Texto publicado por Jaime Nelson Arboleda Barrera

El cierre de la falda.

EL CIERRE DE LA FALDA.
Cuando el autobús se detuvo a recoger a los pasajeros ella se dio cuenta de que su falda era demasiado estrecha para permitirle dar el paso para subir.
Algo avergonzada le sonrió al conductor y llevó la mano hacia atrás y bajó un poco la cremallera de la falda pensando que tal vez eso ayudaría. Intentó
subir, pero no pudo.
Sintiéndose todavía más avergonzada, bajó la cremallera un poco más y volvió a intentar subir al autobús, pero sin éxito. Casi llorando de la vergüenza
se bajó del todo la cremallera, pero tampoco pudo subir al autobús.
Entonces el tipo alto que estaba tras ella en la fila la levantó por la cintura y la subió al autobús.
Furiosa, se volvió hacia el buen samaritano y le gritó:
¿Cómo se atreve a tocarme? ¡Yo a usted no lo conozco!
El hombre con una amplia sonrisa, dijo suavemente:
Bueno, señora, yo normalmente no hago esas cosas, pero después de que usted me bajó 3 veces la cremallera de la bragueta, ¡me figuré que ya éramos amigos!