Texto publicado por Ma. Guadalupe Hernández Méndez

Diario de un ciego 15 (hojas sueltas)

Lo que alguna vez callé…

Ven… me dijo con la voz quebrada por la emoción de un sentimiento largamente dormido y, sin esperar respuesta tomó mi mano y me condujo hasta la pista de baile.
Empezamos a bailar… yo temblando levemente mientras él me sostenía en sus fuertes brazos… ¿Cuánto tiempo había pasado desde la primera vez que bailamos aquel vals? Mi mente como un flash trajo recuerdos hermosos… ¡aquel vals!... yo vestida de novia, el traje blanco, la fiesta, las flores, mi familia, amigos y sobre todo las ilusiones… ¡demasiadas ilusiones!... tú con tu traje azul y aquel ramito de azahares en la solapa, me parecías el hombre mas guapo del mundo y por si fuera poco tu sonrisa era la exaltación de una felicidad completa.
Y aquel vals…
Otro flash en mi mente.UTú y yo tomados de la mano por un jardín encantador… las flores exhalaban un suave aroma, los pájaros cantaban, el viento susurraba en nuestros oídos un himno al amor. En cada espacio resonaban tus pasos. Cada pasaje, fuente o árbol de aquel lugar guarda aún tu perfume y el eco de tu risa resuena en cada rincón. Sigo apretadita a ti y pienso ¿qué nos pasó? ¿Qué se rompió entre nosotros?
De nuevo el flash; un parque en el que yo practicaba en una bicicleta, feliz de andar ahí con mis amigas, todo era alegría y diversión, mientras jugaba una carrera con ellas, me distraje al ver unos ojos negros que me miraron fijamente llenos de risa y ternura… el impacto fue terrible, no supe ni como pero fui a quedar exactamente encima del dueño de aquellos ojos. Los mismos ojos negros que ahora me miran con una extraña emoción mientras sus brazos me aprietan con mayor fuerza. Y pienso, mientras el vals sigue sonando dulce en mis oídos, ¿qué sucedió en realidad?
Otro flash. Un sanatorio, muchos médicos… nuestro bebé…un problema de nacimiento…estaba ciego… nuestro llanto no iba a remediar nada… pero nuestro amor si…
Sin embargo un año mas tarde simplemente dijiste que no podías soportar ese dolor y nos dejaste solos. Lo sé, nunca nos ha faltado nada material pero eso no basta. Por eso no termino de preguntarme ¿qué fue lo irremediable para ti?
Ya termina el vals…me conduces a mi lugar mientras repites suavemente, gracias por ser así, fuerte, educada, correcta, inteligente…pero fría, muy fría.
tus palabras resonaron en mis oídos, junto con el último acorde del vals y mientras mi hijo, quien ya no es el niño desvalído que un día abandonaste en mis brazos sino todo un psicólogo, me toma la mano y salimos de ahí, su fiesta de graduación, yo solo puedo pensar “que estúpido eres, soy todo cuanto has dicho pero…¿fría?” ¿crees que si fuera fría hubiera luchado como lo hice por sacar a mi hijo adelante, solo míralo, él se defiende porque lo he enseñado a ser un triunfador, porque yo encendí en él el deseo de vivir y superarse, en cambio tú…
Pero esto nunca lo sabrás, entre todo también he aprendido a callar y perdonar y así lo hice mientras el vals mas dulce del mundome envuelve en sus sonidos. Fin.