Enlace publicado por Jose Ignacio BW

Los fantasmas de Dickens

David Aliaga Muñoz habla sobre Dickens en el programa Espacio en blanco
(En el enlace el podcast 54 minutos)

"Entre sus cosas buenas no podemos olvidar su capacidad para contar historias de fantasmas. Tenía una especie de enganche con ellos (John Foster)

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En el 200 centenario del nacimiento de uno de los escritores ingleses más famosos de la historia, Charles Dickens, una de las cosas de la que más se habla es del significado de las constantes presencias fantasmagóricas en sus historias.

Interés por los espectros

Según lo explica uno de sus biógrafos Peter Ackroyd la absoluta entrega de Dickens a las historias de fantasmas tiene que ver con la cultura inglesa, responde a una vieja tradición de la literatura
de su país. Cabe señalar que el pasado año Ackroyd publicó un homenaje a esa tradición inglesa, una obra titulada “The english ghost”, donde recogió cientos de historias de fantasmas cuyos protagonistas creían eran reales.

En la muestra de “British Library” se afirma que Dickens no creía en los fantasmas como si se tratasen de apariciones, sino como si fueran fenómenos relacionados con la mente, el ilusionismo. Y que develar los misterios de este asunto era su principal obsesión

Es Dickens quien escribe en el cuento “Juicio por asesinato”, perteneciente al libro “Para leer al anochecer”:

Sin embargo, las historias de fantasmas de Dickens dejan ver claramente que aquello que más interesaba al escritor eran las apariciones y las premoniciones y conseguía transmitir con tal veracidad sus especulaciones que cabría preguntarse ¿vio Charles alguna vez un fantasma?

Lo cierto es que nunca lo dijo pero, teniendo en cuenta que tuvo una infancia bastante dura y que pasó un tiempo en un orfanato, escenario donde ocurren algunas de sus historias, podríamos creer que posiblemente su imaginación fuera más allá de la realidad pero con tal desenfreno y confianza que lograra que todos esos fantasmas surgidos en su triste historia se manifestaran en la realidad y lo torturaran como si fueran seres reales.

La fama de Dickens

Charles Dickens se encuentra entre los escritores que más han marcado la literatura del siglo XIX, encotrándose su nombre a la par que el de Balzac, Dumas y las hermanas Brontë.

Su obra que le consiguió más méritos fue “Cuento de Navidad”, una historia de fantasmas que, según expresan algunos historiadores, gracias a su publicación en 1843 el festejo de la navidad que se hallaba entonces en decadencia resurgió y la convirtió en una de las fechas socialmente más importantes del año.

De todas formas es necesario aclarar que no fue su obra más importante ni trabajada, ya que tanto “Oliver Twist” como “David Copperfield” aportaron ambas conocimientos fundamentales para la sociedad, sobre el trato que recibían los niños en los orfanatos y la pobreza que trae el desarrollo industrial.

Los fantasmas de Dickens forman parte sobre todo del presente, son seres que encarnan historias morales y de redención, que nos avisan sobre lo que va a ocurrir o, incluso como en el relato Juicio por asesinato, que ayudan a arreglar el presente, son seres de ese mundo en constante y urgente cambio en el que se forjó su literatura.

Sin duda fue Dickens el escritor inglés que mejor supo retratar a su tierra y difundir la cultura inglesa por todo el mundo, gracias a su indiscutible talento y al éxito que tuvieron sus historias. En sus historias tuvieron importancia los miserables, los oprimidos, los más necesitados, esos que se ocultaban al resto del mundo. A través de la literatura el autor militó en favor de los desharrapados y encontró un público dispuesto a escucharle, los cuales tomaron cada una de sus historias como si se tratara de una doctrina a la que debía obedecerse.

Presencia de los fantasmas en la vida de Dickens

Podemos asegurar que Dickens estuvo rodeado de fantasmas, comenzando por esa niñera que tuvo siendo niño a la que le tenía tanto miedo quien le transmitió el miedo por las historias siniestras, de aparecidos que venían en busca de sangra o la cabeza del pequeño Dickens. Posteriormente los fantasmas no le abandonaron, los vio en la cárcel donde fue a visitar a su padre, en los hospicios y en las escuelas, y supo hacer algo bueno con ellos, transmutarlos en fascinantes historias. Todas sus experiencias invadidas de un vaho siniestro fueron imprescindibles para que pudiera crear personajes fantasmagóricos que enriquecieron su obra y la literatura victoriana en particular.

Se dice que el inglés victoriano era un hombre supersticioso y que creía en supercherías, entonces Dickens les brindó exactamente lo que esperaban, historias estremecedoras, escalofriantes y rodeadas de muerte, narradas de forma esplendorosa y capaces de hacer temblar de miedo a sus lectores.

La navidad es otro elemento que se encuentra presente en la mayoría de las historias de fantasmas; ella es otra de las obsesiones del autor. Según se ha explicado, esta fascinación de Charles por esta época del año puede responder a dos cuestiones, por un lado porque ella consiste en una de las épocas idóneas para contar historias en familia; por el otro, en esa obsesión se reflejaba su nostalgia, su tristeza por la pérdida de los buenos momentos, esos recuerdos profundos escondidos en algún peldaño de su alma.

Los fantasmas merodearon cerca de Charles a lo largo de toda su vida, anidaron en su alma y le impusieron la tarea de contar sus historias, de hacer públicas sus realidades. Charles Dickens siempre miró hacia adelante y escribió toda su vida, como si no hubiera pasado por lo que le había tocado; sin embargo la nostalgia y la tristeza no se despegaron de él ni un sólo día. Los recuerdos tormentosos emergieron una y otra vez, y los explayó en algunas de las páginas más memorables de la literatura.

Los fantasmas son en la obra de Dickens fundamentales protagonistas, es irónico pensar que aquellos que posiblemente no le hayan dejado descansar tranquilamente durante su vida, sean los responsables hoy de permitir que el escritor siga viva y sea uno de los autores de historias fantasmagóricas más leído de todos los tiempos.