Texto publicado por José Luis Rios

Cómo enseñarlos a vivir su sexualidad

La discapacidad no inhibe el placer.
En pleno siglo XXI, las personas con capacidades diferentes, además de lidiar con sus limitaciones físicas o intelectuales, deben enfrentar el tabú de su sexualidad pese a que cuentan con derechos para ejercerla.
Como cualquier persona, quien presenta una capacidad diferente tiene deseos y fantasías, pues su desarrollo sexual no es diferente al de una persona «normal», aunque llegue a pensarse lo contrario debido a su condición física o intelectual.
La sexóloga Hilda Paola Vázquez Nájera, explica que más que abordar el tema de la sexualidad con quienes padecen alguna discapacidad, la labor más ardua se realiza con los padres de familia, quienes por su desinformación o miedo, generan mitos en torno a la práctica de la sexualidad de sus hijos.
“Los padres tienden a relegarlos cuando dicen: «Como mi hijo tiene una discapacidad a lo mejor no va a poder ser mamá o papá»”, explica la especialista. Por otro lado, la reproducción llega a ser un tema de preocupación sobre todo para las madres, mientras que para los padres está la cuestión de si su hijo será o no sexualmente activo. “Es algo cultural”, señala Vázquez Nájera.
Generalmente, los padres de familia llaman «angelitos» a sus hijos, sobre todo cuando padecen algún tipo de discapacidad intelectual, además de utilizar otra serie de calificativos similares con los que tienden a sobreprotegerlos.
Ahora bien, algunos padres tratan a sus hijos como si fueran niños que nunca crecieran o se desarrollaran, a pesar de que una discapacidad intelectual no interfiere en cuestiones como la reproducción o el embarazo. En la opinión de la sexóloga, un ejemplo de lo anterior es la infinidad de casos de personas con síndrome de Down, a quienes sus padres visten como niños, cuando en realidad tienen 15 o 16 años. “Su sexualidad está muy reprimida porque los padres tienden a verlos como unos niños, se tiene la idea errónea de que ellos no pueden tener una vida sexualmente activa, entonces se genera una represión”, señala la sexóloga.
Debido a la falta de información, los padres de hijos con capacidades diferentes les prohíben tener pareja, pues creen que sus hijos no tienen los mismos deseos o necesidades que las demás personas, aunque esta faceta sea una parte esencial de la naturaleza humana.
DE LOS MITOS
De acuerdo con la experiencia de la sexóloga, uno de los mitos más frecuentes es que una discapacidad intelectual inhibirá la práctica de la sexualidad, razón por la cual los padres generalmente optan por prohibirla. Aunque la especialista señala que la sexualidad, va más allá del coito.
Asimismo, explica que, al igual que las personas que tienen imposibilidad para moverse, una discapacidad no interfiere en el hecho de poder sentir placer. En estos casos, se trata de innovar para trasladar las zonas erógenas a otras partes del cuerpo, por ejemplo, los oídos o los labios.
“El trabajo que se hace con las personas con discapacidad, es darles herramientas para que disfruten de su sexualidad echando mano de muchas cosas, lo bueno de nuestra cultura es que somos muy creativos”, recalca la especialista.
La sexóloga reconoce que no es una tarea fácil, sobre todo cuando la discapacidad es adquirida. Aquí el trabajo se enfoca en la autoestima y en brindarles las herramientas necesarias para que disfruten al máximo de su sexualidad. “No son casos perdidos, pero tampoco fáciles, se trata de trabajar con la voluntad de estas personas, porque hay quienes piensan que después de un accidente ya no hay nada”.
LA REPRODUCCIÓN, UN TEMA COMPLEJO
Si no existe un daño en el sistema reproductivo de la mujer, cualquiera que sea su discapacidad, puede quedar embarazada. En el caso de los hombres, sólo por motivos muy específicos se tendrá que solicitar el apoyo de un médico especialista en reproducción.
Según la sexóloga, algunos hombres con discapacidad presentan erección o eyaculación retrógrada, es decir, hacia adentro; y en estos casos se considera necesaria una visita al médico.
Aunque los derechos sexuales y reproductivos de todo individuo establecen que sí se puede tener una vida sexual sana y concebir hijos, además de contar con los servicios de salud que las instituciones públicas y privadas brindan, es necesario determinar si la persona es capaz de cuidar a otro ser humano. Este tipo de cuestionamientos se hace sobre todo en los casos de discapacidad intelectual, pues cuando una persona depende de alguien más, es complicado que se haga cargo de otro ser.
En estos casos, la decisión debe someterse a una serie de evaluaciones donde, a través de peritajes, se determine si una persona es apta o no para ser madre o padre. “Porque también debemos pensar que, por muchos deseos que se tengan, si el bebé terminará quedando a cargo de otras personas que no sean sus padres, entonces se debe ser cuidadoso al hacer esta elección”, señala la especialista, quien reconoce que el derecho sí lo tienen pero que vale la pena analizar cada caso.
Sobre los métodos anticonceptivos, la especialista comenta que en el caso de las mujeres, se pueden utilizar los mismos métodos que emplea cualquier otra persona sin discapacidad, o los que su médico recomiende según sean las condiciones.
Por otra parte, en el caso de los hombres, si por cuestiones físicas no eyaculan o sus espermas son de mala calidad, no habrá necesidad de utilizar ningún método para evitar embarazos no deseados.
PEQUEÑOS AVANCES
En general, el tema de la sexualidad sigue siendo un tabú para la sociedad, más aún para las personas con capacidades diferentes. La sexóloga asegura que gracias a los talleres que se han impartido en instituciones como el Centro de Rehabilitación y Educación Especial (CREE) a padres de familia, se ha avanzando lentamente, pero al mismo tiempo reconoce que aún hay mucho por hacer.
El primer paso es capacitar al personal sobre el tema, después a los padres y en última instancia a los discapacitados, sobre todo si se trata de menores de edad. La especialista considera necesario y urgente abordar este tema con expertos, debido a que en instituciones especializadas en el tratamiento de personas con capacidades diferentes, sólo se brindan terapias de rehabilitación, atención médica y consultas psicológicas, pero rara vez se abordan temas como éste . “En el tema de la sexualidad vamos avanzando muy despacio. Creo que hace falta invertirle y apostarle más tiempo a difundir estas cuestiones”, indica.
La especialista asegura que las manifestaciones sexuales en personas «normales» y en personas con alguna capacidad diferente, son exactamente iguales. El hecho de que tengan una discapacidad no altera su desarrollo sexual, se sigue presentando igual, “Hay erecciones, sueños húmedos y ganas de formar una pareja”, señala.
Por ello, la sexóloga invita a los padres de familia a que busquen información y el apoyo de especialistas para aclarar las dudas y mitos que tengan al respecto. “Si tanto se han preocupado por sus hijos, y si los aman, deben dejarlos ser..., porque al fin y al cabo lo que uno busca es que sean felices”, concluye.
EN EL CINE
De acuerdo con el blog “El cine como estrategia didáctica”, el séptimo arte ha contribuido a que el tema de discapacidad y sexualidad, dejen de ser una asignatura pendiente. Ejemplo de ello son filmes como:
1.- Nacional 7: es la historia de una enfermera a quien se le confía el cuidado de un hombre que con una enfermedad degenerativa. Éste le confiesa que desearía tener relaciones con una mujer antes de que su enfermedad avance.
2.- Yo también: historia del primer europeo con síndrome de Down que pudo obtener un título universitario.
3.- Gaby, una historia verdadera: adaptación de la biografía de Gabriela Brimmer, poetisa y escritora que nació con una parálisis cerebral. Sin embargo, Gabriela logró acceder hasta la educación universitaria.
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FUENTE: Psicóloga especialista en sexología, Hilda Paola Vázquez Nájera.

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