Bilbao, San Sebastián (capital
cultural europea 2016) y Vitoria, que han entendido que la participación del
ciudadano en las políticas de planificación de las ciudades es básica.

Menos manifestaciones y más hacer.
La acción directa me parece la mejor opción.

El hacer está regulado hasta la asfixia.
Se trata de no preguntar, de que el barrio esté unido y plante cara desde el
hacer.

¿Es teoría?
En el año 2000 mi marido y yo nos instalamos en Zorrotzaurre, no muy lejos
de nuestro lugar de trabajo: la Universidad de Deusto. Se trata de una
península postindustrial, muy contaminada, rodeada de las aguas de la ría y
el canal, y con muchos problemas.

¿De qué tipo?
Tráfico rodado excesivo en una carretera en muy mal estado que producía
movimiento continuo de las casas, contaminación atmosférica, suciedad, falta
de servicio y pésimo transporte público.

¿Por qué escogió vivir en ese lugar?
Porque tenía una comunidad pequeña y fuerte y una naturaleza increíble.

Un lugar con posibilidades.
Me presenté para ser parte de la junta de la asociación de vecinos y
comenzamos la transformación a través de un espacio de diálogo: un congreso,
sitio web (Foro para un Zorrotzaurre Sostenible) e intervenciones en
espacios públicos.

Cuénteme esas intervenciones.
Plantamos flores, árboles frutales, creamos huertas urbanas, un centro
ecológico, organizamos talleres de permeacultura para los vecinos. El peatón
debía ser el rey de la ciudad, creamos plazas porque son imprescindibles
para que la personas se comuniquen.

¿Lo hicieron al margen de las instituciones públicas?
Ellos tenían otros planes y no nos hicieron ni caso. "¡Qué sabéis vosotros
de cómo se debe planificar una ciudad!", fue su respuesta a nuestras
propuestas.

¿Y?
Nos pusimos de acuerdo con los vecinos y fuimos a la Diputación, al
Ayuntamiento y al Gobierno vasco y les dijimos que íbamos a crear un foro
internacional..., eso siempre les gusta porque les da proyección. No era
cierto, pero a cada uno les dijimos que teníamos apoyo de los otros dos.

Muy listos.
Así conseguimos 15.000 euros de los tres. Invitamos a bombo y platillo a los
ayuntamientos y los técnicos, y eso nos sirvió para que nos tuvieran en
cuenta. El resultado de ese foro fue la necesidad de una ribera peatonal, un
barrio verde y restaurar las casas con revestimiento de corcho, que es un
aislante barato, e instalar placas solares. Y nada de tirar el barrio entero
y hacerlo nuevo, que era lo que los políticos pretendían.

¿Cuál era su plan?
Contrataron a una arquitecta, Zaha Hadid, premio Pritzker, y le pagaron un
millón de euros por diseñar un barrio de 23 pisos de altura (donde había
casas de cuatro plantas de principios del siglo XX), todo de cristal. Así
pasábamos de una población de 450 personas a 15.000, y sin una sola zona
verde.

¿Movilización?
Lo que hicimos más que ir en contra es proponer con rotundidad, y creo que
eso es algo esencial. Zaha Hadid tuvo que rehacer su plan urbanístico en el
que en sus plazas de cemento, entre los bloques, no daba el sol. Hoy todo
está parado, y eso es una victoria, porque la comunidad ha sobrevivido.

Usted escogió un lugar todavía más radical en el que vivir.
En el 2006 mi familia y yo iniciamos la aventura de hacernos una casa
tradicional en un pequeño pueblo a una hora de Bilbao con la ayuda de 200
voluntarios llegados de distintos países.
¿...?
Creamos una página web (Abrazohouse.org) para que personas interesadas en
aprender la construcción de viviendas con barro como nueva forma de
autoconstrucción pasen con nosotros uno o dos meses y desarrollen la fase en
la que estamos trabajando. Vienen de todo el mundo.

¿Utilizan sólo materiales naturales?
Sí, y reciclados: tierra, paja, piedra y madera. Y estamos convirtiendo el
terreno, casi una hectárea de prado, en un paisaje comestible, diverso,
productivo y de bajo mantenimiento. Tenemos gallinas y patos, árboles
frutales y huerta.

¿Y si viene el lobo y sopla?
Tiene 60 metros de pared hecha con la arcilla del terreno. En total 100
metros cuadrados, dos pisos y muros de carga. Es una casa autosostenible,
con tejado verde, sistema de reciclado de aguas y térmica. Empezamos
instruyéndonos nosotros: organizamos un curso y vino un experto de EE.UU. en
este tipo de construcción.

¿Alguien en la zona sigue sus pasos?
Ya tenemos varios vecinos que se están construyendo casas de barro, algunos
plantan viñedos, otros producen miel...Y todos los sábados viene gente de
visita a conocer el proyecto: vivir de forma autosuficiente.

¿Qué ha aprendido de esencial?
La fuerza de la comunidad. Hemos creado una comunidad internacional de
personas que comparten esta visión y nos ayudamos.

Ima Sanchís.

LaVanguardia