Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

Salud con vitamina d: artículo.

Salud con vitamina D
Según expertos internacionales, los lactantes, niños y adolescentes muestran
carencia de vitamina D
Autor: Por MONTSE ARBOIXFecha de publicación: 18 de agosto de 2013

- Imagen: amoeda -La vitamina D es fundamental para el organismo. Sus funciones
van desde la contribución al desarrollo y mantenimiento del sistema
musculoesquelético, hasta la prevención de enfermedades, como las
cardiovasculares, algunos cánceres e infecciones. Se obtiene por la ingesta de
determinados alimentos y se sintetiza mediante la exposición solar. A pesar de
su importancia, en fechas recientes, expertos internacionales han alertado de
que la población infantil, de manera generalizada, tiene un déficit en este
micronutriente. Por eso insisten en la importancia de proporcionar un suplemento
durante el primer año de vida. A continuación se detalla el papel de la vitamina
D en la salud y qué consecuencias conlleva su déficit. Además, se señala qué
alimentos son fuente de vitamina D.
Niños en riesgo de falta de vitamina D La población infantil tiene bajos niveles
de vitamina D, según ha informado el Comité de Nutrición (CoN) de la ESPGHAN
(European Society for Paediatric Gastroenterology Hepatology and Nutrition),
integrado por 10 miembros de distintos países europeos, entre ellos España,
representada por la profesora del departamento de Pediatría de la Universidad de
Granada, Cristina Campoy Folgoso.
Los especialistas del CoN, tras la revisión sistemática titulada 'Vitamin D in
Healthy European Paediatric Population', han lanzado una serie de consejos para
prevenir la carencia de la vitamina. Para ello, ven necesario, durante el primer
año de vida, tomar un suplemento oral de 400 unidades internacionales (UI) de
vitamina D y animan a los profesionales de salud al cuidado de esta franja de
población para asegurarse de que esta medida se lleva a cabo.
La exposición solar necesaria para sintetizar la vitamina D es de unos 15 a 30
minutos al día La revisión, publicada en el 'Journal of Pediatric,
Gastroenterology and Nutrition', también señala que entre los europeos de 2 a
los 18 años, los niveles de vitamina D son menores de lo que cabría esperar,
pero aún no se ha demostrado la necesidad de administrarles suplementos de forma
generalizada. En cambio, reclaman a las autoridades pertinentes que adopten
estrategias para mejorar el estado nutricional de este micronutriente según las
condiciones de la zona.
Como ya apuntaba Ángel Gil, presidente de la Sociedad Española de Nutrición, en
declaraciones recientes a EROSKI CONSUMER, "la hipovitaminosis D tiene una alta
prevalencia mundial: mil millones de personas poseen una concentración baja del
metabolito activo". La exposición solar necesaria para sintetizar esta vitamina
es de unos 15 a 30 minutos al día; sin embargo, este experto asegura que el
problema en un país como el nuestro, con tantas horas de sol, son el excesivo
uso de cremas solares, porque llevan filtros de rayos ultravioletas que son
justo las que influyen en su síntesis.
Por ello, la población en riesgo de presentar carencia, según los especialistas
de la CoN de la ESPGHAN, son: niños y adolescentes con exposición solar escasa
(por empleo excesivo de cremas con fotoprotector alto, con poca exposición solar
o porque vivan en países nórdicos), niños obesos y los lactantes que no reciben
el suplemento oral de vitamina D recomendado.
El papel de la vitamina D en salud Está claro que la vitamina D es un
micronutriente esencial para la vida. Entre sus acciones figura la de regular el
metabolismo del calcio y del fósforo, por lo que contribuye a la mineralización
ósea. Es por ello que un déficit en las etapas de desarrollo puede provocar
raquitismo y osteomalacia. También, su carencia en la edad adulta puede
favorecer la osteoporosis, debilidad muscular y fracturas.
En el sistema cardiovascular también tiene un papel fundamental: las últimas
investigaciones al respecto, realizadas en el Intermountain Medical Center de
Murray, en Utah (EE.UU.), señalan que una mínima deficiencia en los niveles de
vitamina D ya desencadena diferencias en la casuística de infartos, ictus,
insuficiencia cardiaca o muerte; es decir, su carencia se relaciona de manera
directa con eventos cardiovasculares y fallecimiento.
De la misma manera, se ha podido demostrar que actúa como mecanismo de defensa:
tener niveles adecuados ayuda en procesos infecciosos, como la gripe, y a los
fumadores, a ser menos propensos a sufrir enfermedades pulmonares crónicas. Por
el contrario, quienes tienen deficiencia de vitamina D, sufren infecciones
repetidas de las vías respiratorias.
También las investigaciones sustentan que tener niveles apropiados de vitamina D
contribuye a la cicatrización de las heridas y que previene el desarrollo de
algunos tipos de cáncer, como el de colon, de próstata y mama, el cáncer que más
afecta a las mujeres.
Dónde está la vitamina D
La vitamina D es una de las más difíciles de incorporar en la dieta, ya que hay
pocos alimentos que la contengan de manera natural. Entre los que son fuente en
este micronutriente están la grasa de los productos lácteos (queso, mantequilla,
crema de leche), el pescado graso (como el atún, la caballa o el salmón) y las
ostras. En consecuencia, muchos alimentos se enriquecen con D2 (ergocalciferol)
y D3 (colecalciferol), como cereales para el desayuno, margarinas y alguna
bebida vegetal, como la leche de soja.
Hay que tener en cuenta que si se consumen de lácteos desnatados o
semidesnatados para disminuir el aporte de energía, se reduce la ingesta de
vitamina, y habría que considerar otra entrada, ya sea con alimentos
suplementados o mantequillas enriquecidas y pescado, sobre todo azul, en una
cantidad importante para conseguir los niveles adecuados.
Los requerimientos diarios son entre 400 y 600 UI de vitamina D, aunque las
embarazadas necesitan hasta 500 UI y los niños prematuros, hasta 1.000 UI al
día.
Sin embargo, no hay que perder de vista que esta vitamina se almacena en los
tejidos grasos y precisa de la acción de los rayos del sol para incorporarse a
la circulación sanguínea.