Texto publicado por stocking

Temía.

Temía estar solo, hasta que aprendí a valorarme y aceptarme a mi mismo.

Temía fracasar, hasta que me di cuenta que mi único fracaso es el no intentarlo.

Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que comprendí que de todos modos opinarían de mí.

Temía que me rechazaran, hasta que entendí que si yo me rechazaba o no me aceptaba, todos terminarían rechazándome.

Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es la base del crecimiento.

Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.

Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo.

Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.

Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mi mismo.

Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.

Temía al pasado, hasta que comprendí que no podía herirme más.

Temía a la oscuridad, hasta que vi la belleza de la luz de una estrella.

Temía al cambio, hasta que vi que aún, la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.

Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida. y si nos sentimos desfallecer, no olvidemos que "al final siempre hay algo más".

El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor.

Y el miedo no sólo expulsa al amor; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda;

y al final, los miedos no superados a su debido tiempo, despojan al hombre de aquello que los caracteriza...la humanidad misma.