Texto publicado por Miguel de Portugalete

Irene Villa la magia del sudor Solidaridad Accesible elmundo es

Irene Villa la magia del sudor Solidaridad Accesible elmundo.es
Xaime Méndez Baudot @ 09-07-2013 20:27

Santander.- Irene Villa narra la ayuda del deporte a los discapacitados para
seguir adelante. "Si tú no ves las barreras, desaparecen", afirma.
Este relato no va a empezar con la niña Irene que se despierta en un hospital, a
principios de los 90, sin piernas. Tampoco comenzará con esa Irene famosa por
ser el recuerdo vivo de la barbarie, sino que va a arrancar con Irene Villa, la
medallista en esquí alpino adaptado.
Y lo es por cabezonería. Un día, como favor y por poner rostro a una promoción
de este deporte para la Fundación También, que promueve el desarrollo de deporte
en personas discapacitadas física o psíquicamente, lo probó. Su intención:
"Recoger e irme a casa". Pero su ego se lo impidió. "Me caí tantas veces que
dije: '¡No se me va a resistir!'". Logró superarse, una vez más, y ahora dedica
el tiempo que le sobra de ser madre y esposa a competir.
Para las personas que han visto cómo la vida (o personas) les ponen barreras
físicas el deporte es una fuente de vida, "un motor diario", como apunta Irene
Villa. "Es básico para la fortaleza y autonomía ya en los pequeños para que cada
uno consiga su parcela de independencia", ha manifestado la, digámoslo de nuevo,
medallista española durante su intervención en los cursos Deporte solidario de
la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
"No hay excusa para no sobreponerse", y si bien hay que interiorizar unos
principios (el primero y fundamental, quererse a uno mismo) el deporte es el
salvoconducto para olvidar las limitaciones.
Irene quizá sea el rostro más popular, y su relevancia y su sempiterna sonrisa,
ésa que ella misma dice "es la mejor arma", 'arrastran' a otros a una escapada
del día a día de rehabilitación y obstáculos. Entonces, en ese momento, aparece
la magia.
"Los psicólogos a veces hablan de liberar monoaminas con el chocolate o
psicofármacos para mejorar el estado anímico... A todo eso le gana el deporte
mil veces", se expresa Irene Villa clara y sin zigzaguear como en la nieve.
Una magia que a veces también es médica, como el caso de una chica del equipo de
esquí de Villa, que logra hacer cosas que los médicos le habían dicho que era
imposible. Gracias, como recuerda, a la disposición de organismos como la
Fundación Incorpora pero gracias y sobre todo, a su propio empeño.
La actividad física adaptada permite a estas personas llegar a sitios
difícilmente imaginables. Y quien sabe si a algo más, como fue el caso de la
propia Villa, que además de retos y sensaciones perdidas también encontró a su
marido en una convención deportiva.
Magia y solidaridad son aspectos que quizá los deportistas habituales no
destacan, pero que para los adaptados son las dos cualidades sin las que,
probablemente, no estarían donde están, sino que habrían aceptado una vida de
limitaciones.
Deporte como conquista
El reto mueve a estos discapacitados. Llegar más allá y, tras conseguirlo, ir un
poco más lejos. "El deporte es mejorar tus capacidades", es el llamamiento de
Irene. Porque los discapacitados llegan con el mensaje de que en las situaciones
adversas la gente saca lo mejor de sí muy interiorizado, por lo que el salto al
deporte es, mentalmente hablando, sencillo.
"Decir 'no puedo' es la única barrera", reconoce la madrileña. Incluso va más
allá, como suele hacer ella en la vida, y afirma que "el ejercicio físico es
paz, control, equilibrio y autoestima".
Cuatro valores para infinitas posibilidades, como las que también muestra la
nadadora paralímpica Teresa Perales, la atleta paralímpica española con más
medallas. Aunque al cuello le luzcan 22, son más las preseas que guarda en el
haber de la superación.
Por enfermedad, atentado o cualquier vicisitud uno puede ver su vida cambiada,
que no truncada en la acepción de quitar a alguien ilusiones o esperanzas. Y si
esto sucede, siempre quedará el refugio del deporte, un motor que hace que las
barreras desaparezcan o, para los pesimistas, se difuminen entre gotas de sudor.

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