Texto publicado por Miguel de Portugalete

lo poco que sabemos lo sabemos entre todos

Javier Romero, etnomusicólogo, creador del método Bapne
Tengo 38 años. Nací en Las Palmas de Gran Canarias y vivo en Alicante. Soy
licenciado en Geografía e Historia y doctor en Musicología. Las
instituciones deben favorecer el desarrollo humano de acuerdo con los nuevos
enfoques científicos y las inteligencias múltiples.

Caja de ritmos.

Se doctoró en Musicología y Dirección de Orquesta en Berlín, estudió
guitarra clásica en Granada y un máster en Música del Mundo en EE.UU. Es una
sorprendente caja de ritmos. Viajó sobre todo por África para entender cómo
gesticula el cuerpo y cómo habla a través de la voz y la percusión corporal.
Luego, con neurocientíficos, biomecánicos, psicólogos y anatomistas concibió
el método Bapne para desarrollar las inteligencias múltiples mediante la
didáctica de la percusión corporal y ofrece seminarios en distintos países y
ciudades (www.percusion-corporal.com). Ha participado en las jornadas El
cuerpo sonoro en CosmoCaixa Barcelona.

En la tribu gnawa (Marruecos) cuando alguien se pone enfermo le hacen bailar
al ritmo de un sonido específico que hacen con las palmas.

Quien baila, su mal espanta, dice la sabiduría popular.
Son tradiciones ancestrales, como la tarantela italiana contra la picadura
de la tarántula: le cantaban al infectado una canción de ritmo trepidante y
le hacían bailar de forma que el veneno no se quedara estancado y tuviera
más posibilidades de sobrevivir.

¿Todas las culturas ancestrales otorgan poderes al ritmo, la percusión
corporal y los cánticos?
Sí. Cuando por ejemplo una pareja de inuits tiene un bebé, ambos le componen
una canción. Para cada fase importante de su vida tendrá otras, pero cuando
muera volverán a cantarle la de su nacimiento. Los llaman cánticos
personales.

Es una bonita manera de morir.
Somos seres musicales, corpóreos y de movimiento. Mis investigaciones me han
llevado a crear el método Bapne, de percusión corporal, una técnica que
incorpora principios de ámbitos tan variados como la biomecánica, la
anatomía, la psicología y la neurociencia.

¿Y qué sabemos neurológicamente de la percusión corporal?
Que si cantamos y bailamos de forma comunitaria a la vez que utilizamos la
percusión corporal (darnos palmas en determinados lugares del cuerpo,
chasquear los dedos...), estimulamos nuestro cerebro.

¿Con qué resultado?
Lo primero que se nos activa es la glándula pituitaria, donde se produce la
oxitocina. Esa hormona nos produce seguridad y confianza. Pero nuestra
finalidad fundamental es desarrollar las inteligencias múltiples.

¿Son muchas?
Fue el psicólogo, investigador y profesor Howard Gardner el primero en darse
cuenta de que no existe una única inteligencia, sino varias.

¿Y cuáles son esas inteligencias?
Todos somos capaces de conocer el mundo a través del lenguaje, del análisis
lógico-matemático, de la representación espacial, del pensamiento musical,
del uso del cuerpo para resolver problemas o hacer cosas, de una comprensión
de los demás individuos y de una comprensión de nosotros mismos.

¿Qué investigaciones se han hecho con su método de percusión corporal?
Está demostrado a nivel neurocientífico y educativo que la percusión
corporal es una de las formas más brillantes de educar. Es interesante ver
cómo se activa el cerebro si lo estimulamos desde esos ocho ángulos.

Póngame un ejemplo.
Los estudios ponen en evidencia que cantando, bailando y percutiendo con
nuestro propio cuerpo mejora susceptiblemente el aprendizaje de las
matemáticas o el lenguaje, la concentración y la comprensión en niños. Y hay
diferentes estudios que demuestran la mejoría en el tratamiento del
parkinson y lesiones cerebrales.

¿Son movimientos específicos?
Sí, muy específicos, no se trata de coreografías. Le sorprenderá saber que
determinados movimientos acompañados de determinadas percusiones corporales
equivalen a estar media hora jugando al bádminton o 35 minutos corriendo.
La percusión corporal nos convierte en consumidores de nuestro propio
cuerpo, nos conecta con nosotros mismos; y también nos conecta con los
otros, con los que debemos interactuar, lo que produce una sensación de
bienestar muy positiva, sin olvidar que lo poco que sabemos lo sabemos entre
todos.

¿Qué me recomienda que haga?
Todas las mañanas, al levantarse, cante, y por las tarde váyase a bailar,
exprésese con el cuerpo, que la palabra no exista, que su cuerpo fluya; pero
es importante que baile con otros.

¿Y si eres arrítmico?
No creo que haya arrítmicos. Según el entorno, cada cual desarrolla más unas
que otras inteligencias múltiples. Para desarrollar el ritmo es
imprescindible gatear.

¿Me pongo a gatear de nuevo?
Es ya mayorcita para eso..., mejor baile y ya irá educando el ritmo. Hay
tradiciones antropológicas que no se pueden perder. Hoy sabemos que el juego
de las niñas de cantar y palmear unas con otras las manos, a veces en
círculo, potencia a la mujer su capacidad de hacer varias cosas a la vez.

Parecía un juego muy sencillito.
Pues no lo es: se aprenden una canción complicada, mueven las extremidades
superiores, interactúan con sus compañeras y con lo de fuera cuando les
hablan, y son capaces de hacerse la coleta a la vez que palmean.

¿Un juego cognitivamente completo?
Muy completo: cantan, memorizan, coordinan, interactúan y están pendientes
de lo de fuera. Se ha comprobado neurológicamente que eso tiene una
estimulación tremenda.

¿Con el fútbol no se consigue?
No. A los niños se les educa la fuerza, la potencia y la resistencia, pero
no la lateralidad, la alternancia de la parte derecha con la parte
izquierda, que es fundamental.

Ima Sanchís.